Teherán [AFP]. Irán anunció este domingo la visita a Teherán del jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, en un contexto de nuevas tensiones internacionales sobre el programa nuclear iraní.
Borrell “se reunirá con el ministro de Relaciones Exteriores (Mohamad Javad Zarif) y con otros responsables de alto rango de nuestro país para unas consultas”, indicó el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores iraní, Abas Musavi, sin aportar más detalles. El anuncio de esta visita programada, para el lunes, llega en medio de las tensiones entre Irán y los Occidentales a raíz del programa nuclear de la República Islámica.
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Borrell anunció el 24 de enero que los Estados que firmaron el acuerdo internacional sobre el programa nuclear iraní, cerrado en Viena en 2015, habían acordado mantener una reunión de conciliación “en febrero” para intentar proteger el pacto, que podría quedar en nada desde que Estados Unidos decidió abandonarlo unilateralmente en 2018.
Todas las partes “reafirmaron su determinación de preservar el acuerdo, lo que va en el interés de todos”, subrayó.
El acuerdo de Viena, rubricado por la República Islámica y el grupo P5+1 (China, Estados Unidos, Francia, el Reino Unido, Rusia y Alemania) prevé que se levanten las sanciones impuestas a Irán a cambio de que Teherán ofrezca garantías de que su programa nuclear será exclusivamente civil.
Profunda recesión
En concreto, Irán aceptó limitar drásticamente sus actividades nucleares y someterse a un régimen de inspección a medida, el más estricto jamás impuesto por el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).
Sin embargo, la decisión de Estados Unidos de retirarse del pacto y de restablecer las sanciones contra Irán (que ha ido endureciendo desde entonces) ha privado a la República Islámica de las ventajas que le ofrecía el acuerdo.
Washington acusa a Teherán de intentar dotarse del arma atómica, algo que el gobierno iraní rechaza de forma tajante. Las sanciones estadounidenses han acabado aislando a Irán del sistema financiero internacional y le ha hecho perder a los clientes que le compraban petróleo, lo que sumió al país en una profunda recesión.
En respuesta, Irán decidió en mayo de 2019 desligarse de varios de sus compromisos claves recogidos en el pacto de Viena, y ahora produce uranio enriquecido a una tasa superior al 3,67% (el umbral fijado en el acuerdo) y ya no respeta los límites de 300 kilos impuesto a sus reservas de uranio enriquecido ni los impuestos al número de centrifugadoras para enriquecer uranio. Además, dejó de ceñirse a las condiciones que se impusieron en Viena sobre sus actividades de investigación y desarrollo en materia nuclear.
Irán tampoco escatimó en sus críticas contra los europeos, a los que acusa de no respetar sus propios compromisos y no hacer nada para ayudarle a eludir las sanciones estadounidenses.
Con todo, Irán se declaró dispuesto a volver a aplicar la totalidad del acuerdo si “se levantan las sanciones e Irán se beneficia de las repercusiones” económicas.
Para intentar obligar a Irán a ceñirse completamente al pacto, Francia, el Reino Unido y Alemania activaron en enero un mecanismo de solución de diferendos (MRD), previsto en el pacto, que podría -a largo plazo- conducir al restablecimiento de todas las sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU retiradas en su día.