Estados Unidos realizó el martes un cambio significativo en su política hacia Venezuela al reconocer al opositor Edmundo González Urrutia como presidente electo, algo que se había resistido a hacer hasta ahora pese a las serias denuncias de fraude en las elecciones del pasado 28 de julio, en las que las autoridades electorales y judiciales declararon como ganador al actual mandatario Nicolás Maduro. Además, el Senado de EE.UU. podría dar luz verde a la denominada Ley Bolívar contra el régimen chavista, aprobada esta semana por la Cámara de Representantes. ¿Qué cambia en el país caribeño tras la decisión de Washington? ¿Todavía es posible que González asuma el poder el próximo 10 de enero?
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, reconoció a González Urrutia en una publicación en la red social X en la que también exigió “respeto a la voluntad” de los votantes venezolanos.
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“El pueblo venezolano se pronunció contundentemente el 28 de julio y nombró a Edmundo González como presidente electo. La democracia exige respeto a la voluntad de los votantes”, escribió Blinken.
El pasado 1 de agosto, la administración del presidente Joe Biden dijo que González obtuvo la mayor cantidad de votos en las elecciones del 28 de julio, pero no llegó a reconocerlo como presidente electo.
El Consejo Nacional Electoral de Venezuela (CNE), que está dominado por el chavismo, declaró a Maduro ganador de las elecciones horas después del cierre de las urnas. A diferencia de comicios presidenciales anteriores, hasta ahora las autoridades electorales no han publicado las actas que respalden los resultados oficiales.
En cambio, la oposición tuvo acceso a más del 80% de actas electorales y las publicó en línea. En ellas González Urrutia ganó a Maduro por más de 30 puntos de diferencia.
Desde setiembre González Urrutia está exiliado en España, tras salir de Venezuela luego de que se emitiera una orden de arresto en su contra relacionada con una investigación sobre la publicación de las actas de escrutinio.
González Urrutia agradeció el martes a Estados Unidos y afirmó que esta decisión reconoce la “voluntad soberana” de los venezolanos y “honra” el deseo de cambio en su país.
También aseguró que se mantiene firme en su intención de regresar a Venezuela el próximo 10 de enero para jurar como presidente.
“Mi juramentación será en los términos de la Constitución en Venezuela, ante los órganos legislativos que son los que están aprobados para hacer esa juramentación. Sin ninguna duda”, dijo González Urrutia en una entrevista con el canal NTN24.
Por su parte, el canciller de Venezuela, Yván Gil, calificó de “ridículo” el reconocimiento de Estados Unidos a González Urrutia como presidente electo.
El impacto de la decisión de Estados Unidos
Carmen Beatriz Fernández, CEO de DataestrategIA y profesora de Comunicación Política en la Universidad de Navarra, le dijo a El Comercio que la decisión de Estados Unidos de reconocer a González Urrutia es importante y destacó que se hizo en el ámbito de un foro tan relevante como el G20.
“Pienso que el departamento de Estado está avanzando en una dirección determinada que allana el camino a su sucesor (Donald Trump), porque antes de la elección teníamos cierta incertidumbre en relación a cómo podría variar una eventual administración de Kamala Harris, ahora tras la victoria de Trump, y con los nombramientos que se han hecho, de alguna manera sabemos cuál va a ser la postura del nuevo gobierno”, indicó.
Fernández destacó que el próximo secretario de Estado, Marco Rubio, conoce muy bien América Latina y que con su designación se puede inferir que la región va a ser importante en el diseño de la política exterior estadounidense.
“También es muy descriptivo el nombramiento de Mike Waltz como consejero de Seguridad Nacional de Trump, porque fue quien impulsó la aprobada Ley Bolívar, que le da rango de Estado a la política sobre el caso venezolano y que impide la negociación con Venezuela o sanciona todo tipo de negociaciones con Venezuela. Entonces, es muy interesante porque Estados Unidos es una sociedad muy polarizada y hay muy pocos aspectos de la vida nacional de Estados Unidos donde demócratas y republicanos se ponen de acuerdo, el caso venezolano es uno de esos pocos elementos”, precisó.
Fernández sostuvo que estos movimientos previos a la toma de mando de Trump son muy negativos para Maduro, pues el mandatario chavista aspiraba a que la victoria del republicano le permitiría reiniciar negociaciones con Estados Unidos. “Alentaron esa narrativa días antes de la elección”.
“Lo que hemos visto con los nombramientos de Trump aleja la posibilidad de una negociación con Maduro y pareciera consolidar la vía dura desde Estados Unidos hacia él. Lo que estamos viendo es un avance en una solución hacia el tema Venezuela y hacia el rescate de la democracia en Venezuela”, manifestó.
“Estados Unidos manda un mensaje que eleva los costos de la permanencia de Maduro en el poder y de quienes lo sostienen en el poder”, puntualizó.
Por su parte, Andrés Cañizalez, comunicador social y doctor en Ciencias Políticas, consideró el reconocimiento de González Urrutia solo tiene un carácter simbólico dado por un gobierno que está de salida.
“No le adjudico un peso importante, no va a cambiar incluso la lectura que se esté haciendo en otros países. Me temo que esto no tendrá ninguna incidencia”, manifestó Cañizalez a El Comercio.
“Creo que es una manera del gobierno de Biden de cerrar el tema de Venezuela, donde realmente ha cometido muchísimos errores en relación con la naturaleza autocrática del gobierno de Maduro. Hubo procesos de negociación donde prácticamente no tuvo Estados Unidos un rol positivo para muchos momentos”, agregó.
Cañizalez sostuvo que lo decidido por Biden le deja un compromiso al nuevo gobierno de Donald Trump para mantener el reconocimiento a González.
“Pero más allá de eso, que queda escrito en un papel, no le veo ninguna incidencia en la política real”, insistió.
¿Qué pasará el 10 de enero?
Por otro lado, Cañizalez consideró muy importante lo declarado recientemente por González Urrutia, quien dejó en claro que no va a formar un gobierno en el exilio, ni se va a juramentar estando fuera de Venezuela.
“Eso es una señal distinta, es una cierta inteligencia política, porque hay sectores opositores en Venezuela que no aprendieron de lo que fue la experiencia de Juan Guaidó y quisieran que haya un acto de una juramentación de González Urrutia en España como un gobierno en el exilio. Eso no tiene ningún asidero, no tiene ningún impacto y no va a cambiar las cosas en Venezuela”, estimó.
“Me da la impresión de que la estrategia de González Urrutia y de María Corina Machado va a ser presionar para que haya una juramentación en Venezuela el 10 de enero. ¿Qué cosas podrían ocurrir? Hay algunas señales de que González Urrutia intentaría llegar a Venezuela el 10 de enero en un vuelo... con expresidentes, con líderes políticos de distintos países que hagan un esfuerzo simbólico por tratar de ingresar a Venezuela. Tal como están las cosas ahora, yo no creo que el gobierno chavista vaya a permitir que González Urrutia ingrese a Venezuela”, explicó.
“Pero en general, en este momento no veo posible una juramentación de González Urrutia en Venezuela el 10 de enero. Celebro su anuncio... pero en la dinámica política en Venezuela el problema de fondo sigue siendo el no reconocimiento por parte de Maduro de que perdió las elecciones”.
La Ley Bolívar
El martes, la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó la Ley de Prohibición de Operaciones y Arrendamientos con el Régimen Autoritario Ilegítimo de Venezuela, denominada Ley Bolívar, que prohíbe al país norteamericano firmar contratos con personas que realicen negocios “con el gobierno ilegítimo de Nicolás Maduro” o con cualquier otro sucesor “no reconocido como legítimo por EE.UU.”.
La norma, que debe ser aprobada por el Senado para quedar lista para su promulgación presidencial, fue respaldada por demócratas y republicanos.
Los autores de la Ley Bolívar son dos representantes de Florida: el republicano Mike Waltz y la demócrata Debbie Wasserman Schultz.
El primero considera que Estados Unidos debe “mantener las sanciones existentes contra el régimen y buscar ampliarlas para minimizar los recursos de Maduro para abusar de las libertades y la prosperidad del pueblo venezolano”.
“Esta legislación envía un mensaje claro y poderoso a Maduro, así como a otros dictadores de todo el mundo, de que no habrá apaciguamiento, no habrá tolerancia, no habrá recompensa por sus acciones ilegales y deshonestas”, dijo Waltz en un comunicado.
Por su parte, Wasserman Schultz dijo: ”Estoy orgullosa de ayudar a liderar esta legislación bipartidista que cortará la red de apoyo de Maduro y enviará el mensaje claro de que los estadounidenses no toleraremos la represión antidemocrática y ciertamente no la subsidiaremos”.
“A menos que Estados Unidos se deshaga de los intereses corporativos turbios que permiten la corrupción y el robo electoral de Maduro, no podemos decir verdaderamente que estamos comprometidos con el pueblo venezolano”, agregó.
La Ley Bolívar amplía el alcance de las restricciones previamente establecidas por la Ley de Autorización de Defensa Nacional del 2020, que impedía al Departamento de Defensa realizar contratos con empresas relacionadas con entidades controladas por Maduro.
Ahora, estas limitaciones se extienden a todas las agencias federales de Estados Unidos.
Quedan fuera del alcance de la norma los contratos relacionados con asistencia humanitaria y socorro en casos de desastres.
Tras su aprobación, Venezuela calificó en un comunicado la Ley Bolívar como un “ataque criminal”.
“De manera desvergonzada, le han colocado el acrónimo de Bolívar, en una ofensa contra el genio más grande de la historia americana, quien dedicó su vida a derrotar el imperialismo y el colonialismo, anti valores contenidos en este nuevo ataque criminal”, dijo el ministerio de Relaciones Exteriores.