La crisis social que vive Chile, la más grave desde el fin de la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990), estalló el pasado 18 de octubre cuando se dieron en Santiago enfrentamientos, incendios y ataques al metro en protesta por el alza del precio de los boletos. (Foto: Archivo/Reuters).
La crisis social que vive Chile, la más grave desde el fin de la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990), estalló el pasado 18 de octubre cuando se dieron en Santiago enfrentamientos, incendios y ataques al metro en protesta por el alza del precio de los boletos. (Foto: Archivo/Reuters).
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Redacción EC

Santiago de Chile [AFP/EFE]. Miles de personas volvieron a reunirse este viernes en la céntrica plaza Italia de Santiago para protestar en contra del gobierno del derechista y en favor de profundas reformas sociales en .

Tal como lo vienen haciendo desde hace más de cuatro meses, miles de personas comenzaron a congregarse al caer la tarde en los alrededores de la céntrica plaza Italia, rebautizada por los manifestantes como ‘plaza de la Dignidad’, epicentro de la revuelta social que estalló en Chile el 18 de octubre pasado.

Con pancartas, banderas chilenas y de clubes de fútbol, algunos luciendo capuchas, los manifestantes coparon las cuatro esquinas de este importante lugar, que conecta el centro con el este de la capital chilena. Esta dinámica se ha repetido cada viernes desde que en octubre comenzaron las manifestaciones.

Los enfrentamientos se han tornado habituales en este sector de Santiago, donde la policía desvía el tránsito desde temprano y los pocos locales comerciales que se mantienen abiertos cierran temprano sus puertas para sortear ataques y el abundante gas lacrimógeno que lanza la policía.

En uno de los costados de la plaza, que al cabo de cuatro meses luce con sus calles y veredas casi completamente destruidas, los manifestantes más radicales se enfrentaron con las fuerzas especiales de la policía. Mientras los encapuchados lanzaban piedras y palos, las fuerzas antidisturbios respondían con abundantes chorros de agua de sus camiones cisternas y gas lacrimógeno, constataron periodistas de la AFP.

Piñera habla sobre ataque a metro

El presidente de Chile, el conservador Sebastián Piñera, pidió este viernes “unir fuerzas” contra la violencia luego de que la noche del jueves un grupo de personas intentaran incendiar una estación de metro de la capital que permanece cerrada por los ataques que sufrió al inicio del estallido.

“Llegó la hora de unir nuestras fuerzas, sin ninguna ambigüedad, en contra de la violencia y en favor de la paz”, indicó el mandatario en su cuenta de Twitter.

El ataque tuvo lugar en la estación Los Quillayes, que se ubica en la comuna La Florida, al sur de la capital, y se encuentra cerrada desde octubre, ya que fue una de las más afectadas por la ola de protestas.

Según la empresa gubernamental que gestiona el suburbano, los atacantes se colaron en la estación y prendieron fuego a las boleterías, donde había amontonado material para la reconstrucción de las instalaciones, que previsiblemente iban a abrir sus puertas de nuevo en el último trimestre del año.

El incendió provocó la interrupción del tráfico en parte de la línea 4, pero fue finalmente controlado por los bomberos.

La crisis social que vive Chile, la más grave desde el fin de la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990), estalló el pasado 18 de octubre cuando se dieron en Santiago enfrentamientos, incendios y ataques al metro en protesta por el alza del precio de los boletos.

Según la administración del suburbano, de las 136 estaciones de la capital, 25 fueron incendiadas totalmente ese día y 18 de forma parcial. Solo 18 estaciones salieron ilesas y la compañía calcula que los daños en toda la red ascienden a 376 millones de dólares.

El metro, agregó Piñera en la misma red social, es “la columna vertebral del sistema de transporte público y moviliza casi 3 millones de pasajeros diarios”.

Lo que empezó siendo un llamamiento de los estudiantes a colarse en el metro para protestar contra el aumento de la tarifa se convirtió en una revuelta por un modelo económico más justo, que ha dejado al menos una treintena de muertos, miles de heridos y señalamientos por violaciones a los derechos humanos contra las fuerzas de seguridad por parte de la ONU o Amnistía Internacional.

Las protestas han bajado de intensidad en las últimas semanas, aunque se espera que tomen de nuevo fuerza en marzo con el fin del periodo estival y el retorno a las clases.


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