“Al Qaeda está diezmada al punto que, en realidad, la organización militar de la que se hablaba ya no existe más -explica el analista político del Medio Oriente y Terrorismo Joseph Hage-. Lo que existe ahora son ‘clusters’, es decir, grupos pequeños que operan independientemente a una jerarquía, como si fueran mafias pequeñas, hasta que puedan armarse de nuevo y trabajar como antes”.
En ese contexto es que se conoció el asesinato del egipcio Ayman al Zawahiri, a quien se considera el autor intelectual del atentado del 11 de Setiembre contras las Torres Gemelas de Nueva York. El lunes de esta semana, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció: “Se ha hecho justicia y este líder terrorista ya no está”. La operación concluyó con un ataque de drones que lo mataron en su balcón, ubicado en el centro de Kabul, Afganistán. A diferencia de la incursión en agosto del año pasado -que dejó niños y otros civiles muertos- esta fue limpia.
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Biden añadió: “La gente del mundo ya no debe temer al asesino perverso y decidido. Estados Unidos continúa demostrando nuestra determinación y nuestra capacidad para defender al pueblo estadounidense contra aquellos que buscan hacernos daño”
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¿Cómo se explica la muerte del sucesor de Osama Bin Laden? Lo primero a tener en cuenta es que, según AP, fue Al Zawahiri quien transformó Al Qaeda en “una red de sucursales autónomas en toda la región, incluyendo Irak, Arabia Saudita, Yemen, el norte de África, Somalia y Asia”.
Hage confirma: “Hasta antes de su muerte, el grupo se estaba reorganizando y vinculando con otras organizaciones, como el clan Haqqani, para orquestar ataques sin pretexto porque siguen en guerra contra Occidente y sus infieles. Ahora todo lo que consiguieron vuelve a cero”.
Pero no solo es eso: “Al Zawahiri tenía que pagar por el 11 de Setiembre, atentado por el que fue condenado en ausencia, así como por los ataques a las embajadas estadounidenses en Nairobi, Kenia”.
Y, claro, su muerte también funciona como un por si acaso. Hage anota que es poco probable que en el corto plazo se revele en qué estuvo trabajando el terrorista. En todo caso, lo que sigue es que los servicios de inteligencia seguirán monitoreando los movimientos de Al Qaeda para desmantelarlos.
“El contraterrorismo no solo opera en contra del orden militar de la organización, sino que combate una ideología muy peligrosa. Ellos piensan y están convencidos que Dios los mandó a limpiar la Tierra de los infieles, lo que significa que la lucha no ha parado ni va a parar y que dependerá del contexto si su magnitud aumenta o disminuye, pero siempre estará ahí”, sentencia Hage.
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Un futuro poco prometedor
Sin su líder, ¿cuál es el futuro de Al Qaeda? A pesar de que los grupos que lo integran son independientes y no mantienen gran comunicación entre ellos por cuestiones de seguridad, lo que debería suceder próximamente, advierte Joseph Hage, es que los pocos cercanos a Ayman al Zawahiri se reúnan para elegir a un sucesor. “La organización es muy débil. No es ni la sombra de lo que solía ser. Pero nunca se sabe: puede que aparezca un líder carismático que logre reclutar a más personas”.
A pesar de ello, el especialista no le ve un futuro auspicioso. Él propone recordar la visita del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, a Riad, Arabia Saudita, en el 2017, y a la que asistieron cerca de 40 países musulmanes. Para el exmandatario, el tema en agenda fue el extremismo y “la batalla del bien contra el mal”. Entonces, cuenta Hage, se acordó que las agencias de inteligencia cooperaran para monitorear e intercambiar información sobre las organizaciones islámicas extremistas.
“Al Qaeda se debería seguir atomizando, pero a distintos niveles. El tiempo dirá si el nuevo líder puede reestructurarla y organizar una operación para demostrar que todavía existen. Pero no debemos asumir que Al Qaeda murió. Es una ideología y todo el tiempo hay que estar atentos a ella”, agrega Hage.
Y concluye: “La pregunta sería, ¿qué tanto pueden lograr en la clandestinidad? Por lo menos, a mí no me queda duda que, además de las redes de la CIA, los mismos talibanes le dieron la espalda a Al Zawahiri y lo entregaron. El talibán parece ser más pragmático que antes y me parece probable que algunos de sus agentes cooperaran para localizarlo”.