Harold Mauricio Poveda Ortega, narco colombiano, detenido en México.
Harold Mauricio Poveda Ortega, narco colombiano, detenido en México.
/ Policía federal de México

La audiencia en la que participó el narcotraficante Harold Poveda, alias ‘El conejo’, le ha dado la vuelta al mundo por un particular hecho nunca antes visto en un capo de la droga. Durante la diligencia, el capturado se echó a llorar al ver su mansión proyectada en las imágenes de un juzgado estadounidense.

Poveda, según las autoridades mexicanas, era uno de los mayores proveedores de cocaína para el cartel Beltrán Leyva, por lo que recientemente fue llamado a testificar en el juicio contra el exsecretario de seguridad pública Genaro García Luna, revelando los lazos y alianzas que tenía el funcionario con altos mandos del narcotráfico en México y Colombia.

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Si bien Poveda fue capturado en 2010, es ficha clave para dar captura a grandes capos de la droga y a antiguos funcionarios del gobierno mexicano que tuvieron relación con grupos al margen de la ley.


El llanto llegó cuando, en medio de la testificación de sus bienes, mostraron una de sus casas llena de animales exóticos. Al ver los registros, el narco pronunció, con voz entrecortada y mientras secaba sus lágrimas, “Es mi casa, era mi casa”.

Leones, tigres y hasta un mono hacían parte del patrimonio de ‘El conejo’, quien al ver a sus mascotas no dudó en decir en voz alta el nombre de cada uno de los animales y agregó que fue una propiedad que diseñó a su gusto, bautizándola “la mansión de la fantasía”. Se ubica en el prestigioso sector conocido como Desierto de leones, en ciudad de México.

Así operaba ‘El conejo’

Según se pudo escuchar en la audiencia, Poveda era un trabajador independiente que oficiaba como la conexión entre el cartel del Norte del Valle, en Colombia, y el cartel Beltrán Leyva en México, llegando a introducir cerca 20 toneladas de cocaína al año a territorio azteca.

Así mismo, era el encargado de negociar el producto para luego hacer oficial el envío a este país norteamericano a través de lanchas rápidas y submarinos que se desplazaban por el océano pacifico hasta llegar a los estados de Chiapas y Guerrero.

Su carrera delictiva empezó intentado cruzar a los Estados Unidos por la zona fronteriza mexicana; no obstante, ese cruce no se dio y se radicó en Ciudad de México, donde empezó a vender droga en discotecas. Tras varios años en la capital, conoció a Arturo Beltrán Leyva, alias ‘El barbas’, con quien se asoció y llegó a convertirse en el principal colaborador del narcotraficante.

Intento de asesinato y captura

Como es usual en el negocio de la droga, la relación entre Beltrán y Poveda se fracturó cuando ‘El conejo’ ganó más de 15 millones de dólares por un cargamento que logró ingresar en las costas de Acapulco, según contó el colombiano en su testimonio.

Ante el hecho, recibió varios intentos de asesinato por parte de su exsocio, por lo cual tuvo que buscar protección con dos capos del cartel de Sinaloa: Ismael ‘El mayo’ Zambada y su hermano ‘El rey’ Zambada. Según dijo, “gracias al trabajo de estos personajes” pudo ser sacado el país con ayuda de las autoridades mexicanas y estadounidenses.

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