Es difícil pensar en un ataque más calculado para sembrar el miedo y la confusión.
Hezbolá depende en gran medida de beepers para las comunicaciones del grupo.
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Los teléfonos móviles fueron abandonados hace mucho tiempo por ser demasiado vulnerables, como demostró el asesinato llevado a cabo por Israel de un fabricante de bombas de Hamás en 1996.
Pero los ataques del martes fueron aterradores por su alcance.
Los beepers (conocidos también como buscapersonas o pagers) que llevaban los miembros de Hezbolá estallaron en supermercados, en la calle, en sus coches, en su casa, al lado de sus hijos.
Se informó de incidentes en todo el Líbano, desde Beirut hasta el valle de Bekaa. Incluso en la vecina Siria.
La televisión estatal iraní confirmó que el embajador de Teherán en el Líbano estaba entre los heridos.
Cada explosión pudo haber sido pequeña, pero algunas provocaron lesiones catastróficas.
Una imagen particularmente gráfica mostraba a un joven sin vida desplomado en una silla de peluquero, con el rostro ensangrentado.
En un momento en que Hezbolá e Israel llevan casi un año enfrascados en una guerra de bajo nivel, estos ataques tendrán consecuencias devastadoras para el personal, las comunicaciones y la moral de Hezbolá.
Israel todavía no ha hecho comentarios, pero sin duda fue su obra: ningún otro grupo o país tiene la motivación o la capacidad para hacer algo así.
Es la última de una serie de sofisticadas operaciones militares y encubiertas, desde mediados de julio, que incluyen un ataque aéreo de largo alcance en Yemen, así como asesinatos en Beirut y Teherán.
¿Presagian los ataques con beepers una operación israelí de mayor envergadura?
Con un gran número de miembros del personal de Hezbolá heridos y su vital red de comunicaciones gravemente interrumpida, éste claramente sería para Israel un momento tentador para sacar provecho.
Los líderes israelíes han estado dando señales, en los últimos días, de su deseo de alterar el statu quo militar a lo largo de la frontera libanesa.
El domingo, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo que Israel necesitaba “un cambio en el equilibrio de poder en nuestra frontera norte”.
Decenas de miles de ciudadanos israelíes han pasado la mayor parte de un año fuera de sus hogares.
Israel ordenó la evacuación de las comunidades vulnerables del norte cuando Hezbolá comenzó a disparar cohetes hacia el norte de Israel, poco después de que comenzara la guerra en Gaza.
Meses de ataques aéreos israelíes en represalia también han obligado a un gran número de civiles libaneses a abandonar sus hogares.
El lunes, Netanyahu y su ministro de defensa, Yoav Gallant, advirtieron a un funcionario estadounidense visitante que Israel estaba dispuesto a hacer todo lo necesario para garantizar su seguridad.
Por primera vez, el gobierno también indicó que sus objetivos en la guerra en Gaza incluyen permitir que los israelíes regresen a sus hogares, lo que plantea el espectro de un conflicto más amplio, que posiblemente implique una invasión terrestre limitada para crear una zona de amortiguamiento en el sur del Líbano.
Todavía no hay señales del tipo de refuerzo de personal y blindaje que se necesitaría para una mayor incursión militar, pero los ataques del martes representan otra escalada peligrosa.
Es difícil pensar que Hezbolá no se sentirá obligado a responder de alguna manera.