Beirut. El grupo yihadista Estado Islámico se encontraba este jueves a las puertas de la antigua ciudad siria de Palmira, haciendo temer que los yihadistas la arrasen, como ya hicieron con otras joyas del patrimonio cultural de Siria e Iraq.
La directora general de la Unesco, Irina Bokova, llamó a los bandos del conflicto a "proteger Palmira y hacer todo lo posible para impedir su destrucción".
"Estoy profundamente preocupada por las informaciones que nos llegan de Palmira", afirmó Bokova. "Hay que salvarla", agregó.
El director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), Rami Abdel Rahman, explicó que la batalla se estaba produciendo "a dos kilómetros al este de la ciudad, después de que el Estado Islámico se hiciera con el control de todos los puestos del ejército entre Al Sujna y Palmira".
El valor histórico de este oasis situado a 240 kilómetros al noreste de Damasco es inestimable, ya que alberga las ruinas monumentales de una ciudad que fue uno de los más importantes centros culturales del mundo antiguo, y que ha sido declarada patrimonio mundial de la Unesco.
En las ciudades cercanas a Palmira de las que el ejército sirio se ha retirado, los yihadistas del Estado Islámico ejecutaron a 26 civiles, decapitando a 10 de ellos, "por colaborar con el régimen", señaló el OSDH, con sede en Gran Bretaña.
Mamun Abdulkarim, director de las Antigüedades y Museos Sirios, confirmó la información de la ONG sobre la cercanía de los combates. "La aviación los bombardea y espero que esos bárbaros no entren en el interior de la ciudad", afirmó.
"Si el Estado Islámico entra en Palmira, significará su destrucción, una catástrofe internacional" y "la repetición de la barbarie y el salvajismo que se produjo en Nimrud, Hatra y Mosul", advirtió Abdulkarim, en alusión a los sitios antiguos atacados por los yihadistas en los últimos meses en Iraq.
Los rebeldes tuvieron el control de la ciudad hasta septiembre del 2014, hasta que el ejército sirio la recuperó. Durante los combates, el templo de Baal sufrió desperfectos por los disparos de artillería.
Talal Barazi, gobernador de la provincia de Homs, a la cual pertenece Palmira, explicó que, tras la caída de Al Sukhna el miércoles, 1.800 familias huyeron hacia Palmira, donde se han abierto tres centros de acogida.
Desde la noche del martes, los combates en esta zona han dejado 110 muertos, de los cuales 70 son miembros de las fuerzas de seguridad del régimen, y 55, yihadistas.
Entre los últimos se encuentra Abu Malek Anas al Nashwan, aparecido en un vídeo del Estado Islámico mostrando la decapitación en abril de 28 etíopes en Libia, según sitios extremistas.
Un video difundido hace un mes en las redes sociales mostraba a los yihadistas destrozando el sitio arqueológico iraquí de Nimrud, joya del imperio asirio fundado en el siglo XIII, y antes, habían atacado Hatra, ciudad de 2.000 años de antigüedad, y el museo de Mosul, en el norte de Iraq.
En Siria, los combatientes extremistas han destruido el patrimonio de Raqa, Mari, Dura Europos, Apamea, Ajaja (noreste) y Hamam Turkoman, cerca de Raqa.
"Los pillajes y la destrucción de sitios arqueológicos han alcanzado una escala sin precedentes" este año, alertaba el miércoles la directora general de la Unesco, Irina Bokova en una conferencia en El Cairo.
Abdulkarim, sin embargo, aseguró no haber recibido ninguna llamada o invitación a la conferencia. "Pese a lo que ocurre aquí en Palmira, la Unesco guarda silencio", lamentó.
En el resto de Siria, 39 personas murieron el miércoles durante los bombardeos del ejército en tres localidades rebeldes en el sur de la provincia de Alepo, según el OSDH.
Fuente: AFP