El actual primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu. AP
El actual primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu. AP
/ ABIR SULTAN
Redacción EC

Por cuarta vez en dos años, acude hoy a las urnas para elegir a sus líderes, y definir si continúa en el cargo de primer ministro.

Netanyahu exacerbas pasiones electorales, y sin importar el barro que se le lance, su candidatura continúa vigorosa. ¿Cómo lo hace?

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El primer ministro está “acusado de cohecho, fraude y abuso de confianza en tres casos diferentes de corrupción”. Así lo explica el portal de , que continúa:

En dos de ellos habría recibido dinero por parte de magnates de los medios a cambio de favores gubernamentales, como aprobar la fusión empresarial o por una posible ley para limitar la difusión del principal rival del diario más leído del país, Yediot Aharonot”.

Él, por supuesto, niega las acusaciones.

A ello habría que sumarle la cantidad de marchas en su contra que se vienen realizando desde hace algún tiempo.

No es una exageración: en febrero de este año, anotó que “en los últimos meses las protestas se han repetido casi todas las semanas”.

El manejo de la pandemia del coronavirus también sería uno de los argumentos para cuestionar a Netanyahu.

A inicios de marzo, la agencia recogió los cuestionamientos del fiscal general de Israel, Avichai Mandelblit, sobre regalar las vacunas sobrantes con aliados del país.

Marcha en contra de Benjamin Netanyahu y su manera de manejar la crisis del coronavirus. Fotografía tomada el 20 de marzo. (REUTERS).
Marcha en contra de Benjamin Netanyahu y su manera de manejar la crisis del coronavirus. Fotografía tomada el 20 de marzo. (REUTERS).
/ AMMAR AWAD

Aparentemente, tal decisión tenía que ser consultada con otras instancias del gobierno. Solo que Netanyahu actúo por cuenta propia. Finalmente, el plan se suspendió.

Aun así, se le acusa de “no haber sido lo suficientemente estricto con las medidas contra el virus” y de dejar libres a “los ultraortodoxos para celebrar reuniones masivas y no usar mascarilla”.

Pero, así como hay cuestionamientos sobre el manejo de la crisis sanitaria, la aparentemente exitosa campaña de vacunación le da créditos al primer ministro.

Al respecto, France 24 escribe:

El principal baluarte para ganar las elecciones y poder formar Gobierno que tiene Netanyahu es su espectacular plan de vacunación. El primer ministro ha puesto a Israel como ejemplo global de lo que se puede hacer con la vacunación masiva en plena pandemia y de sus resultados”.

LA FÓRMULA DEL ÉXITO

Benjamín Netanyahu sabe qué decir y cuándo decirlo, y, sobre todo, maneja un discurso o ideas políticas dúctiles. La le sirvió para convertirse en “el primer ministro que más tiempo ha permanecido en el cargo”: entre 1996 y 1999, y del hasta la fecha.

Su última reelección fue en el 2019, y “El País” destacó sus “insospechados recursos”.

Según el corresponsal del diario español en Oriente Próximo, Juan Carlos Sanz, en el 2015, Netanyahu “espoleó el voto nacionalista en su favor al alertar de que los árabes israelíes estaba acudiendo a las urnas ‘en hordas’.

En esa misma línea, una de las promesas electorales del 2019 fue parte del territorio palestino ocupado de Cisjordania”, lo que significaría “recuperar lo que se considera una tierra ancestral del pueblo judío”.

Benjamin Netanyahu (derecha) y su esposa Sara votan. Fotografía tomada hoy día. (AP).
Benjamin Netanyahu (derecha) y su esposa Sara votan. Fotografía tomada hoy día. (AP).
/ RONEN ZVULUN

Todo esto, , fue para “atraer sufragios” de la “ultraderecha nacionalista”. Eso hizo que, en abril del 2019, fuera elegido para un quinto mandato.

Pero el escenario actual es tan distinto que Netanyahu ha decidido volver a cambiar su discurso. Ahora, él quiere adherir a la “población árabe, que demonizó durante años y que hoy cree que podría ser la clave para su continuidad en el poder”.

Para el portal , se trata de una evidente incoherencia en tanto Netanyahu siempre tuvo “una fuerte retórica derechista, con discursos sobre anexión en colonias en Cisjordania y mensajes destinados únicamente a votantes judíos”.

Ahora, el primer ministro no tiene cuajo al : “Si judíos y árabes pueden bailar juntos en las calles de Dubái, pueden bailar juntos aquí en Israel”.

¿Se trata una estrategia que puede darle buenos resultados?

, hasta hoy, tres de las 40 listas que postulan al parlamento han declaro su apoyo futuro a Netanyahu, quien desea “llegar la mayoría [de 120 escaños] junto con los ultraortodoxos y ultranacionalistas, lo que no ha podido lograr en los últimos tres comicios”.

¿UNA QUINTA ELECCIÓN?

Según “”, las encuestas afirman que es posible que ninguno de los contendientes gane la mayoría de votos. En ese sentido, es posible que se llame a una nueva elección.

El ministro de Defensa Benny Gantz y el primer ministro Benjamin Netanyahu, miembros del gobierno de Israel. (AP).
El ministro de Defensa Benny Gantz y el primer ministro Benjamin Netanyahu, miembros del gobierno de Israel. (AP).
/ Tal Shahar

La explicación: desde el 2019, nadie ha ganado las suficientes curules en el Parlamento para formar un gobierno. Eso ha significado que Netanyahu se quede como ministro interino, y que haya sido necesario volver a las urnas tantas veces.

El periódico anota que, “detrás del drama, dicen los analistas, están las motivaciones de Netanyahu para buscar la reelección: su corazonada de que puede defenderse mejor del juicio desde la oficina de primer ministro”.

Y agrega: “Dicen que está dispuesto a someter al país a una elección tras otra hasta que gane una mayoría parlamentaria más robusta que pueda concederle inmunidad”:

Porque Netanyahu, de no ser elegido, deberá dejar el cargo en noviembre, para que lo asuma Benny Gantz, su rival político.

Gantz ha sido : si Netanyahu gana, utilizará su poder para que sus problemas judiciales se terminen, y él y su coalición son los únicos que pueden detenerlo.

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