Las personas reciben ropa durante una distribución de ropa organizada por las autoridades turcas, dos días después de que un fuerte terremoto azotara la región, en la ciudad de Kahramanmaras, en el sureste de Turquía, el 8 de febrero de 2023. (Foto: OZAN KOSE / AFP)
Las personas reciben ropa durante una distribución de ropa organizada por las autoridades turcas, dos días después de que un fuerte terremoto azotara la región, en la ciudad de Kahramanmaras, en el sureste de Turquía, el 8 de febrero de 2023. (Foto: OZAN KOSE / AFP)
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Agencia EFE

En la aldea de Melkis, en las áreas opositoras del noroeste de , varias familias aguardan alrededor de una hoguera improvisada junto a los edificios destruidos por los , a la espera de que los equipos de rescate encuentren a sus seres queridos desaparecidos en la tragedia.

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Transcurridos dos días y medio del primer seísmo, las esperanzas de hallar supervivientes se van apagando, pero son muchos los que aún plantan cara al frío gélido del invierno como pueden para ser los primeros en conocer las noticias, buenas o malas, que siguen emergiendo de entre los escombros.

En Melkis, y otras áreas opositoras de las provincias de Idlib y Alepo fuertemente golpeadas por la catástrofe, las operaciones de búsqueda continúan en marcha con la participación de los vecinos y de rescatistas de los denominados Cascos Blancos, que estiman que “cientos” de personas continúan sepultadas.

En otros lugares como la localidad de Harem, en Idlib, las labores están siendo lideradas hoy por residentes, voluntarios y combatientes de los grupos armados locales, con una pequeña presencia de efectivos de los Cascos Blancos, los socorristas por excelencia en las zonas sirias en manos de la oposición.

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MILES DE HOGARES DESTRUIDOS

Los terremotos también han dejado a decenas de miles de familias sin hogar, que desde hace tres noches sobreviven a las bajas temperaturas en coches, a la intemperie o, más recientemente, en una serie de albergues abiertos por las autoridades para acoger a los damnificados.

Según datos difundidos hoy por la agencia oficial de noticias siria SANA, más de 293.000 personas tuvieron que abandonar sus hogares solo en las áreas controladas por el Gobierno de Bashar al Asad, en las que se han habilitado hasta el momento 180 refugios.

Un hombre reacciona cuando el cuerpo de su bebé es sacado de entre los escombros por un rescatista sirio de los Cascos Blancos, en la ciudad de Harim, en la provincia de Idlib, en el noroeste de Siria, controlada por los rebeldes, en la frontera con Turquía, el 8 de febrero de 2023. (Foto: Mohamed AL-RIFAI / AFP)
Un hombre reacciona cuando el cuerpo de su bebé es sacado de entre los escombros por un rescatista sirio de los Cascos Blancos, en la ciudad de Harim, en la provincia de Idlib, en el noroeste de Siria, controlada por los rebeldes, en la frontera con Turquía, el 8 de febrero de 2023. (Foto: Mohamed AL-RIFAI / AFP)
/ MOHAMMED AL-RIFAI

En la ciudad de Alepo, capital de la provincia homónima y una ciudad actualmente en manos de Damasco, Almira (nombre ficticio) ha pasado cada noche desde el sismo en el interior de un vehículo.

“De vez en cuando, alguien dice que viene en camino otro más grande y no sabemos qué hacer más allá de ir a la iglesia de al lado de nuestra casa (...) o, cuando está muy llena, a otra zona en la que la gente aparca los coches en fila y todo el mundo se sienta dentro”, relató a EFE.

Anoche, ella y el resto de ocupantes de su vehículo pudieron sentir dos nuevas réplicas. “No hemos dormido en dos días y todos tenemos gripe por el frío, hace mucho frío”, lamentó Almira.

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Afirma que en Alepo solo las iglesias y mezquitas están repartiendo ayuda, y que muchos vecinos que optan por acampar en los coches ante el miedo a nuevos derrumbes lo hacen en los aparcamientos de las escuelas de la ciudad.

Por otro lado, cerca de una veintena de colegios permanecen abiertos para acoger a los vecinos de la urbe cuyas casas se han venido abajo o han sufrido daños que amenazan la estabilidad del inmueble.

Así lo indican las páginas de Facebook que se utilizaban para la colaboración vecinal durante las batallas en Alepo, que fue escenario de una brutal pugna entre los rebeldes y las fuerzas gubernamentales entre 2012 y 2016, cuando Damasco retomó su control en el marco del conflicto armado en el país.

Los equipos de rescate sacan a un sobreviviente de los escombros de un edificio destruido en Kahramanmaras, en el sur de Turquía, un día después de que un terremoto de magnitud 7,8 azotara el sureste del país el 7 de febrero de 2023. (Foto: Adem ALTAN / AFP)
Los equipos de rescate sacan a un sobreviviente de los escombros de un edificio destruido en Kahramanmaras, en el sur de Turquía, un día después de que un terremoto de magnitud 7,8 azotara el sureste del país el 7 de febrero de 2023. (Foto: Adem ALTAN / AFP)
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Estos medios de coordinación en redes sociales se han reactivado a consecuencia de los seísmos y, tras muchos años, vuelven a servir para que los vecinos compartan información sobre los albergues disponibles, adónde acudir para recibir ayuda o cómo hacer para que un taxista les haga llegar efectivo desde el Líbano.

Hasta el momento, se han contabilizado más de 2.600 muertos y casi 5.000 heridos en todo el territorio sirio, incluidas las zonas en manos de los diferentes actores del conflicto, que se encamina a su duodécimo año de violencia armada.

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