Combatientes kurdos fueron desplegados el lunes para llevar a cabo un asalto contra una cárcel en Hassake, Siria, atacada por los yihadistas, una operación que suscita mucha preocupación por los cientos de menores que siguen detenidos en el centro.
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El 20 de enero, más de un centenar de yihadistas del grupo Estado Islámico (EI) atacaron la cárcel de Ghwayran con camiones bomba y armas pesadas. Durante varios días de produjeron violentos enfrentamientos alrededor y en el interior de esta prisión en el nordeste de Siria.
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Según un nuevo balance el lunes del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), 154 personas murieron en cinco días de combates entre fuerzas kurdas y yihadistas --102 yihadistas, 45 combatientes kurdos y siete civiles--.
Estos combates han obligado a huir a casi 45.000 personas que vivían en Hassake, según informó el lunes la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
Las Fuerzas Democráticas Siria (FDS), dominadas por kurdos y miembros de la coalición liderada por Estados Unidos, que lucharon contra el EI, consolidaron este lunes sus posiciones cerca de la cárcel, para llevar a cabo una ofensiva, según el OSDH.
Pero no avanzan debido a la presencia de menores en la prisión, tomados como “rehenes” y utilizados como “escudos humanos” por los yihadistas, según un comunicado de las FDS. Detenidos antes en “un centro de rehabilitación”, estos menores se encuentran ahora encerrados en un dormitorio, aseguraron.
Las FDS “empezaron a infiltrar partes de la cárcel, que sigue bajo control del EI”, tras haber liberado varios combatientes kurdos y miembros del personal detenidos por el EI, según la OSDH.
Los combatiente del EI se atrincheraron en un edificio situado al lado norte de la prisión, añadió la ONG.
En un comunicado publicado el lunes, la coalición encabezada por Washington, afirmó que el ataque yihadista es “una tentativa desesperada de unir sus filas y rescatar el impulso perdido”. “La coalición está determinada a que esto fracase”, agregó.
- “Cadáveres por todas partes” -
Estos jóvenes son unos 850, y algunos de ellos tienen apenas 12 años, según Unicef, que instó a protegerlos y señaló “el peligro que estos niños resulten heridos o reclutados a la fuerza” por el EI.
Para Sara Kayyali, investigadora en Human Rights Watch (HRW), estos “niños están atrapados” en la cárcel, y la mayoría de lo cuales tienen entre 12 y 18 años.
Kayyali dice haber recibido un mensaje vocal de un menor herido en Ghwayran donde “hay cadáveres por todas partes”.
La oenegé Save the Children, que también recibió un mensaje de un menor que imploraba ayuda, pidió evacuar inmediatamente a los niños del centro.
La cárcel de Ghwayran --una antigua escuela transformada en un centro penitenciario hace tres años tras la derrota del EI-- ya estaba superpoblada antes del asalto, con al menos 3.500 yihadistas entre los detenidos, según el OSDH.
- Toque de queda -
Principal apoyo de las tropas kurdas en sus ofensivas contra el EI, las fuerzas de la coalición basadas en la región se desplegaron de forma masiva en Hassake.
Helicópteros de la coalición sobrevuelan la zona donde se encuentra la cárcel, según un corresponsal de la AFP en el lugar. En el terreno, combatientes kurdos multiplican sus esfuerzos para hallar a fugitivos.
El lunes, tras un ataque de las fuerzas kurdas, varios yihadistas se rindieron a las FDS, aseguró su portavoz Farhad Shami.
Las autoridades kurdas decretaron “un toque de queda completo en Hassake y sus alrededores durante siete días a partir del 24 de enero”, para “impedir que se escapen miembros de células terroristas”.
Los comercios, salvo los esenciales, tienen que cerrar.
Los civiles que viven cerca de la cárcel no saben donde huir, en un periodo además con temperaturas glaciales.
Hamsha Sweidan, octogenaria, explica a la AFP que quedaron atrapados entre los combates sin agua ni comida.
“Nos moríamos de hambre y sed” pero “ahora no sabemos dónde ir”, comenta.
Según Nicholas Heras, del Newlines Institute en Washington, “las evasiones de la cárcel representan la mejor ocasión para el EI de recuperar su fuerza, y la prisión de Ghwayran es un buen objetivo porque está superpoblada”.
Los kurdos, que controlan regiones del norte y nordeste de Siria, reclaman desde hace años la repatriación de unos 12.000 yihadistas de más de 50 nacionalidades, detenidos en sus cárceles.
La guerra en Siria estalló en marzo de 2011 tras la represión de las manifestaciones prodemocracia. Desde entonces, se ha complicado debido a la implicación de potencias regionales e internacionales y la irrupción de los yihadistas. El conflicto ha causado más de medio millón de muertos y obligado a huir a millones de personas.
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