Las personas usan máscaras faciales mientras esperan en la fila frente a un banco en Guayaquil el 28 de abril de 2020, en medio de la nueva pandemia de coronavirus. (JOSE SANCHEZ LINDAO / AFP).
Las personas usan máscaras faciales mientras esperan en la fila frente a un banco en Guayaquil el 28 de abril de 2020, en medio de la nueva pandemia de coronavirus. (JOSE SANCHEZ LINDAO / AFP).
/ JOSE SANCHEZ LINDAO
Ignacio Fernández

Perú comenzó a abrir sus fronteras luego de cerrarlas por casi siete meses debido al nuevo . El 5 de octubre fue la fecha autorizada de nuestro país para que se retomen los vuelos internacionales hacia siete países de América Latina, entro los que destaca con y . Esta última ciudad sufrió severamente los estragos de la pandemia en la región.

“La medida es buena siempre y cuando se tomen todas las precauciones. Por ejemplo, que los viajeros pasen por unas pruebas previas, obviamente si dan negativo que pasen, que haya una vigilancia extrema porque ya nos conocemos, ya conocemos cómo son nuestros países (…) Que haya un control y una rigurosidad total de parte de las autoridades y una responsabilidad total por parte de los viajeros”, afirmó el periodista peruano Herbert Holguín, que radica en Guayaquil hace un año aproximadamente.

Somos dos países en los que hay mucho flujo migratorio, más de lo que uno se imagina en Lima y que es necesario volver a la vida que teníamos antes. (…) Más de uno piensa en viajar”, agregó Holguín.

El médico especialista en enfermedades infecciosas de Guayaquil, Washington Alemán, cree que esta reactivación de vuelos entre Perú y Ecuador debe darse con todas las precauciones posibles.

Yo creo que el equilibrio entre lo médico y lo económico es uno de los objetivos a buscar y a tratar de llegar. (…) Entonces, los técnicos muchas veces hemos tenido que ser flexibles ante los pedidos de la reactivación económica”, dijo.

En este momento nos queda muy claro que los métodos de prevención como la mascarilla nos han ayudado a disminuir la transmisión. Lo que yo creo que hay que hacer es tratar de implementar normas como por ejemplo los vuelos, donde el uso de la mascarilla sea obligatorio y de esa manera se puede minimizar –no garantizar– este tipo de actividad económica que forma parte también de la reactivación de los pueblos”, añadió Alemán.

Mujeres miran un cuerpo que se dice que estuvo acostado durante tres días afuera de una clínica cerrada en Guayaquil, Ecuador, el 3 de abril de 2020.  (STR / Marcos Pin / AFP).
Mujeres miran un cuerpo que se dice que estuvo acostado durante tres días afuera de una clínica cerrada en Guayaquil, Ecuador, el 3 de abril de 2020. (STR / Marcos Pin / AFP).
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“Catástrofe sanitaria” en Guayaquil

Imágenes de cadáveres en las aceras, desesperación de la ciudadanía por el colapso en los centros hospitalarios y la falta de reacción de las autoridades hicieron que los contagios y muertes suban exponencialmente en Guayaquil y la sitúen como el foco de la pandemia en Ecuador.

“El coronavirus fue un gran problema en Guayaquil. En los meses de marzo y abril se vio gente muerta en las calles, los hospitales totalmente colapsados, gente falleciendo en sus casas porque no había a dónde llevarlas, en fin, todo lo que se vio fue súper fuerte, doloroso. (…) Mis amigos guayaquileños me decían que, salvo un incendio de hace décadas, nunca habían vivido una tragedia tan grande como esta”, manifestó el periodista Herbert Holguín.

Por su parte, el experto en salud pública sostiene que lo vivido en Guayaquil fue "muy particular en el sentido de que fue una epidemia explosiva con un crecimiento muy rápido que afectó e infectó a miles de ciudadanos en corto tiempo y eso fue lo que causó un colapso del sistema sanitario y por consiguiente una mortalidad importante. Así como subió tan rápidamente también bajó”.

Además, Alemán aclaró que una “serie de acciones sociales (…) y acciones políticas locales favorecieron a la ciudad. Progresivamente de la catástrofe sanitaria, que fue la última quincena de marzo y la primera quincena de abril, la curva de mortalidad, las terapias intensivas han ido bajando y llevamos ya casi más de dos meses con una curva de mortalidad o con un promedio de mortalidad que está por abajo del histórico que Guayaquil ha tenido”.

Sin embargo, luego de haber enfrentado uno de los peores brotes de la enfermedad en Sudamérica, las autoridades decidieron relajar las medidas desde mediados de mayo. Una de las ciudades más grandes de Ecuador reactivó su actividad comercial y algunos de sus servicios de atención al usuario.

Con una estabilidad en la curva de contagios y en la reducción en el número de fallecidos en la provincia de Guayas, donde es que se ubica Guayaquil, la situación empezó a calmarse con la toma de conciencia de la ciudadanía. “En mi opinión es que mucha gente optó por cuidarse, dentro de lo que se podía”, puntualizó Holguín.

Familiares de una persona que murió por el nuevo coronavirus -algunos con trajes de protección- llevan el ataúd a un cementerio en el norte de Guayaquil, Ecuador, el 17 de abril de 2020. (AFP / JOSE SANCHEZ LINDAO).
Familiares de una persona que murió por el nuevo coronavirus -algunos con trajes de protección- llevan el ataúd a un cementerio en el norte de Guayaquil, Ecuador, el 17 de abril de 2020. (AFP / JOSE SANCHEZ LINDAO).
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La situación actual en Guayaquil

Durante la primera quincena de setiembre, los ecuatorianos vivieron sus últimos días del Estado de excepción que se dictó para hacer frente al nuevo coronavirus. El Comité de Operaciones de Emergencia (COE) determinó que se flexibilicen las medidas más fuertes como el toque de queda y algunas restricciones sociales.

No obstante, se mantuvo lo que es la emergencia sanitaria y las normas para prevenir la enfermedad como el uso de mascarillas, el distanciamiento social de al menos dos metros de distancia y el frecuente lavado de las manos. Además, se determinó que sigan cerradas las discotecas y bares, y se continuaron prohibiendo las concentraciones de personas en lugares públicos.

En este momento la epidemia es un poco heterogénea. Hay ciudades donde probablemente la epidemia comenzó inicialmente y en estos momentos es más estable como Guayaquil. (…) Llevamos varias semanas estables y ‘estable’ significa que todavía tenemos casos. Todavía tenemos pacientes graves, pero cada vez menos y al menos la tendencia que hay es una tendencia estable. Eso quiere decir que es un poco fluctuante. Un día habrá más, otro día habrá menos”, dijo Washington Alemán.

Hay otras ciudades en el país, que si bien es cierto habrán pasado su pico de gravedad, todavía se encuentran los sistemas de salud colapsados. Comparándolo con un mes atrás, se puede decir que están disminuyendo los casos, pero que todavía esto no ha terminado”, añadió.

Herbert Holguín declaró, por su parte, que la pandemia “poco a poco se fue controlando, los fallecidos fueron bajando y la gente se empezó a cuidar. Hubo y sigue habiendo negligencia. Lo mismo que en Perú: gente sin mascarillas, aglomeraciones, fiestas clandestinas por ahí, reuniones entre amigos, familiares cuando no se deben reunir y todo eso. En muchas cosas somos parecidos”.

“Todo ha bajado sobre todo por la iniciativa de la gente. (…) Lo que da la impresión es que se está pidiendo que sea la gente la que se cuide. (…) Muchos expertos dicen que el país no aguantaría una paralización más, hay que empezar a trabajar y reactivar la economía porque si no el país se va al tacho”, profundizó.

En medio de la estabilidad que vive Guayaquil en Ecuador, la posibilidad de una segunda ola de contagios de coronavirus sigue latente. Tanto Herbert Holguín como Washington Alemán coinciden en que no se deben descuidar las medidas de prevención y estar alertas ante cualquier situación anómala. Un ejemplo claro es lo que viven en estos momentos ciudades como Madrid o París en Europa.

Estamos ante un virus, un enemigo invisible que hasta ahora se sigue descubriendo cosas, qué es lo que hace y se puede hacer. Yo creo que lo ideal es no bajar los brazos, seguir cuidándose mucho porque si ha pasado en Europa, puede pasar en cualquier otro lado”, declaró Holguín.

Alemán sostuvo que “nadie puede decir o pronosticar qué va a pasar o qué nos puede pasar. Es una enfermedad que muchos nos hemos equivocado, estamos aprendiendo en el camino. Creemos que hay muchas cosas por descubrir, investigar, certificar, confirmar. Yo creo que en el mundo no queda claro el concepto de rebrote. Hay países o ciudades que no pueden disminuir sus cifras y hablan de rebrotes”.

Ecuador tenía hasta este lunes 141.339 casos totales de coronavirus y 11.681 fallecidos, entre confirmados y probables por la pandemia, informó el Ministerio de Salud Pública en su reporte oficial.

Según el anuncio de las autoridades, que recoge información desde el pasado 29 de febrero, mes en donde se registró el primer caso de coronavirus, el número de personas recuperadas llega a 120.511. No obstante, la provincia más afectada por la enfermedad en Ecuador es Pichincha (42.224 casos), cuya capital es Quito.

Alemán es claro y enfatiza que si las medidas de prevención se relajan es “probable que vuelvan aumentar los casos. Estamos haciendo las estrategias necesarias para tratar de prevenirlo”.

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