“Todos los días me llamaba. Al mediodía en su hora de almuerzo y también por la noche, cuando subía a cenar. El lunes 14 (de febrero) hablamos de 10 a 11 de la noche y me dijo que había mal tiempo, pero que así estaban laborando”.
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Aura Llesett López, nicaragüense asentada en España y pareja de Martín Quino, recuerda durante una llamada con El Comercio la última vez que habló con nuestro compatriota, uno de los diez peruanos a bordo del Villa de Pitanxo, el buque pesquero que la madrugada del martes naufragó en el Gran Banco de Terranova, a 460 kilómetros de las costas canadienses.
Hasta el momento, las autoridades han informado que solo tres de los 24 tripulantes sobrevivieron. Además, han confirmado la muerte de nueve de ellos, mientras que 12 continúan desaparecidos.
La cancillería peruana confirmó que cuatro de los fallecidos son peruanos. Hace dos días las autoridades canadienses anunciaron que daban por terminada la búsqueda por considerar nulas las opciones de hallar supervivientes, aunque ayer el ministro español de Exteriores, José Manuel Albares, dijo que pedirá a Canadá que se reanuden las tareas.
Peruanos a bordo del Villa de Pitanxo | Edad |
---|---|
Ricardo Alonso Cruz Flores | 48 años |
Rogelio Franco Damazo Cueva | 56 años |
Jonathan Calderón Ortiz | 39 años |
Daniel Fernando More Valladares | 45 años |
Martín Quino Zevallos | 55 años |
Diego Andrés More Vega | 26 años |
William Arévalo Pérez | 42 años |
Edwin Andrés Córdova Salinas | 28 años |
Juan Martín Frías Riera | 36 años |
Miguel Lumbres Campa | 51 años |
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Mucha incertidumbre
Mientras los socorristas abandonaban la búsqueda, Aura se trasladaba desde el municipio gallego de Vigo hasta el puerto de Marín, desde donde zarpó el Villa de Pitanxo, para pedir más información a la armadora Pesquerías Nores, dueña de la embarcación y en la que Martín trabajaba desde hace tres años y medio.
“La pareja de mi amiga trabaja en otro barco, él la llamó para decirle que se comunicara conmigo. A los 10 minutos me llamaron de la empresa. En el mismo momento me comuniqué con su hermana y su hija mayor. (Martín) tiene 3 hijos y 3 nietos en Lima”, detalla Aura.
Quino había emigrado a España hace 25 años y desde hace 22 trabajaba en la industria pesquera. Es recordado como un hombre amante de la salsa y de su familia, originaria de Talara pero asentada ya en Lima.
“Cada vez que venía de una marea le gustaba reunirse con sus amistades, poner música, bailar”, recuerda para El Comercio Mercedes Infante, su sobrina.
Aura recuerda algunas particularidades antes de que Martín se embarque en esta nueva faena. La principal fue el retraso que hubo para zarpar. Quino había salido de su casa, en Vigo, el 24 de enero. Sin embargo, el viaje comenzó recién dos días más tarde, el 26.
“Me llamaba y me decía que no salían por el PCR, luego de que faltaba una pieza del motor y así”, recuerda Aura.
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Al día siguiente de conocerse la tragedia, ambas mujeres fueron hasta los exteriores de Nores, adonde también llegaron los familiares de los otros compatriotas y del resto de la tripulación, de quienes aún no hay noticias. El grupo exige mayor información de la empresa.
“Hasta el momento no sabemos si alguno de los cuerpos que no identifican es de él. O si sigue desaparecido. No tenemos noticias y la incertidumbre nos está matando”, reclama Aura, quien destaca la labor que han realizado tanto el alcalde de Vigo como los cónsules del Perú en Madrid y Barcelona.
“El alcalde nos recibió esta mañana (ayer), nos ha brindado su apoyo emocional y legal y nos asignó a una trabajadora para exponerle el caso. Además, vinieron los representantes del consulado de Barcelona y Madrid para darnos apoyo”, asegura.
La tragedia es compartida por toda la comunidad. Esta decena de compatriotas habían establecido, en su mayoría, su hogar en Vigo. Se habían integrado a la comunidad y la mitad de ellos incluso contaban con doble nacionalidad.
La limeña Luisi Motta, presidenta de la Asociación Madres Latinas de Vigo, era amiga de varias de las víctimas y actualmente se encuentra acompañando a las familias durante este trágico episodio. “Miguel (Lumbres) era mi amigo. Todos estamos aturdidos de dolor. Hay una falta de información, una falta de respeto a nuestros connacionales”, resume en conversación con El Comercio. Un sentimiento que resume la herida que se ha abierto en toda la comunidad.
“Lo que les pedimos a las autoridades es que no cese la búsqueda. Son 12 vidas aún desaparecidas y no sabemos si entre ellos está mi tío”, agrega Mercedes.
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