Trípoli. La rama libia del grupo terrorista Estado Islámico se atribuyó la autoría de la explosión que hace dos días destruyó una parte del principal oleoducto que desemboca en el puerto petrolero de Ras Lanuf, el más importante del país.
En un comunicado difundido a través de las redes sociales, el Estado Islámico asegura que también secuestró a seis personas que trabajaban en la zona. Según la Compañía Nacional libia de Petróleo (NOC), el ataque al oleoducto se produjo en la madrugada del miércoles 6 al jueves 7 y causó importantes daños.
La zona es objeto de intensos combates desde que hace dos semanas los yihadistas del Estado Islámico emprendiera una ofensiva para hacerse con el control de los puertos petroleros de Sidra y Ras Lanuf, los más importantes de Libia.
El miércoles, fuerzas contratadas por la NOC, bajo control del gobierno de Trípoli, y unidades de las fuerzas leales al Ejecutivo en Tobruk lanzaron un operación conjunta en la localidad meridional de Jufra para evitar el avance del Estado Islámico.
Durante los primeros días de intento de asalto, los terroristas del Estado Islámico dispararon varios proyectiles a los depósitos de petróleo y combustible en ambas terminales y lograron que siete de ellos, con cerca de dos millones de barriles, se incendiaran.
Libia es un Estado fallido, víctima de la guerra civil y el caos, desde que en 2011 la comunidad internacional apoyara militarmente el alzamiento rebelde contra la dictadura de Muamar Al Gadafi.
Desde las últimas elecciones, el poder está dividido entre Tobruk y Trípoli, gobiernos a los que apoyan distintos grupos islamistas, señores de la guerra, líderes tribales y contrabandistas de armas, petróleo, personas y drogas.
Del enfrentamiento en Libia se aprovechan grupos yihadistas vinculados a la organización de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) y el Estado Islámico, que han ganado terreno y extendido su influencia al resto del norte de África.
Fuente: EFE