La amenaza que representa el Estado Islámico en el mundo no ha disminuido en el 2016. Si bien en los últimos 12 meses el grupo terrorista ha perdido casi la mitad de los territorios que controlaban en 2014, los ataques en otros países no dejan de cobrar víctimas. El último ejemplo de ellos es el atentado en un mercado navideño de Berlín, Alemania, que ha dejado 12 fallecidos.
Estos ataques han sido perpetrados principalmente por los llamados “lobos solitarios”, personas radicalizadas con el discurso yihadista a través de Internet y sin necesariamente un contacto directo con miembros del EI. Este es el caso de Omar Mateen, un afgano-estadounidense que asesinó a 49 personas en un club gay de Orlando, EE.UU., y quien juró lealtad al Estado Islámico.
Lo mismo sucedió en Francia, cuando dos jóvenes degollaron a un cura católico. Luego el EI difundió un video en el que juraban lealtad al grupo terrorista y se declaraban “combatientes”.
Otros países golpeados por el extremismo del Estado Islámico fueron Yemen, Afganistán, Bangladesh e Iraq, donde murieron 292 personas tras el estallido de un coche bomba colocado por el EI.
Este 2016, el grupo yihadista ha sufrido sus más duras derrotas ante numerosas fuerzas y países unidos contra ellos. Los ataques, según aseguró la organización terrorista en sus reivindicaciones, se dieron en respuesta por el avance de esta ofensiva de la coalición que los combate.
"Casi tres millones de personas y más de 44.000 km2 de territorio han sido liberados" del dominio del Estado Islámico en 2016, anunció en diciembre el general estadounidense Steve Townsend, quien dirige la coalición contra el EI.
El Estado Islámico ha amenazado con continuar con los ataques en el 2017 y las principales ciudades del mundo, como Nueva York, Berlín y París, han reforzado su seguridad al máximo en este Año Nuevo con el objetivo de evitar ataques como el ocurrido en Niza, donde un "soldado" del EI embistió a una multitud mientras celebraban el Día de la Bastilla en julio pasado y murieron 84 personas.