"El señor Leopoldo López, inclusive en su condición de penado, yo he autorizado como jefe de la administración penitenciaria, ha asistido a reuniones", dijo el presidente de Venezuela. (Foto: Reuters)
"El señor Leopoldo López, inclusive en su condición de penado, yo he autorizado como jefe de la administración penitenciaria, ha asistido a reuniones", dijo el presidente de Venezuela. (Foto: Reuters)
Redacción EC

"Estamos creando una nueva forma de gobernar: el gobierno del pueblo." termina este mes convertido en el campeón del chavismo, en su punto más alto de poder en el peor año para la revolución.

Es una enorme paradoja que provocó la euforia del presidente venezolano, que se le nota en cada una de sus intervenciones: reprende a camarógrafos, dirige la orquesta política que lo rodea, ordena qué planos se deben emitir, se ríe incluso de sus propios chistes. Tan feliz como cuando toma a su mujer, Cilia Flores, para bailar una de sus salsas favoritas con su personal estilo.

Desde su púlpito en los canales públicos, Maduro confirma con sus palabras que la tormenta para el chavismo pasó y que está dispuesto a rematar la jugada de sus estrategas con un adelanto incluso de las elecciones presidenciales de finales de 2018, dispuesto a gobernar, al menos, seis años más. De momento, todo apunta a que los comicios municipales de diciembre apuntalarán su mejor momento.


"Faltan más luchas y más victorias", adelanta el presidente. Y enumera lo ya conseguido: la primera victoria, "contra la violencia y las guarimbas" (en referencia a los cuatro meses de protestas antigubernamentales). La segunda, la "activación de la Asamblea Constituyente con más de ocho millones de votantes" (el mayor fraude electoral de la historia de América, según la Organización de los Estados Americanos). Y la tercera, "el triunfo electoral del chavismo en las 18 gobernaciones de los 23 estados del país".

Todo ello, con un país que se va todos los días por las fronteras en un éxodo imparable, con un pésimo índice de popularidad (por debajo del 20% durante casi todo el año) y con una devastadora crisis económica, social y política, que rompe un récord tras otro.

Maduro y la revolución vuelven a sentirse muy fuertes. ¿Milagro o espejismo? "Un 90% de milagro y 10% de espejismo. Maduro logró sobrevivir un momento muy delicado, como fueron las protestas, y apenas instalar la Asamblea Constituyente refuerza su posición por la vía de la fuerza y varios errores no forzados de la oposición. El 10% de espejismo existe por la posibilidad de default a finales de 2018 y la gravísima crisis económica y social. Pero todo indica que es muy poco probable que estas situaciones puedan provocar el colapso del régimen, más si se tiene en cuenta que la oposición está dividida", señala el analista internacional Mariano de Alba.

Diplomáticos, expertos y opositores ojean el calendario y no lo terminan de creer, después de afirmar hasta la saciedad que Maduro estaba contra la pared, el titular tantas veces repetido. Las previsiones hoy apuntan a todo lo contrario.

"Maduro puede ser presidente hasta 2025, e incluso más allá. La consolidación política de su régimen es inminente. Venezuela va camino de consolidarse como la Siria del Caribe, con apoyo ruso y chino", vaticinó el analista político Pedro Benítez.

¿Cómo se llegó a este punto, a pesar de los vientos y las mareas que abaten Venezuela? "En medio de la precarización de la vida en el país, el chavismo aprendió a potenciar la utilización de la política social para obtener retorno político. Hoy la revolución mantiene un tercio de la población electoral. Sin embargo, gracias a su capacidad de encauzar la política social con fines electorales, más su capacidad de hacer reingeniería electoral y desequilibrar aún más la competitividad electoral es que reimpulsa sus apoyos", sostiene Piero Trepiccione, politólogo vinculado al think-tank de los jesuitas.

Al margen de la sorprendente paradoja, unos y otros coinciden en que la ruptura de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) es clave para el fortalecimiento de Maduro. "La oposición implosionó mediante la cooptación y las intrigas estratégicas. Con todo ello, el gobierno logró diluir el descontento y recuperar la ofensiva marcando los ritmos de la agenda pública", añade Trepiccione.

Discusiones

Los distintos partidos opositores se recolocan como pueden de cara al nuevo jaque presidencial. La Avanzada Progresista del ex gobernador Henri Falcón ya se apresta a presentar a sus candidatos, mientras que la Acción Democrática de Henry Ramos Allup apuesta por consolidar su posición de oposición oficial. Voluntad Popular, del preso político Leopoldo López, dejó claro que no participará, y Primero Justicia, del ex gobernador Henrique Capriles y del presidente legislativo, Julio Borges, lo discute puertas adentro con sus líderes, al insistir que con las actuales condiciones electorales no se puede acudir a las urnas en diciembre.

La alianza antichavista, que siempre pareció un castillo de naipes, se vino abajo finalmente. Y además dando espectáculo: el de la pelea interna y, sobre todo, el de la juramentación de los cuatro gobernadores ante la Asamblea Constituyente, que " fue costosa políticamente e inútil judicialmente", sentencia el pensador y científico José Rafael López Padrino.

El peor año convertido en un año exitoso por efecto de la alquimia revolucionaria. ¿Y 2018? "El chavismo llega de la mejor forma posible, habiendo cometido varios fraudes sin consecuencias. Maduro tendrá muy fácil ganar las presidenciales. Su único talón de Aquiles es la situación económica, pero veo a la mayoría de la población venezolana en modo de subsistencia y sin los medios para provocar un cambio de régimen", sostiene De Alba, convencido de que el chavismo avanza en adaptar, con sus matices, el modelo cubano.

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