Los duros testimonios de dos niñas secuestradas por Boko Haram
Los duros testimonios de dos niñas secuestradas por Boko Haram
Redacción EC

Recién acababa de cumplir los 18 años cuando el grupo terrorista secuestró a Sa’a (nombre cambiado) y a otras 275 niñas en la Escuela Secundaria Gubernamental en Chibok () el 14 de abril de 2014. 

Ese mismo día, ella fue una de las pocas que logró escapar; sin embargo, 195 de sus compañeras siguen perdidas después de tres años. Ella tomó una decisión que determinó su destino para siempre. Si no lo hubiera hecho –dice– probablemente estaría con sus otras compañeras perdidas; tal vez habría sido vendida como esclava o estaría convertida en esposa de alguno de los integrantes del grupo islámico.

Su desgarrador testimonio lo compartió durante el Global Education Skill Forum, que se realizó el pasado 17 de marzo en Dubái (Emiratos Árabes). 

Ella vio que el camión en el que las transportaban dejaba atrás al carro escolta cargado de soldados. En la noche, recuerda, solo alcanzaba a ver el borde de la carretera y el polvo que removían las llantas. Algunas de sus compañeras, sin pensarlo, saltaron. Ella también lo hizo. 

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Saltó con una amiga que al caer lo hizo mal y recibió un golpe en el tobillo. En medio de la conversación, la niña malherida le pedía que la dejara y que se salvara. Pero Sa’a no quiso y la arrastró hasta un lugar escondido. Allí estuvieron hasta la madrugada. 

Con el sol, Sa’a salió a caminar para buscar ayuda. Encontró una pequeña casa en la que vivía un campesino al que le pidió ayuda. El hombre las llevó en bicicleta hasta el poblado más cercano donde se comunicaron con sus familias. 

Después de tal experiencia, Sa’a se escondió cuatro meses en su casa. Ni sus padres ni ella querían que regresara a la escuela. Gracias a una ONG que atiende a 3.000 jóvenes, en Nigeria, la joven estudió medicina en Estados Unidos y se convirtió en la voz de sus compañeras perdidas.

“Comparto mi historia y se la cuento al mundo para que la conozcan. De esa forma espero que alguien haga algo por todas las niñas víctimas de la guerra en mi país y en el mundo”, expresó Sa’a.

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En rueda de prensa, Sa’a y Rachel (nombre cambiado) víctimas de la violencia en Nigeria, les enviaron un mensaje a todas las niñas y mujeres víctimas del conflicto armado colombiano: “Cualquier cosa puede pasar en la vida, pero lo que sea, pasa por alguna razón. Así que no estén asustadas, sigan soñando y tengan la esperanza y la fe de que tendrán un mejor futuro”. 

Con seudónimos, gafas oscuras y peluca disfrazan sus identidades porque aseguran sentir miedo. “Es doloroso que 195 de mis compañeras sigan perdidas después de tres años. Ellas también tienen sueños; es muy doloroso y las extraño mucho. El mundo tiene que hacer algo. Son seres humanos y no personas para ser olvidadas”, dijo Sa’a. 

Rachel no fue una de las secuestradas ese día; pero sí en otra ocasión, cuando mataron a su padre y a sus tres hermanos menores en una incursión del mismo grupo en su pueblo. 

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Temerosa, complementa las palabras de Sa’a y dice: “no estamos bien porque no sabemos cuándo las volveremos a ver. Sus padres están traumatizados y las extrañan mucho”. Rachel no habla de su secuestro ni de la forma en la que recobró la libertad. Pero hace parte de un grupo de niñas, también secuestradas por Boko Haram, liberadas tras unas negociaciones con el gobierno de Nigeria.

“Lo único que nosotros podemos hacer es compartir nuestra historia al mundo. Debemos informar a los líderes para que hagan algo al respecto porque no es solo traer a las niñas de regreso. Los incidentes han tenido un impacto muy fuerte en la gente del norte de Nigeria. Los niños no quieren ir a las escuelas”, aseguró Rachel.

Fuente: El Tiempo / GDA

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