Irán ha suspendido hoy el enriquecimiento de uranio en cumplimiento del Acuerdo nuclear de Ginebra, con lo que ha empezado un periodo de seis meses de prueba de reconciliación con la comunidad internacional que pone fin a una década de crisis atómica.
Tras casi dos meses de negociaciones técnicas para acordar los detalles de la aplicación del histórico acuerdo nuclear firmado el 24 de noviembre en la ciudad suiza entre Irán y el Grupo 5+1 (China, Rusia, EE.UU., Alemania, Francia y Reino Unido), el pacto entró hoy en vigor por un plazo semestral.
Además de suspender todo el enriquecimiento de uranio superior al 5 %, una de las partes más polémicas de su programa nuclear, Irán deberá disolver la mitad del material que tiene ya enriquecido al 25 % y dejarlo en menos de un 5 %.
El director General de salvaguarda de la Organización de Energía Atómica de Irán (OEAI), Mohamad Amiri, anunció hoy en declaraciones a la agencia oficial de noticias iraní, IRNA, que "ya ha empezado el proceso de oxidación y disolución de la reserva de 196 kilos de uranio al 20 %" en la planta de Natanz, la principal del país situada en la provincia de Isfahán, a unos 230 kilómetros al sur de Teherán.
"De ahora en adelante los dispositivos de centrifugadoras que se usaban para la producción de enriquecimiento al 20 % se utilizarán para el enriquecimiento al 5 %", explicó Amiri.
No obstante, Amiri advirtió de que "en caso de que la otra parte incumpla el acuerdo, Irán retornará a su programa nuclear original".
Teherán tampoco podrá a partir de hoy avanzar en sus actividades en la planta de Natanz; la instalación de Fordó, a 160 kilómetros al sur de Teherán; ni en el reactor nuclear de Arak, a 260 kilómetros al sur de la capital.
También se compromete a no reprocesar uranio ni a abrir nuevas instalaciones para enriquecer uranio.
Lo que si podrá hacer la Organización de Energía Atómica de Irán es continuar con sus actividades de investigación en el campo nuclear.
El texto de Ginebra igualmente exige a Irán que amplíe las actividades de inspección del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), con sede en Viena, cuyos inspectores llegaron el sábado al país.
No más sanciones
Irán tendrá que proporcionar a esta agencia internacional planos detallados de cada instalación nuclear e información exhaustiva sobre sus operaciones atómicas, además de permitir acceso diario a sus inspectores e inspecciones sorpresa.
A cambio, la ONU, la UE y EE.UU. no podrán, a partir de hoy, imponer nuevas sanciones a Irán.
Además, deberán permitir las ventas de crudo a los clientes actuales al nivel actual y dejarán repatriar más de 4.000 millones de dólares iraníes obtenidos de la venta de petróleo que están congelados en cuentas extranjeras.
Irán podrá durante los próximos seis meses exportar productos petroquímicos, oro, metales preciosos y de la industria automovilística, y se le permitirá importar de repuestos de aviación.
También entrará en funcionamiento un "canal humanitario" que permitirá la entrada a Irán de alimentos, productos agrícolas, medicinas, equipos médicos y el pago de estudios en el extranjero.
Estos cambios darán un respiro a la deteriorada economía del país, que sufre una inflación del 40%, un desempleo superior al 20% y tiene al sector privado funcionando a la mitad de su potencial.
Según el texto de Ginebra, en los próximos seis meses ambas partes deberán continuar las negociaciones para lograr consensuar un programa "mutuamente definido con límites prácticos y medidas de transparencia", a fin de permitir a Irán disfrutar de su "derecho a la energía nuclear con fines pacíficos".