Cuando se debate el empleo de escudos humanos, los defensores de la posición oficial israelí suelen remitirse a las violaciones del derecho internacional humanitario cometidas por Hamas durante la invasión de Gaza. Según fuentes independientes, estas son de tres tipos: el empleo de armas indiscriminadas por naturaleza contra zonas urbanas, el abrir fuego desde áreas cercanas a objetivos civiles (poniendo en peligro a la población) y el haber ocultado armamento en dos escuelas vacías de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA), cuyo comunicado añade que se trata de un hecho sin precedentes.
El punto es que nadie niega que esas acusaciones contra Hamas sean verdaderas, pero ninguna de las fuentes que las formulan confirma la acusación medular del Gobierno Israelí: es decir, que Hamas emplea a civiles como escudos humanos. De hecho, a quien culpan de esa práctica es a Israel. Un reporte de Amnistía Internacional de enero del 2009 lo afirma de manera explícita. El Comité de los Derechos del Niño de la ONU fue más allá, acusando de forma reciente a Israel de emplear a niños palestinos como escudos humanos (y quienes citan fuentes de la ONU cuando acusan a Hamas de súbito desconfían de ellas cuando estas acusan a Israel).
Lo confirman, por último, los testimonios de soldados israelíes recogidos por la organización israelí Rompiendo el Silencio. Un fallo de la Corte Suprema de Israel demuestra que el empleo de civiles como escudos humanos fue producto de una directiva militar, y no de excesos aislados (y quien se remita a ese fallo como prueba de que Israel es un Estado de derecho debería recordar que el mismo prohibió esa práctica en el 2005, y sin embargo esta continúa).
La otra línea de defensa a la que suelen apelar los defensores de la posición oficial israelí es el argumento de que Israel hace esfuerzos denodados por evitar las bajas civiles. Nuevamente, esa es una afirmación que no corrobora ninguna fuente independiente. Por el contrario, Human Rights Watch para el caso del Líbano en el 2006, el Reporte Goldstone (comisionado por la ONU tras la invasión de Gaza en el 2009) y los reportes de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU sobre los sucesos actuales coinciden en que Israel ataca objetivos civiles en forma deliberada (lo cual contribuye a explicar por qué mientras alrededor del 95% de las muertes ocasionadas por Hamas corresponde a soldados, alrededor del 75% de las muertes ocasionadas por Israel corresponde a civiles).
Se suele afirmar por ejemplo que, en ocasiones, el ejército israelí se comunica con quienes se encuentran dentro de un hospital o de una vivienda para advertirles de un ataque. Lo cual solo confirma que sabían con certeza que se trataba de un objetivo civil: no importa cuántas comunicaciones hayan enviado, bajo el derecho internacional humanitario esos no constituyen blancos legítimos para un ataque militar. De cualquier modo, los lugares en los que se suponía que los civiles estarían a salvo tras evacuar sus viviendas (las instalaciones de Naciones Unidas) también han sido atacados por Israel. Y las fronteras internacionales de Gaza han sido bloqueadas desde el 2007 por Israel y Egipto, razón por la cual la población tampoco puede buscar refugio en otros países.