Dos jóvenes austriacas que viajaron en mayo a combatir junto con el Estado Islámico en Siria ahora están desesperadas por volver a su país, debido a que están embarazadas y al brutal y represivo trato que reciben de parte de los yihadistas.
Identificadas como Samra Kesinovic (15) y Sabina Selimovic (15), ambas huyeron a principios de año de su casa en Viena con la intención de "servir a Alá y morir por él", según indicaba la nota que les dejaron a sus padres.
Una vez instaladas en la ciudad siria de Raqqa, las jóvenes se casaron con dos terroristas chechenos y al poco tiempo quedaron embarazadas.
Hace pocos días, las niñas contactaron a sus familiares para rogarles que gestionen su regreso pues se habían arrepentido de aquel viaje y ahora planeaban volver a sus tranquilas vidas en Austria. Una petición que parece imposible, pues las leyes impiden su retorno y la comunidad internacional incrementa el rechazo hacia ellas.
¿CÓMO LLEGARON?
La historia de las jóvenes inició en abril, cuando escaparon de sus hogares para viajar a Siria para unirse al Estado Islámico.
Inicialmente, la Interpol emitió una orden de búsqueda para encontrar a las menores antes de que llegaran a Raqqa. Ellas habrían sido reclutadas en la mezquita de Altu-Alem, en Viena, por Ebu Tejma, uno de los salafistas más radicales de Europa.
Una vez que llegaron al Medio Oriente, sus cuentas de redes sociales fueron controladas por los terroristas, quienes empezaron a difundir imágenes de las menores empuñando armas y vistiendo el tradicional niqab, en clara intención de reflejar que disfrutaban de su estadía junto al Estado Islámico.
"Eso no lo han escrito ellas, han tenido que ser otras personas", afirmó el tío de Sabina en aquella oportunidad. Su padre también se pronunció con un comunicado que decía: "Estamos desesperados. Pedimos a todas las personas que nos ayuden a encontrar a nuestras niñas".
Samra y Sabina habrían viajado el 10 de abril a Estambul y desde allí se trasladaron a Adana, ciudad al sur de Turquía, a 100 kilómetros de Siria. Las autoridades les perdieron el rastro a las jóvenes en ese punto.