Ni las tenues luces rojas ni la sugerente música que comienza cuando la sensual silueta de Bernie Dieter aparece en el escenario hacen presagiar la vorágine de actuaciones que el espectáculo de cabaré La Clique Noël aguarda en su estreno en Edimburgo.
Enfundada en un mono negro con transparencias del que sobresalen muchas plumas a la altura de los hombros, Dieter llena con su presencia el escenario, desde el que invita a disfrutar de esta función que ella misma dirige y define como "un espectáculo de variedades que celebra la vida" y del que nadie sale indiferente.
"Hemos reunido a los mejores artistas de todo el mundo y los hemos juntado para una noche gloriosa de entretenimiento para adultos, así que tenemos de todo, desde actuaciones de magia y burlesque a un hombre precioso, desnudo dentro de una bañera", afirmó la cantante en entrevista con Efe.
Dieter y Edimburgo se conocen desde hace mucho tiempo, tanto que, matiza, una dama como ella no necesita precisar, pero que la han hecho una vieja conocida de la ciudad en todas sus épocas del año.
"Edimburgo es una ciudad que tiene un lugar especial en mi corazón porque he estado viniendo a los festivales desde que era mucho más joven de lo que soy ahora, y creo que la gente aquí es preciosa. Son muy abiertos, siempre están listos para pasarlo bien y son buenos bebiendo, algo que encuentro importante", bromeó.
Hace tan solo cuatro meses, durante la temporada de festivales, la artista participó en el Fringe con "Little Death Club", una obra, en palabras suyas, de "sexi circo cabaret" y ahora regresa con "La Clique Noël" para llenar de luz las frías noches de la época navideña.
"De eso se trata, es una alegre celebración de este momento del año en que hay bastante oscuridad en la ciudad, a las cuatro ya se hace de noche, pero aquí se está caliente, hay luz, fluye el alboroto y hay gente bonita que invita a pasar una noche divertida", destacó.
Dieter que, con su característico acento difícil de clasificar, ha sido descrita como una mezcla entre Lady Gaga y Marlene Dietrich, vivió el circo desde su infancia en Alemania y ahora se dedica a recorrer el mundo junto a un elenco de lo más variopinto, formado por acróbatas, malabaristas, bailarines, magos y tragafuegos.
Uno de los números más inquietantes lo protagoniza Heather Holliday, una neoyorquina que en sus inicios fue considerada la artista femenina más joven del mundo en su especialidad, que consiste en tragar sables de diversas formas y apagar antorchas con la boca, lo que provoca que el público estalle en aplausos.
El toque navideño llega de la mano del mago Paul Zenon, quien consigue traer la nieve hasta esta carpa circense, que poco tiempo después se ilumina con las mazas fluorescentes que elegantemente agita Florian Brooks al ritmo de la banda que toca en directo.
Además de por algún desnudo inesperado, la sensualidad es la línea argumental de esta función que se completa con el número final del acróbata Stephen Williams, quien, sujetado por dos cintas, se suspende en el aire al tiempo que se sumerge en una bañera.
El momento más divertido llega con Dieter, quien, tras un monólogo en que invita a desprenderse del encorsetamiento diario y a tocarse los unos a los otros, se dirige al público para sentarse sobre uno de los espectadores y pedir a otros dos que la cojan en brazos y la devuelvan al escenario.
"Big beard" (gran barba), como nombra a uno de sus ayudantes, y sus otros dos acompañantes la devuelven como pueden encima de las tablas mientras ella canta y la audiencia anima entusiasmada, rendida a los encantos de la cabaretista.
"Me gustan los chicos guapos. La gente de Edimburgo es maravillosa, les encanta el flirteo y siempre es muy divertido. Se muestran siempre dispuestos a todo, por ese me encanta venir aquí", apostilló Dieter.
Fuente: EFE