La organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW) acusó al gobierno sirio de echar abajo, en 2012 y 2013, las casas de miles de civiles sospechosos de haber apoyado la rebelión contra el presidente Bashar al Asad.
La organización publicó imágenes satelitales del antes y el después de las demoliciones, que afectan un área superior a 200 campos de fútbol. Explosivos y tractores fueron empleados para llevar a cabo los derribos.
HRW calificó la acción de inmoral, en un comunicado en el que dijo que el gobierno destruyó deliberadamente siete distritos residenciales en la capital, Damasco, y en Hama, en el centro del país.
Funcionarios del gobierno sirio aseguraron que las demoliciones se llevaron acabo para eliminar edificios construidos de forma ilegal.