Benjamin Netanyahu juró el jueves el cargo de primer ministro de Israel, cuatro años después de su partida, tras obtener la confianza de los diputados a su nuevo gobierno, el más derechista de la historia del país. Un total de 63 de los 120 miembros de la Knéset votaron a favor del gobierno de Netanyahu, formado por su partido, el Likud (derecha), junto a dos partidos ultraortodoxos y tres de ultraderecha.
Ganador de las elecciones legislativas del 1° de noviembre, Netanyahu presentó su equipo ministerial a los diputados, antes del voto de confianza en el Parlamento, donde su coalición tiene la mayoría de escaños.
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Netanyahu anunció el nombramiento del exministro de Inteligencia Eli Cohen como jefe de la diplomacia. El día anterior, había indicado que Yoav Gallant, un antiguo oficial considerado próximo al movimiento favorable a los asentamientos en Cisjordania ocupada, obtendría la cartera de Defensa.
Además el ministro Amir Ohana fue elegido nuevo presidente de la Knéset, un hecho inédito para un diputado abiertamente gay en ese país.
La misión del gobierno será “frustrar los esfuerzos de Irán por dotarse de un arsenal nuclear”, “garantizar la superioridad militar de Israel en la región” y “ampliar el círculo de la paz” con los países árabes, declaró Netanyahu ante el Parlamento.
Responsables de seguridad ya expresaron preocupación por la dirección del nuevo gobierno, lo mismo que los palestinos y algunas capitales occidentales.
“Es un gobierno de ensueño para los aliados de Netanyahu”, dijo a la AFP Yohanan Plesner, presidente del centro de análisis Israel Democracy Institute.
“Y el sueño de un bando es la pesadilla del otro”, matizó. “Se espera que este gobierno lleve al país en una trayectoria completamente nueva”, agregó.
Netanyahu, de 73 años, es el dirigente con más tiempo en el cargo de primer ministro de Israel, con quince años divididos en dos mandatos (1996-1999 y 2009-2021).
Pero enfrentado a acusaciones judiciales por corrupción, fue apartado del poder en 2021 por una ecléctica coalición con políticos de izquierda, centristas y partidos árabes liderada por Naftali Bennett y Yair Lapid.
Tras los comicios, el próximo primer ministro empezó a negociar con partidos ultraortodoxos y de extrema derecha como el Partido Sionista Religioso de Bezalel Smotrich y Poder Judío de Itamar Ben Gvir, ambos con un historial de explosivas declaraciones contra los palestinos.
En el nuevo gobierno, Smotrich asumirá el ministerio de Finanzas y tendrá a su cargo la política de colonización en Cisjordania.
Ben Gvir será ministro de la Seguridad Nacional y controlará la policía que opera en Cisjordania ocupada desde 1967.
Concesiones
Incluso antes de asumir el gobierno, la mayoría parlamentaria aprobó leyes para permitir a Aryeh Deri, un aliado clave del partido ultraortodoxo Shas, ejercer de ministro a pesar de haber reconocido delitos fiscales.
También decidieron expandir las competencias del ministerio de Seguridad Nacional, una cartera que asumirá Ben Gvir y tendrá autoridad sobre la policía.
Previamente, el fiscal general Gali Baharav-Miara había advertido contra “la politización de las fuerzas del orden”.
No es la única preocupación expresada por altas instancias estatales.
El lunes, en una llamada con Netanyahu, el jefe de las fuerzas armadas, Aviv Kochavi, se mostró inquieto por la creación de un segundo puesto ministerial en la cartera de Defensa para Smotrich, que supervisará la gestión de asuntos civiles en Cisjordania.
También el aliado de Israel, Estados Unidos, advirtió que se opondría a una ampliación de los asentamientos o a cualquier intento de anexión de ese territorio.
Aun así, el partido Likud de Netanyahu indicó en su programa de gobierno divulgado el miércoles que promoverá los asentamientos en Cisjordania.
Unos 475.000 colonos judíos viven ahora en asentamientos considerados ilegales bajo el derecho internacional.
Los analistas consideran que Netanyahu hizo grandes concesiones a la extrema derecha con la esperanza de conseguir inmunidad o la cancelación de su juicio por sobornos, fraude o abuso de confianza.
“Escalada”
Pero estas concesiones pueden incendiar la siempre inestable situación entre israelíes y palestinos.
El ultraderechista Ben Gvir ha visitado repetidamente la Explanada de las Mezquitas, el tercer lugar santo del islam, pero también el más santo del judaísmo bajo la denominación de Monte del Templo.
Conforme a un statu quo histórico, los no musulmanes pueden estar en la explanada pero no rezar.
“Si Ben Gvir, como ministro, va a la Explanada de las Mezquitas será una enorme línea roja y llevará a una explosión”, dijo a la AFP Basem Naim, alto cargo del movimiento islamista Hamás que controla la Franja de Gaza.
Israel y Hamás libraron una guerra en mayo de 2021. Este año, otros grupos militantes en Gaza intercambiaron cohetes y misiles durante tres días de agosto con las fuerzas israelíes.
Y en Cisjordania, la violencia escaló este año y muchos temen más problemas.
“Creo que si el gobierno actúa de forma irresponsable, podría provocar una escalada de seguridad”, dijo el martes el ministro de Defensa saliente, Benny Gantz, que se dijo asustado por la “dirección extremista” de la nueva administración.
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