Casi seis años después de los ataques terroristas más sangrientos perpetrados en París por un grupo de extremistas islámicos, la justicia francesa comenzó el megajuicio que tiene como principal acusado a Salah Abdeslam, uno de los diez islamistas que acabaron con la vida de 130 personas aquel 13 de noviembre del 2015.
Mientras tanto, en la base naval de Guantánamo, en Cuba, se reinició el juicio después de 18 meses de suspenso contra cinco implicados en el atentado del 11 de setiembre del 2001, entre ellos el supuesto cerebro de los ataques, Khalid Sheikh Mohamed.
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En París, el Palacio de Justicia francés se convirtió el miércoles en un búnker y estuvo protegido por 650 policías y militares que patrullaban los exteriores para evitar cualquier amenaza o infiltración.
El único miembro con vida de la célula terrorista es Abdeslam, un francomarroquí que ahora tiene 31 años, y que se convirtió al yihadismo luego de ser un asaltante de poca monta en Molenbeek, el suburbio de Bruselas donde creció. Fue en este barrio fue finalmente detenido en febrero del 2016, tras cuatro meses de fuga. Abdeslam no pudo detonar el cinturón de explosivos que llevaba adherido y que debía estallar en el Estadio de Francia, en Saint-Denis.
Vestido de negro y con barba crecida, Abdeslam se presentó ante el tribunal como “un combatiente del Estado Islámico”, la organización terrorista que reivindicó entonces el atentado. “Somos tratados como perros. Hace seis años que me tratan como un perro y nunca me he quejado”, dijo ante los jueces, que deberán determinar su responsabilidad en los atentados y si le darán o no cadena perpetua.
Géraldine Berger-Stenger, abogada de la Asociación Francesa de Víctimas del Terrorismo (AFVT) que representa a 37 partes civiles, explicó a EFE que había prevenido a sus clientes de ese tipo de declaraciones y que no deben esperar gran cosa de los acusados. Para la letrada, lo importante es que las víctimas “puedan hablar y conseguir explicaciones sobre la preparación de los atentados”.
“Para un radical islámico lo que importa es el mensaje propagandístico, es decir, el grabado de conciencia”, explicó hace unas semanas a El Comercio el periodista y experto en Medio Oriente y yihadismo, Gabriel Ben-Tasgal, respecto a la amenaza del terrorismo islámico tras el retorno de los talibanes al poder.
Este proceso, que se va a prolongar hasta finales de mayo del 2022, tiene un carácter “histórico” por “la intensidad dramática” de los hechos que se juzgan y “está fuera de lo común” por su magnitud, afirmó el presidente del Tribunal de lo Criminal de París, Jean-Louis Péries, al inicio de esta primera vista.
Hay 20 hombres acusados, de los cuales 14 comparecen ante el tribunal: once están encarcelados y tres libres bajo control judicial. Seis serán juzgados en ausencia, aunque se presume que cinco de ellos murieron en ataques de la coalición internacional contra el Estado Islámico en Siria e Iraq.
Los atentados
Aquél 13 de noviembre, unas 10 personas resultaron heridas y una falleció tras la explosión de un bar cercano al Estado de Francia, donde transcurría el partido de fútbol amistoso entre Francia y Alemania, al que asistía, además, el entonces presidente Francois Hollande.
En este lugar fue que Abdeslam no pudo detonar sus explosivos. Otros dos mataron al chofer de un autobús, mientras que dos comandos -compuestos por seis hombres- dispararon contra decenas de clientes en bares y restaurantes, y luego balearon a los asistentes a un concierto en el club Bataclan. Se trató del peor ataque en París desde la Segunda Guerra Mundial, y ocurrió meses después del atentado suicida contra el semanario “Charlie Hebdo”, en el que murieron 12 personas.
Las audiencias del 11-S
De otro lado, el miércoles fue el segundo día de audiencias en Guantánamo después de 18 meses de interrupción por la pandemia del Covid-19.
El nuevo juez militar que preside el juicio por los ataques del 11 de setiembre dijo que no forzaría el proceso a un desenlace, pero advirtió que quiere ver “acción” tras nueve años de audiencias. El coronel de la Fuerza Aérea Matthew McCall le dijo al tribunal de comisiones militares en la base naval estadounidense en Cuba que no detendrá a los abogados de Khali Sheikh Mohamed, presunto cerebro del atentado, y de los otros cuatro acusados, en su intento de alegar que a los hombres se les negó el debido proceso al ser torturados por la CIA.
A tres días del vigésimo aniversario de los atentados de Al Qaeda, el nuevo juez militar reconoció que quería superar la extensa fase previa al juicio que ya ha pasado por la potestad de siete jueces. “Este caso ha durado realmente mucho tiempo”, les dijo a los abogados, acusados y a los familiares de las víctimas.
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