Un hombre camina afuera del mercado Las Pulgas en Maracaibo, estado de Zulia, Venezuela, el 2 de julio de 2020, en medio de la pandemia de coronavirus. (AFP / Luis BRAVO).
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Redacción EC

Maracaibo [AFP]. El dolor al respirar hacía llorar a Elkin, un carnicero contagiado en un mercado callejero de . Allí se generó el mayor foco de , que desborda a una otrora próspera región petrolera arruinada por apagones y una crónica escasez de combustible.

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La proliferación de casos en el estado Zulia (oeste, fronterizo con Colombia) desató una situación “horrible” en el Hospital Universitario de Maracaibo, dice Pilar, como pidió ser llamada para resguardar su identidad una enfermera con 15 años de experiencia que trabaja en ese centro de salud pública. “Estamos colapsados”, lamenta.

Varias alas del edificio se han convertido en “un infierno”, sin aire acondicionado, en una zona con temperaturas sobre los 40 grados centígrados y azotada por apagones que suelen prolongarse por horas, relata la mujer.

La falta de agua y la escasez de insumos completan el cuadro, con personal de salud moviéndose por los pasillos con batas empapadas de sudor.

Si no llevas agua de tu casa al hospital no te puedes bañar. Tenemos que carretear (cargar) botellones de cinco litros”, comenta Pilar. La precariedad, agrega, ha provocado una veintena de fugas de pacientes diagnosticados con el nuevo coronavirus.

Aun cuestionadas por organizaciones como Human Rights Watch, que las considera poco creíbles, las cifras oficiales en este país de 30 millones de habitantes han mostrado un salto desde poco más de 1.500 casos positivos el 1 de junio a más de 7.000 un mes después. El régimen de Nicolás Maduro reconoce un “preocupante” incremento.

Transcurrieron 70 días entre el primer contagio registrado y el número 1.000. Y solo cuatro entre el caso 6.000 y el 7.000.

Zulia, la región más poblada de Venezuela, concentra casi un cuarto de los casos de la enfermedad que avanza en medio de una devastadora crisis económica.

El origen del brote

En su puesto del mercado Las Pulgas, Elkin trabajaba entre moscas que revoloteaban alrededor de trozos de carne apilados. Tras infectarse con el virus allí, contagió a su esposa, a cinco de sus ocho hijos, a su madre de 84 años y a un sobrino.

Hasta que fue cerrado temporalmente por las autoridades por un brote masivo, multitudes de compradores, muchos sin mascarillas, se aglomeraban en esta área comercial de 37.000 metros cuadrados con cientos de puestos de alimentos, algunos con productos contrabandeados desde Colombia.

Ver a toda mi familia en el hospital me deprimió”, cuenta este hombre de 45 años, tras pasar 40 días en el Hospital Universitario.

Fue internado el 23 de mayo, un día antes del cierre, que provocó protestas de comerciantes que acabaron con gases lacrimógenos.

Ahora, aún sin fecha para reabrir, militares y policías coordinan el ingreso de camioneros que hacen fila para retirar mercancías. Trabajadores de la oficialista gobernación de Zulia rocían con agua clorada las instalaciones vacías, recogen basura y escombros, y corrigen fugas de aguas negras.

Pruebas lentas y falta de insumos

Pilar ha visto irse a 14 compañeros del hospital “por miedo a contagiarse”.

Ella misma espera resultados de test, pero la prueba de PCR, la más confiable, demora semanas.

Un único laboratorio, en Caracas, procesa los test PCR de todo el país. Las pruebas rápidas muchas veces arrojan diagnósticos errados: Elkin se hizo cinco que dieron negativo pese a presentar síntomas. Finalmente, confirmó su contagio por PCR.

Creo que no voy más al hospital”, dice Enrique, de 65 años y asmático, que trabaja en el mantenimiento del centro de salud Universitario de Maracaibo.

Como Pilar, Enrique denuncia fallas en el suministro de implementos de bioseguridad en ese hospital. La ONG Médicos Unidos de Venezuela reporta una decena de muertes entre el personal de salud del país, siete en Zulia.

Corresponden tres cambios mínimos por turno, pero solo nos dan un mono quirúrgico, una bata de cirujano, dos tapabocas de los normales de tiras, no mascarillas N95 de las que deberíamos usar, y un par de guantes”, sostiene la enfermera.

El hospital fue intervenido y Pilar reconoce que la nueva dirección comenzó a “hacerle cariñitos” a la instalación, aún insuficientes.

La precariedad se repite en otros sitios habilitados durante la emergencia. Pilar sigue de cerca los padecimientos de una compañera contagiada que lleva más de 30 días aislada en un hotel convertido en centro de cuarentena. “Un día me llamó a las cinco de la tarde. Todo el día sin comer”, dice.

Con hospitales y hoteles repletos, las autoridades zulianas empezaron a usar estadios, universidades y bibliotecas para aislar a pacientes asintomáticos.

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¿Qué es el coronavirus?

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden causar diferentes afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS-CoV).

El coronavirus descubierto recientemente causa la enfermedad infecciosa por coronavirus COVID-19. Ambos fueron detectados luego del brote que se dio en Wuhan (China) en diciembre de 2019.

El cansancio, la fiebre y la tos seca son los síntomas más comunes de la COVID-19; sin embargo, algunos pacientes pueden presentar congestión nasal, dolores, rinorrea, dolor de garganta o diarrea.

Aunque la mayoría de los pacientes (alrededor del 80%) se recupera de la enfermedad sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial, alrededor de una de cada seis personas que contraen la COVID-19 desarrolla una afección grave y presenta dificultad para respirar.

Para protegerse y evitar la propagación de la enfermedad, la OMS recomienda lavarse las manos con agua y jabón o utilizando un desinfectante a base de alcohol que mata los virus que pueden haber en las manos. Además, se debe mantener una distancia mínima de un metro frente a cualquier persona que estornude o tose, pues si se está demasiado cerca, se puede respirar las gotículas que albergan el virus de la COVID-19.

¿Cuánto tiempo sobrevive el coronavirus en una superficie?

Aún no se sabe con exactitud cuánto tiempo sobrevive este nuevo virus en una superficie, pero parece comportarse como otros coronavirus.

Estudios indican que pueden subsistir desde unas pocas horas hasta varios días. El tiempo puede variar en función de las condiciones (tipo de superficie, la temperatura o la humedad del ambiente).

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