Santiago. [AFP] Un grupo de encapuchados incendió un camión y una antigua vivienda en el centro de Santiago este viernes, en una nueva jornada de protestas que no dan tregua en Chile, cuatro meses después del inicio de una crisis social que no cesa.
La Plaza Italia, la habitual zona de protestas en Santiago, reunió a miles de personas con banderas y lienzos en una manifestación pacífica que contrastó con los incidentes que se produjeron en calles adyacentes, donde los vecinos se encerraron en sus casas, los comercios estaban tapiados con metal y las señalizaciones de tránsito fueron destruidas por encapuchados.
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Aunque la frecuencia de las protestas ha disminuido notoriamente entre enero y febrero, los viernes siguen siendo días de disturbios. Esta vez, decenas de encapuchados incendiaron la cabina de un camión que estaba empotrado contra un árbol, según constató un periodista de la AFP.
Las mismos personas levantaron también barricadas y provocaron un incendio en un antiguo inmueble de cuyas ventanas salían enormes lenguas de fuego. Varios carros de bomberos llegaron al lugar para combatir ambos siniestros.
Los hechos ocurrieron en la avenida Vicuña Mackenna, que se ha transformado en una zona de vandalismo y enfrentamientos entre manifestantes encapuchados y agentes antidisturbios desde que comenzó la crisis social el 18 de octubre del año pasado.
Cuatro meses después, el estallido social ha dejado 31 muertos en todo Chile y miles de heridos, según cifras de la Fiscalía Nacional.
Para el mes de marzo, la población chilena teme que la violencia se reavive con decenas de marchas que ya se han anunciado en redes sociales en contra del gobierno del presidente Sebastián Piñera.
Desde que comenzaron las protestas, el mandatario ha enviado reformas sociales al Congreso para responder a las demandas que se escuchan en las manifestaciones, pero aún no ha logrado aplacar estas protestas, las más agudas desde que Chile retornó a la democracia en 1990.
En medio de los desórdenes, los chilenos se preparan para el plebiscito que se realizará el 26 de abril, en el que deberán responder a dos preguntas: si quieren o no una nueva Constitución y qué tipo de órgano debería redactarla, una asamblea constituyente formada por legisladores actuales o sólo por miembros elegidos en las urnas.