Mujeres recostadas, sentadas sobre la cama en una lúgubre habitación con papel pintado en las paredes, sin velo, con sus ondulados cabellos sobre los hombros, los brazos desnudos, minifalda.
Es el mundo que el fotógrafo iraní Kaveh Golestan, fallecido en el 2003, encontró en la ciudadela de Shahr-e No, el barrio rojo de Teherán, la capital de Irán, antes de la revolución islámica.
Un mundo hoy desaparecido y que documentó a conciencia entre 1975 y 1977.
Más de un millar de mujeres vivía y trabajaba en el gueto amurallado, por lo que los retratos de Golestan son una rara mirada a aquella comunidad marginalizada.
Unas pocas semanas antes de la victoria de la revolución islámica de 1979, el proceso que desembocó en el derrocamiento del sha Mohammad Reza Pahlevi y la consiguiente instauración de la república islámica actualmente vigente en Irán, la ciudadela ardió en llamas y un número indeterminado de residentes quedaron atrapados en el interior.
Poco después el área fue demolida por un decreto oficial del Ayatolá Jomeini, por lo que los retratos de Golestan son el último registro fotográfico de sus residentes.
Las imágenes se presentaron recientemente en la feria de fotografía Photo London, en la capital británica, junto con varios documentos y libretas de Golestan que ayudaban a recrear el ambiente de la histórica ciudadela.
Golestan, un fotógrafo internacionalmente premiado, también fue aclamado por sus imágenes de la revolución islámica y del ataque biológico a Halabja, una localidad kurda de Iraq, entre el 16 y el 19 de marzo de 1988, en el contexto de la guerra entre Irán e Iraq.
Después probó con los documentales y empezó a trabajar para la BBC en Irán e Iraq en el año 2000.
En abril del 2003 murió a causa de una mina en Kifri, en el norte de Iraq.