Migrantes venezolanos duermen a un costado de una carretera de Ecuador en su camino hacia el Perú. (AFP).
Migrantes venezolanos duermen a un costado de una carretera de Ecuador en su camino hacia el Perú. (AFP).
Roger Zuzunaga Ruiz

Cuando el Vic Raiman, de 44 años, se enteró en las noticias de que desde el 25 de agosto el Perú exigirá pasaporte a sus compatriotas, adelantó sus planes y emprendió el viaje de retorno a su natal Maracaibo para traer a su esposa e hijos, que no tienen ese documento, casi imposible de conseguir en su país.

“Yo me vine antes para hacer algo de dinero y ahora me vuelvo por mis dos hijos y mi esposa. Vamos a tener una caminata fuerte, pero ya vengo preparado, mi esposa ya hizo maletas, es llegar y regresarnos”, dijo Raiman el martes a la agencia Efe en un bus en la ruta entre Quito y la ciudad fronteriza de Tulcán.

Antes que el Perú, desde el sábado 18 de agosto Ecuador comenzó a exigir pasaporte a los venezolanos que quieren entrar en su territorio. Aunque el viernes revocó la medida, miles vivieron durante días momentos de angustia.

Quito había hecho el anuncio dos días antes, el 16 de agosto, lo que sorprendió a miles de inmigrantes que ya estaban en ruta hacia el Perú y otros países. Hasta antes de esta medida, los venezolanos ingresaban a Ecuador con su cédula de identidad y a cambio se les sellaba la Tarjeta Andina, el documento que les permite circular libremente por Colombia, Bolivia, Ecuador y el Perú.

Entonces, al verse frenados en la frontera, numerosos venezolanos optaron por cruzar por trochas y pasos ilegales para seguir el viaje (hay 24 en la frontera compartida entre Colombia y Ecuador). Según datos oficiales, el 80% de venezolanos que entra a Ecuador sigue su camino hacia el Perú, Chile o Argentina.

—Coordinación regional—

Las medidas unilaterales del Perú y Ecuador empujaron al secretario general de la OEA, Luis Almagro, a solicitar una reunión urgente del Consejo Permanente, y la misma cancillería ecuatoriana ha convocado una cita de cancilleres de 13 países de la región para mediados de setiembre.

¿Están los gobiernos coordinando acciones para enfrentar la crisis?

Andrés Gómez de la Torre, especialista en temas de seguridad, piensa que hay coordinaciones mínimas, pero agrega que el fraccionamiento de la región, en donde Colombia ha anunciado su salida de la Unasur y Venezuela permanece suspendida del Mercosur y fuera de la CAN, ha impedido una cooperación mayor.

“Tras la convocatoria de la OEA, probablemente se coordinen políticas más o menos comunes, pero esto no necesariamente va a significar que los países den marcha atrás en las medidas que ya han tomado”, enfatiza.

El internacionalista Farid Kahhat cuestionó la postura peruana y ecuatoriana. “Es muy curioso que países miembros del Grupo de Lima, que lleva ese nombre porque se constituyó en la capital de nuestro país y cuyo propósito fundamental es solidarizarse con el pueblo venezolano en su lucha por restablecer un régimen democrático, de manera simultánea adopten medidas restrictivas de la inmigración venezolana, que es consecuencia de ese régimen al cual condenan”.

¿Cómo afrontar el asunto? Para el internacionalista Óscar Vidarte, todos los países de la región deben ofrecer las mismas condiciones para que los venezolanos decidan a dónde ir. “El problema solo puede ser resuelto mediante un manejo conjunto, pues las políticas unilaterales solo van a causar desconfianza entre los países y agudizarán el drama humanitario”.

Gómez de la Torre sugiere que se establezcan medidas como intercambio de información, contrastar la veracidad de los documentos de viaje de los venezolanos y acciones comunes en materia de atención humanitaria.

—Desbordados—

¿Con la exigencia de pasaporte se busca seguridad o frenar la llegada de más inmigrantes? El internacionalista Francisco Belaunde Mato-ssian piensa que la exigencia de pasaporte no garantiza que delincuentes desistan de emigrar. “Los delincuentes siempre son una minoría ínfima entre los migrantes. Entonces, eso no va a solucionar gran cosa. No es una medida útil. Tampoco creo que haga que los venezolanos desistan de salir de su país, pues están desesperados”.

Gómez de la Torre apoya la exigencia de pasaporte, pues explica que del 100% de venezolanos que ha llegado al Perú, el 20% entró con cédula de identidad que, a su juicio, es un documento altamente falsificable. “Este 20% representa unas 70 mil personas, que no es poco. Entonces había que atacar este segmento”, remarca.

Vidarte no está de acuerdo. “El tema de la seguridad me parece que es más una excusa [para impedir el ingreso de más venezolanos] porque así tú pidas pasaporte, los venezolanos que quieran realizar actos delictivos lo harán. Además, no existen estadísticas reales que nos digan que los venezolanos sean un problema de seguridad en el Perú. Mientras no existan cifras, no se puede hablar de un problema de seguridad”.

Farid Kahhat rechaza que países como el Perú cambien su política hacia los venezolanos. “Cuando tú adoptas una política y la cambias en el camino, lo que vas a terminar produciendo es una división de familias, porque los hijos ya no van a poder acogerse a los mismos términos en los que vinieron los padres y se provocará que los inmigrantes lleguen de manera indocumentada o se conviertan en víctimas de tráfico de personas, con lo cual sus perspectivas laborales serán magras. Entonces, la pregunta de fondo es qué resultado va a producir la medida”.

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