La oposición de Venezuela anunció el martes que ha tenido acceso y digitalizó el 81 % de las actas de las elecciones presidenciales del domingo 28 de julio. Según esos datos, el ganador fue Edmundo González Urrutia, con 7,1 millones de votos, es decir el 67%; mientras que el presidente y candidato a la reelección Nicolás Maduro obtuvo 3,2 millones de votos, el 30%. Las cifras son diametralmente opuestas a las ofrecidas por el Consejo Nacional Electoral (CNE), que en su primer boletín de la madrugada del lunes dio como ganador al mandatario con el 51,2% de sufragios contra el 44,2% del candidato del bloque opositor, apoyado por María Corina Machado.
El mismo lunes, el CNE proclamó de manera oficial a Maduro como vencedor de los comicios para un tercer período de seis años que asumirá en enero del 2025.
Los cuestionados resultados y la acelerada proclamación de Maduro empujaron el mismo lunes a miles de ciudadanos a salir de manera espontánea a las calles en distintas ciudades del país para protestar y denunciar que se había perpetrado un gran fraude. En un hecho inédito en 25 años de chavismo, en las masivas manifestaciones participaron personas procedentes de barrios populares, antes considerados bastiones del Gobierno.
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Además, al menos seis estatuas de Hugo Chávez fueron derribadas en varias zonas del país. Hasta el martes, el Foro Penal informó de 11 civiles y un militar muertos en las protestas y de 278 arrestos. Por su parte, el fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, dijo que al menos, 749 personas han sido detenidas. Aseguró que los manifestantes arrestados están siendo acusados de delitos como instigación pública, obstrucción de las vías públicas, instigación al odio, resistencia a la autoridad y, “en los casos más graves, terrorismo”.
Sobre esta compleja coyuntura en Venezuela y el futuro del régimen de Maduro, El Comercio conversó con el historiador y ensayista venezolano Tomás Straka, director del Instituto de Investigaciones Históricas Hermann González Oropeza, sj, de la Universidad Católica Andrés Bello.
— ¿Por qué los sectores populares están encabezando las protestas contra la reelección de Maduro de manera espontánea, no se supone que el chavismo controla los barrios?
Todo el mundo está asombrado por la actitud y la fuerza que tuvo la respuesta popular al anuncio de unos resultados que más de la mitad de los venezolanos, y gran parte del mundo, consideran que no corresponden a lo que efectivamente ocurrió en las elecciones. Se podía prever porque en los últimos años ha habido un desplazamiento en los sectores populares para abandonar el chavismo y seguir a María Corina Machado. La razón de esto es de distinta índole. Todo indica que fue un enorme triunfo por parte de Edmundo González Urrutia, y esto se debió a que muchos chavistas se pasaron a la oposición, no hay que hacer mucha elucubración al respecto. Hay una gran cantidad de personas que hasta hace muy poco eran chavistas y decidieron votar por Edmundo como una forma de votar por María Corina. Si bien eso ya se había hecho evidente en la campaña y en todos los sondeos, la dimensión de lo que se vio el lunes en las calles era difícil de prever tanto para la oposición como para el Gobierno, que fue agarrado un poquito de sorpresa.
— ¿Hasta dónde pueden extenderse estas protestas en los barrios, o finalmente se va a imponer el control que ha ejercido el chavismo en estos 25 años y la gente va a dejar de salir?
Eso es imposible de saberse hoy. El martes la situación estuvo bastante más tranquila en el país, aunque hubo manifestaciones en prácticamente en todo el territorio, pero de una manera mucho más distinta. La situación está en pleno desarrollo y todos los analistas y actores están tratando de leerla. La gente estaba muy disgustada con Maduro, no había sondeo que no arrojara una impopularidad del Gobierno. Nicolás Maduro es asociado sobre todo a los sectores populares, que fueron los más golpeados por el hambre de los años 2016, 2017 y 2018, con la carestía y la hiperinflación que para los más pobres significó francamente hambre. Ustedes vieron en el Perú a los millares de inmigrantes que llegaron a su país. Hubo inmigrantes ricos que llegaron al Perú en aviones, con visa, que compraron empresas y que están viviendo bien. Y los inmigrantes que ven ustedes en la calle, que son fundamentalmente pobres. Entonces, la gente asocia a Maduro a algo que generó muchísimo dolor, y se demostró en estas elecciones, que es la ruptura familiar por la migración. El deseo de los más viejos por volver a ver a sus hijos. Los que ven a sus familias destruidas o quebradas por la migración, eso impactó mucho. Hay otras razones por las que Maduro ya estaba desprestigiado, pero no sospechábamos que ese desprestigio ya se había pasado a Hugo Chávez. Muchas personas hasta hace muy poco consideraban que el Gobierno de Chávez fue una maravilla y que el de Maduro era muy malo y que Maduro estaba traicionando a Chávez. Pero la demolición de seis estatuas de Hugo Chávez en una suerte de actos públicos y el ser arrastradas con tanta rabia demuestra que por lo menos para una parte muy importante de los venezolanos ya el problema es el chavismo. ¿Que el Gobierno vaya a poder controlar a los sectores populares? En lo inmediato si lo hace sería por medio del uso de la fuerza pública. Retomar todo el montón de redes que tuvo el chavismo, y que sigue teniendo de alguna forma el Estado y el PSUV, y que siga teniendo el control social mediante la la coerción, la distribución de las cajas de comida subsidiada, que cada vez son menos, de la distribución de las bombonas de gas y otro tipo de cosas, lo veo difícil. En todo caso es imposible en lo inmediato.
— Entonces parte del descontento de quienes apoyaban al chavismo y ahora están con María Corina Machado tiene que ver con que ya no les están llegando los subsidios
Esa es una de las razones. Una de las cosas que hizo a Chávez muy popular es que a él le tocó vivir una bonanza petrolera muy importante que se tradujo en una infinidad de ayudas de distinto tipo, que hizo que algunos ricos se hicieran muy ricos, pero también que los más pobres pudieran duplicar y hasta quintuplicar en algunos casos su capacidad de consumo. No era lo único que hacía que la gente se enamorara de Chávez, pero sí fue un factor importante. A Nicolás Maduro le tocó el tiempo de las vacas flacas, no todo es plenamente la culpa de él. Venezuela fundamentalmente dilapidó todo aquello, tiró la casa por la ventana durante el gobierno de Chávez, y cuando baja el precio del petróleo y se realizan estatizaciones que quiebran buena parte de la economía, estalla una crisis que se convierte en enorme hasta el 2020. La gente sigue recibiendo los subsidios, pero ahora son irrisorios, lo que significa que pasa hambre y sigue habiendo problemas muy graves. También hay deterioro de los servicios públicos, apagones, falta de agua sobre todo en el interior de Venezuela. Todo ello ha generado una rabia muy grande. Todos esos problemas, incluida la separación familiar, son la base fundamental por la cual la gente decidió simplemente romper con el gobierno y votar por lo que vieron como nueva esperanza con María Corina Machado, no tanto tal vez por el programa de ella en sí mismo, no estoy tan seguro de que todos estén claros y hayan comprado la idea de un programa liberal, sino por la posibilidad de que haya un cambio, el que sea.
— ¿El control que han ejercido en todos estos años los colectivos en los barrios también ha cambiado, la gente ya les perdió el miedo?
Hay dos aspectos que dan a entender que ese control ha disminuido mucho. El primero es que no se logró por la vía de la coerción o la extorsión que la maquinaria chavista se imponga en las elecciones. Es decir, una dimensión de este control estaba en que se hacía listas de vecinos y se iba con ellos a votar y se garantizaba que ellos votaran por el candidato del Gobierno, y que esa gente fuera movilizada. Evidentemente, ahora la gente votó por María Corina, es lo que evidencian todas las actas que se han mostrado como evidencia. Esa es la primera prueba de que ese control no funcionó. La segunda prueba es que el lunes bajaron los barrios de Caracas y hubo una batalla campal a dos cuadras del palacio presidencial de Miraflores. No es cualquier cosa. Entonces, pareciera que el control es mucho menor. Habría que ver la evolución. Yo no descartaría que algunos de estos colectivos hayan decidido hacer un cambio directa o indirectamente en sus posiciones políticas.
— ¿Cree que ahora sí Venezuela está cerca de un cambio político?
El cambio político se dio. Ahora, en cuanto a un cambio de régimen, pareciera estar más cerca de lo que estuvo hace un tiempo. El Gobierno ha sufrido una terrible derrota electoral, se ha demostrado que ya no tiene prácticamente ninguna base de sustentación social, está ahora más desprestigiado a nivel internacional. Hoy sí hay un liderazgo claro en la oposición con María Corina, que ha recibido mucho del mesianismo chavista. Es muy interesante ver la forma en la que exchavistas la admiran, se parece mucho a la forma en la que admiraban a Chávez. Pareciera que el cambio está más cerca que hace un año. Ya sobre lo que pueda pasar en las siguientes semanas o meses habrá que verse. También qué ha pasado en la interna del Gobierno, si hubo alguna fractura.
— ¿Qué le queda a Maduro para sostenerse en el poder, solo la fuerza militar y represiva?
Tiene todo el aparato del Estado, que sigue siendo importante. Sigue manejando recursos. Por muy poco que esté produciendo la industria petrolera, sigue siendo la principal fuente de ingresos del país. Aunque básicamente Maduro también ha ido desmontando buena parte del chavismo, con medidas de libre mercado, privatizaciones, etc. Por supuesto que tiene el apoyo de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y de la policía, lo que pareciera ser su sustento fundamental, sobre todo en estos dos días eso ha quedado evidente.
— ¿En el hipotético caso de que Maduro caiga, se estima un rápido retorno de quienes se fueron del país o va a importar más que la situación económica mejore para tomar esa decisión?
Creo que inicialmente la situación económica es lo que definiría la decisión para la mayor parte de los que están afuera del país. Tanto María Corina Machado como Nicolás Maduro prometieron un rápido retorno de los inmigrantes, esto es interesantísimo porque si los dos comando de campaña han llegado a la conclusión de que hay que prometer ello es porque es un tema de primerísima importancia para gran parte de los venezolanos. Evidentemente, la gente no le creyó a Maduro, le creyó más a María Corina. Ya hay muchos venezolanos que están viniendo con las mejoras económicas de los últimos tres años, y al mismo tiempo la crisis del covid hizo que la situación económica empeorara en muchos otros países, entonces muchos han venido. Pero está difícil de prever que vengan masivamente porque la economía no va a mejorar de un día para el otro, se va a necesitar tiempo relativamente largo. Segundo, mucha gente tiene bastantes años afuera y no es tan fácil tomar la decisión del retorno con vidas hechas en otros países, familias, negocios, están casados con personas de otras naciones, hay mucha gente que va a seguir con su vida donde está, vendrán solo de visita. Pero sí, un cambio político incrementaría el retorno.
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