Los resentimientos, desconfianza y resquemores entre Irán y Estados Unidos no son gratuitos. La actual situación de extrema tensión no es una novedad. Uno de los episodios más trágicos se dio el 3 de julio de 1988 cuando misiles estadounidenses derribaron un avión iraní de pasajeros -el vuelo 655 de Iran Air- matando inmediatamente a sus 290 ocupantes. Un hecho que el régimen de los ayatolas recuerda cada año, y que Washington preferiría olvidar.
La caída de la aeronave se dio en pleno contexto de guerra entre Irán e Iraq, un conflicto sangriento que dejó cientos de miles de muertos en ambos bandos. Estados Unidos, que tomó posición a favor de Iraq, tenía una fuerte presencia en el Golfo Pérsico, sobre todo en la protección de los barcos petroleros y de las bases estadounidenses en la región.
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Washington señaló que la tripulación de un barco de la Marina estadounidense confundió la aeronave comercial con un avión militar iraní, y por eso lo destruyeron. Por lo ocurrido, Estados Unidos nunca pidió disculpas y atribuyó el hecho a un accidente "trágico y lamentable".
¿Por qué destruyeron un avión de pasajeros?
El vuelo 655 de Iran Air partió de Teherán el 3 de julio de 1988 y su destino final era Dubái, una ruta que la aerolínea realizaba dos veces por semana a lo largo de los últimos 20 años. La aeronave solía hacer una escala en la ciudad de Bandar Abbas, donde además había una base militar de la aviación iraní.
El ataque se dio luego de la Operación Mantis Religiosa, que fue un enfrentamiento naval entre Estados Unidos e Irán en las aguas del Golfo Pérsico. Esto ocurrió luego que el portaaviones estadounidense Samuel B. Robertson hiciera estallar una mina que, según los norteamericanos, había sido colocado por los iraníes en una de las rutas de navegación que Washington intentaba mantener abiertos para los barcos petroleros de Kuwait.
El día de la tragedia aérea, el crucero lanzamisiles estadounidense Vincennes mandó un helicóptero a despejar botes iraníes, que según EE.UU. hostigaban a los barcos comerciales de la zona. De acuerdo con la versión oficial norteamericana, los iraníes le dispararon al helicóptero y el Vincennes empezó a perseguirlos, llegando a entrar a aguas iraníes, algo que los estadounidenses negaron durante años.
Cuando el vuelo 655 de Iran Air despegó de Bandar Abbas, la tripulación del Vincennes lo identificó erróneamente como un avión de guerra F14 Tomcat y le hizo hasta 11 advertencias por radio. Según versiones posteriores, estas comunicaciones se enviaron por un canal de frecuencia militar y no por la frecuencia de aviación civil y por ello no fue advertido por el piloto.
El misil lo alcanzó a 4 mil metros de altura y lo partió por la mitad, desplomándose en el mar. Los 290 pasajeros y tripulantes a bordo, incluyendo 66 niños, perecieron en el acto.
Sin culpa ni perdón
El presidente Ronald Reagan nunca pidió perdón por lo ocurrido y su administración jamás reconoció su responsabilidad. Por el contrario, calificó lo sucedido como "acciones defensivas necesarias".
Además, durante las investigaciones, los funcionarios estadounidenses encubrieron varios hechos y no se sancionó a ninguno de los responsables. Pese a mencionar situaciones de "estrés y distorsión inconsciente de los datos", el capitán del Vincennes, William C. Rogers recibió la Legión de Mérito, una distinción militar por conducta excepcional en el cumplimiento del deber.
En 1996, a cambio de que Irán retirara su denuncia de la Corte Internacional de Justicia, Estados Unidos accedió a un pago de 62 millones de dólares como indemnización a los deudos.