La exdiputada María Corina Machado es la gran triunfadora de las primarias opositoras de este domingo en Venezuela, con el 93,13 % de los votos, con un 26,06 % de las actas escrutadas, de unas votaciones en las que los venezolanos eligieron a quien debe enfrentarse al chavismo en las presidenciales de 2024. La Comisión Nacional de Primaria (CNP), que organizó las internas antichavistas, ofreció el primer balance con resultados preliminares en la primera hora de este lunes, luego de horas del conteo y totalización inicial.
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Según esos primeros datos, de los 601.110 votos contabilizados, Machado se quedó con 552.430, muy lejos de su más cercano rival, el exdiputado Carlos Prosperi, quien obtuvo 28.153 apoyos, el 4,75 % de lo escrutado.
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Sobre el resto de aspirantes, la exdiputada Delsa Solórzano recibió el 0,77 % de los votos, el exrector electoral Andrés Caleca, el 0,57 %, el exgobernador César Pérez Vivas, el 0,28 %, el exgobernador Andrés Velásquez, el 0,18 %, el productor agripecuario Luis Farías, el 0,11 %, la abogada Gloria Pinho, el 0,09 %, la exdiputada Tamara Adrián, el 0,07 %, y el empresario César Almeida, el 0,05 %.
Los organizadores de estas votaciones no anunciaron una cifra total de participación ni una estimación al respecto, aunque estimaciones independientes aseguran que cerca de dos millones de venezolanos acudieron hoy a las urnas.
No obstante, la propia Machado aseguró la tarde de este domingo que se habían agotado los tres millones de papeletas que se habían imprimido para la elección.
El primer boletín se retrasó debido a un bloqueo del servidor, una situación que se presentó apenas empezó la transmisión de resultados, denunció el presidente de la CNP, Jesús María Casal.
Los 3.010 puntos habilitados en el país para votar comenzaron a cerrar a la hora prevista, las 16.00 locales (20.00 GMT), si bien muchos de estos centros se mantuvieron operativos hasta tres horas más por la concurrencia de electores.
El pasado julio, la Contraloría indicó que la inhabilitación impuesta a Machado en 2015, que en su momento se dijo que duraría un año, se extenderá hasta el año 2030, por lo que la exdiputada no podrá ocupar cargos de elección popular, a menos que la sanción le sea levantada.
“Avalancha ciudadana”
“¡Venga vieja!”, gritaban seguidores de Machado con una típica expresión de celebración en Venezuela, a medida que terminaba el escrutinio de las mesas de un centro ubicado en un barrio comercial de Caracas. A diferencia del sistema electoral automatizado que rige para los comicios organizados por las autoridades, el escrutinio en la primaria opositora fue manual.
De 241 votos en la mesa 1, 213 fueron para Machado, una Ingeniera Industrial de 56 años rotunda opositora al chavismo, que aparecía favorita en todas las encuestas.
En la mesa de al lado, igual: “María Corina Machado, María Corina Machado, María Corina Machado...”, iba cantando uno de los miembros de mesa, leyendo cada papeleta, mientras otra anotaba con un marcador en un papel.
“¡Hasta el final! ¡Viva Venezuela libre!”, celebró Nilsa Correa, de 53 años, usando el eslogan de Machado. “Ella va hasta el final, esa inhabilitación es mentira (...) y vencerá eso”.
Machado está inhabilitada para ejercer cargos públicos por 15 años, lo cual en teoría le impediría inscribir su candidatura para las presidenciales del año próximo.
La primaria se celebra cinco días después de la firma de un acuerdo dentro de un proceso de negociación entre gobierno y oposición, que fijó las elecciones presidenciales para el segundo semestre del año que viene con observación de la Unión Europea y otros actores internacionales.
Estados Unidos respondió aliviando por seis meses sanciones petroleras contra el país, aunque lo condicionó a que se levanten inhabilitaciones, un tema espinoso en el que el chavismo no quiere ceder.
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“Estamos siendo parte de una historia ciudadana y lo que hoy hemos visto es una avalancha ciudadana dentro y fuera de Venezuela”, expresó Machado en una rueda de prensa previa al anuncio de resultados.
La primaria también se realizó en 28 países.
"Demostración de fuerza"
Seguidores de Maduro instalaron equipos de sonido a todo volumen con canciones del partido de gobierno en una cancha del barrio popular de Catia, un bastión tradicional del chavismo, donde casas particulares sirvieron de centros de votación.
“A nosotros no nos van a intimidar, nos están haciendo el día más divertido”, ironizó uno de los miembros de mesa, que prefirió no dar su nombre.
Muchos centros de votación permanecían abiertos pasadas las 16h00 locales (20h00 GMT) cuando se estipuló el cierre. Venezuela por ley no permite el cierre de mesas mientras haya electores allí esperando para sufragar.
En barrios populares, tradicionalmente bastiones del chavismo, miles de personas hacían fila para participar.
Un centro fue instalado por ejemplo en plena avenida frente a una residencia. Unas 1.000 personas esperaban para votar bajo una fuerte aguacero vespertino, protegiéndose con paraguas y cartones.
“Nos corrieron del colegio y nos movieron para acá porque unas personas protestaron, supuestamente lanzaron piedras, y bueno aquí estamos”, contó el comerciante Luigi Pellegrino, de 59 años, que llevaba seis horas en fila.
Machado dijo que en centros de al menos cuatro estados del país se acabaron las papeletas para votar cuando aún faltaban electores en la fila. “Es una demostración inequívoca de la fuerza que hoy se ha desplegado”, expresó.
“Línea roja”
La primaria se celebra cinco días después de que la mesa de negociaciones entre el gobierno y la oposición suscribieran un acuerdo político, que estipuló que la elección presidencial se realice en el segundo semestre del próximo año con observación de la Unión Europea y otros actores internacionales.
El documento, firmado en Barbados, incluye además el respeto al “derecho de cada actor político de seleccionar su candidato para las elecciones presidenciales de manera libre”, lo que supone respeto al proceso.
Ya antes fue impugnada ante la Corte Suprema por un empresario acusado por la oposición tradicional de colaboracionista, pero la justicia hasta ahora no se pronunció.
Los primeros acuerdos llevaron a la liberación de cinco presos políticos, la flexibilización temporal del embargo al crudo venezolano impuesto por Estados Unidos en 2019 y a la conformación de un fondo con dinero venezolano bloqueado en el exterior, que será manejado por la ONU para programas sociales.
El diálogo no obstante no logró aún resolver el tema de las inhabilitaciones, que por ahora solo afectan a Machado. Henrique Capriles y Freddy Superlano, también sancionados, renunciaron a las primarias.
“Las inhabilitaciones están en una línea roja que no es fácil”, destaca Luis Vicente León, director de la encuestadora Datanálisis. “No hubo un solo momento a lo largo de todo el proceso de negociación, ni en lo informal ni en lo formal, en que el gobierno venezolano produjera ningún tipo de negociación de la habilitación”.
La inhabilitación en contra de Machado, en principio por 12 meses y que terminó en 2016, fue extendida a 15 años el pasado 30 de junio, justo cuando su campaña entró en auge. La Contraloría, encabezada por el ahora jefe del CNE, Elvis Amoroso, la acusó de corrupción y promover sanciones contra el país.
El jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, condicionó la flexibilización de sanciones a que se cumplan “compromisos” como la creación de “procesos específicos para la habilitación acelerada” de candidatos.
“Venezuela no acepta presiones, ni chantaje, ni soborno, ni injerencia de poder ni país alguno”, espetó el jefe del Parlamento, Jorge Rodríguez, que encabeza además la delegación del chavismo.
Una década alejados de las urnas
La oposición de Venezuela ha concentrado toda su fuerza en las elecciones presidenciales de 2024, una carrera a la que vuelve luego de una década alejada de las urnas, aún con críticas al Consejo Nacional Electoral (CNE) y llena de limitaciones y contradicciones.
En abril de 2013, cuando Nicolás Maduro fue anunciado como ganador de la Presidencia, se quebró definitivamente la confianza de sus contrarios, hasta entonces unidos en coalición, en el árbitro electoral. La oposición cantó fraude y no reconoció, ni siquiera hoy, la victoria del líder chavista, obtenida con un 1,5 % de ventaja.
A esas cuestionadas votaciones le siguieron oleadas de protestas antigubernamentales, llamados a la abstención y otros intentos infructuosos por sacar al chavismo del poder, mientras Maduro, señalado de antidemocrático por varios países, se reelegía en 2018, conforme aumentaba el número de opositores inhabilitados para disputarle el cargo.
El mismo presidente que, según la oposición tradicional, nunca ha ganado unos comicios democráticos, competitivos y transparentes, se perfila como el adversario a vencer en 2024, cuando el antichavismo prevé volver a unir todas sus capacidades al servicio de una candidatura, sin certeza sobre la viabilidad de esta apuesta.
La apuesta electoral
Aunque el grueso del antichavismo no concurrió a otras presidenciales en la última década, hizo dos grandes apuestas electorales que buscaron convertir en el finiquito de la llamada revolución bolivariana.
En 2015, tras una intensa campaña política, se hicieron con la mayoría calificada en el Parlamento, pero el Tribunal Supremo impugnó a tres legisladores por supuestas irregularidades en su elección, que nunca se repitió. La oposición juramentó a los impugnados y el Legislativo fue declarado en desacato, por lo que ninguno de sus actos fue obedecido por el resto de instituciones.
En 2016, con un país harto por la escasez generalizada de productos y una Cámara legítima pero sin poder real, la idea de convocar a un revocatorio contra Maduro ganó la simpatía de la misma mayoría que el año anterior favoreció con un 67 % de los escaños a la oposición.
Luego de manifestaciones callejeras en las que participaron cientos de miles de personas a favor del revocatorio, nuevamente el Poder Judicial salió en defensa del mandatario al admitir querellas contra el proceso que fueron introducidas por el oficialismo. En consecuencia, el CNE decidió paralizar el referendo “en acatamiento” de los tribunales.
Después de este par de tragos amargos, mientras la crisis económica se agudizaba, la oposición optó en 2017 por una lucha no electoral, sino de calle, con la mayor cadena de protestas antigubernamentales que ha enfrentado Maduro, a las que respondió con represión, que se saldaron con unos 120 muertos y el repudio casi unánime de la comunidad internacional contra el presidente.
De vuelta a las urnas
Con la llegada de la década, la oposición se diluyó en varias escisiones hasta el punto de no saber cuántas fracciones identificadas como antichavistas existen hoy, algunas con ideales tradicionales y otras menos críticas con el Gobierno, por lo que se les acusa de ser cómplices del poder, los llamados “alacranes” políticos del país.
Luego de un par de intentos electorales, con los que partidos y dirigentes buscaron desligarse de la senda abstencionista en 2020 y 2021, ahora nadie llama a no votar y, por el contrario, el país está entrando de lleno en un ambiente electoral que la oposición pretende aprovechar para dar la estocada al chavismo.
Según las encuestas, hasta ahora nadie tiene más oportunidad de reunir los apoyos necesarios que la exdiputada María Corina Machado, quien, a la vez, es la candidata menos viable debido a una inhabilitación política que le fue impuesta por la Contraloría en 2015, según la cual tiene prohibido ocupar cargos de elección popular hasta julio de 2030.
Prácticamente cerrada al diálogo con el oficialismo, Machado no ha conseguido dibujar una línea clara que le permita convertir el respaldo popular con el que cuenta en una candidatura en 2024 o en un escenario en el que su eventual victoria sea aceptada y respetada por las instituciones, controladas por el chavismo desde 1999.
De colofón, el Gobierno y la oposición tradicional firmaron esta semana un acuerdo de garantías electorales, que fija las presidenciales para el segundo semestre del año y con observación internacional, pero -subrayó el Ejecutivo- sin permitir que los inhabilitados compitan.