Entre el 3 y el 13 de octubre, Ecuador vivió fuertes protestas desatadas por ajustes económicos ordenados por el presidente Lenín Moreno en los que se incluía el retiro del subsidio a los combustibles.
Dos meses después, la embajadora ecuatoriana en el Perú, Eva García, defiende que su país pudo vencer un “intento golpista” liderado por fuerzas externas que –asegura– se aprovechan del descontento para sembrar la violencia y el caos en los países de la región.
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— ¿Cuál es el estado actual de la crisis?
El 13 de octubre, quienes se manifestaron dieron paso a una etapa de conversaciones. El gobierno ha generado un diálogo abierto con todos los sectores. Ecuador es un país de paz. Nosotros hemos tenido muchas movilizaciones indígenas, pero nunca había pasado lo que ocurrió en octubre, con grupos externos vandalizando y desnaturalizando lo que es un movimiento de protesta normal, que en democracia es perfectamente compatible con cualquier gobierno.
— ¿Cómo definiría lo que pasó?
Es claro que en Ecuador hubo un intento golpista. Un intento de derribar al gobierno, un régimen constitucional, con un presidente que es un líder indiscutible, que es un demócrata y una persona muy partidaria del diálogo. Hubo otras cosas detrás de esto, no fue simplemente una protesta por estar disconformes con la eliminación del subsidio a un combustible. Porque si usted se pone a analizar la situación económica en la que está Ecuador, provocada por un endeudamiento irresponsable del anterior gobierno y un manejo político poco acertado, verá que el país no está para seguir manteniendo subsidios que en realidad no benefician a la población ecuatoriana, benefician al contrabando y a otros grupos poderosos.
— ¿Cuánto debilitó la crisis a Lenín Moreno?
Yo creo que esta crisis, como todas, es una oportunidad para profundizar el diálogo, para llegar a todos los sectores, a todos los confines del país, y eso es lo que se está haciendo. El presidente está haciendo a un lado su convicción de la oportunidad y de la pertinencia de terminar con el subsidio. Se prestó para el diálogo, depuso la medida y ahora está proponiendo nuevas soluciones. Entonces, esto le ha permitido fortalecerse. Yo no hablaría de un gobierno débil.
— La empresa estatal Petroamazonas dijo que las protestas y la paralización de actividades en el sector petrolífero causaron pérdidas por US$137 millones. ¿Cómo hará el gobierno para contrarrestar estos daños sin exacerbar los ánimos?
Y fue mucho más, diría yo. Ecuador es un país dependiente en su producción y exportación de petróleo, el que deje de producir y de vender significa que tenemos menos ingresos para cubrir todo aquello que tiene que pagar el Estado. Por lo pronto los sectores estratégicos están con la debida protección y yo creo que hay toda una corriente ciudadana decidida a defender lo que es del país. La ciudadanía se ha manifestado de múltiples formas, muchos ecuatorianos han declarado a los periódicos que ellos no van a permitir que la violencia entre en sus barrios.
— El gobierno también ha enfrentado reveses en el Congreso, donde no se aprobó su primer plan económico y se tuvo que presentar otro.
Lamentablemente, y esto es parte de lo que se ve en democracia, no todo mundo tiene conciencia y objetivos claros. Ahora se ha presentado un nuevo proyecto de solo 50 artículos que si bien no va a recaudar los 1400 millones de dólares que el primero planteaba, es un proyecto que se ciñe solo a la parte tributaria y que da sobre todo incentivos a la pequeña y mediana empresa. Lamentablemente quedaron fueran temas que realmente el país esperaba. Nosotros necesitamos recuperar 10 años de atraso en el comercio exterior. Mientras nuestros vecinos, Perú es un ejemplo, firmaban acuerdos de libre comercio, acuerdos de complementación económica, Ecuador estaba encerrado y tenemos ese atraso. Sí creo que hay una serie de medidas, puramente tributarias, que van a facilitar mucho este proceso y que van a permitir que el gobierno pueda recaudar algo de lo que necesita.
— El gobierno ha descartado la posibilidad de adelantar elecciones como sugirieron algunos sectores tras las protestas.
El presidente tiene su decisión tomada y él va a seguir hasta cumplir el tiempo reglamentario de su mandato. Nadie ha pensado en adelantar elecciones, se están haciendo todos los esfuerzos por sacar al país adelante. Un país no puede estar cambiando gobiernos cada vez que a un grupo minúsculo se le ocurre, solo porque están pensando en sus intereses.
— ¿Cómo ve la situación de Ecuador en medio de la convulsión en la región?
Yo creo que esto es un modelo que se ha querido replicar en algunas naciones con la intención de volver a prácticas que no dieron buenos resultados en otros países. Nosotros vemos países que están en una situación de crisis permanente, en los que su paso por el socialismo, de la manera en la que se llevó, no dio bienestar a su población, todo lo contrario, sus indicadores económicos han caído, la pobreza ha aumentado, la estabilidad se ha perdido. Son países que viven permanentemente convulsionados políticamente. Ecuador no es un país de manifestaciones diarias o de revoluciones diarias.
— ¿Qué diferencia a la crisis en Ecuador de la del resto de países?
No debemos olvidar que detrás de esto hay algo que es común y que es no propio de los países. Se trata de fuerzas externas siguiendo consignas que están instigando violencia en nuestros países. Yo creo que la protesta evidencia que hay un descontento y es algo a lo que tienen derecho todos los pueblos, pero la protesta en orden, sin destruir bienes que son de todos. Alguien que destruye el metro no tiene perdón, eso es algo instigado de afuera para sembrar el caos. En Ecuador se pudo controlar porque creo que hasta los mismos movimientos indígenas se dieron cuenta de que estaban siendo utilizados por quienes actuaban con violencia, por quienes quemaron el edificio de la contraloría.
El elemento diferenciador entre los países es la percepción de equidad que tiene cada mandatario. En otros países probablemente muy boyantes, que son íconos de desarrollo, quizá hay extremos que marcan una diferencia entre una excesiva prosperidad y una extrema pobreza. En Ecuador, esos estándares de extrema pobreza son bajísimos.
— ¿Qué es lo que está aprendiendo la región de todo esto?
Que se aprovechan del descontento fuerzas externas que son los que han sembrado la pobreza, el éxodo terrible en Venezuela. Tenemos instigadores que lo que quieren es tomar el poder.
— ¿La crisis ha tenido algún impacto en la relación con Perú?
La relación con Perú pasa por su mejor momento. Acabamos de tener un gabinete binacional excelente, un encuentro presidencial y gabinete ministerial. Nuestras cancillerías y ministerios trabajan por lograr verdaderas alianzas de desarrollo, particularmente por lograr no solo una dinamización del comercio, sino también que las regiones de las fronteras sean regiones de desarrollo y de progreso. Tenemos protocolos de cooperación, tenemos cooperaciones efectivas, incluso entre las fuerzas armadas, convenios para compartir tecnologías, un compromiso para un circuito de turismo, aprovechando que tenemos riquezas comunes. Realmente la relación es muy prometedora.