Caracas [EFE / AP]. El líder opositor venezolano Juan Guaidó se enfrentó este domingo por segunda vez con la Guardia Nacional Bolivariana (Policía militarizada) para ingresar a la Asamblea Nacional de Venezuela, luego de que fuese elegido un nuevo presidente del Legislativo en una sesión a la que no le permitieron ingresar, así como a numerosos diputados opositores.
Según pudo constatar Efe, Guaidó forcejeó, hasta el momento sin éxito, en una de las puertas laterales del Palacio Federal Legislativo, cerca de un grupo de funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), que hasta el momento no ha intervenido.
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Incluso en un momento se le ve trepar una reja de manera infructuosa.
“No nos permitieron la entrada, de manera muy violenta, además. Me disculpo con ustedes por este bochornoso show. Seguiremos insistiendo”, dijo Guaidó a miembros del cuerpo diplomático afuera del Congreso.
Guaidó, que exhibía signos de golpes y vestía un traje azul con pedazos desgarrados, incluso trató de ingresar trepando a las rejas del ala sur del Palacio Legislativo, pero sus intentos fueron infructuosos luego de casi cinco horas.
La ya confusa lucha política de Venezuela se tornó aún más desconcertante porque una fracción disidente de la oposición intentaba instalar un sustituto para Guaidó.
Aprovechando las dificultades que tiene Guaidó para ingresar al hemiciclo por la acción policial, legisladores oficialistas y un grupo de diputados opositores acusados de aliarse con el gobierno trataban de instalar la sesión para juramentarse como directivos del Legislativo. Pero algunos diputados leales a Guaidó que lograron ingresar lo impidieron por ahora.
La sesión de instalación tiene como tema único la elección de la nueva junta directiva que dirigirá el cuerpo legislativo durante el quinto y último año de sesiones.
Desde comienzos de la jornada, más de un centenar de policías y guardias nacionales con vehículos y equipos antimotines rodearon la Asamblea Nacional, en el centro de Caracas, y bloquearon los accesos.
En un dramático enfrentamiento, los agentes exigieron que cada legislador presentara sus credenciales, argumentando que tenían órdenes de negar la entrada a varios asambleístas a quienes la Corte Suprema les prohibió llevar a cabo sus funciones.
A docenas de periodistas acreditados por la legislatura también se les impidió cubrir la sesión, ya que las fuerzas de seguridad exigieron que tengan permiso del Ministerio de Comunicaciones, un cambio de la práctica y desconociendo la autoridad del Poder Legislativo.
La elección de Guaidó, un ingeniero de 36 años, para un segundo período consecutivo como jefe de la Asamblea Nacional ya muchos lo dan como un hecho debido a que los cuatro grandes partidos Primero Justicia, Voluntad Popular, Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo, y algunas organizaciones minoritarias, que suman más de 90 diputados, aseguraron el respaldo al dirigente para que continúe en el cargo y siga como presidente interino de Venezuela, posición que asumió hace casi un año tras autoproclamarse en una concentración en la capital.
El reglamento interior del Congreso establece que el presidente, primero y segundo vicepresidentes y secretarios de la junta directiva deben ser electos por la mayoría de los votos de los diputados presentes en la sesión.
El bloque oficialista, integrado por unos 45 diputados, asistió a la sesión, así como siete diputados disidentes que en semanas recientes se han convertido en críticos de Guaidó. Esos siete congresistas se distanciaron de la oposición tras verse implicados en un caso de corrupción y fueron acusados de ponerse del lado del gobierno para no apoyar la reelección de Guaidó, señalamientos que ellos rechazan.
El domingo, reapareció el diputado Juan Pablo Guanipa, uno de los 25 diputados opositores que huyeron del país o se escondieron sin revelar su ubicación luego que las autoridades les abrieron procesos judiciales en los últimos siete meses.
Guaidó, que hace un año era un desconocido en el país, se ha convertido en la principal figura política con un respaldo popular de 45%, superando a Maduro, quien tiene un apoyo de 12%.
En los últimos meses el también dirigente del partido Voluntad Popular ha enfrentado un desgaste político que los analistas asocian a que no cumplió su oferta política de sacar a Maduro de la presidencia, a quien Guaidó acusa de reelegirse ilegítimamente en 2018.
Pese al desgaste político, la oposición sigue apostando a Guaidó debido a que es su figura con mayor respaldo popular, y les garantiza la imagen de estabilidad y unidad, dijo a The Associated Press el analista Félix Seijas, director de la encuestadora local Delphos.
“La mayoría sigue apostando a la gestión de Guaidó porque considera que este momento él sigue siendo el mayor chance que tiene la oposición de lograr algo, de acercarse al cambio”, agregó.
Seijas indicó que en la decisión de la oposición también privó el hecho de que Guaidó es reconocido como presidente interino de Venezuela por más de medio centenar de países.
Sobre las acciones que llevará adelante en su segundo período Guaidó no ha ofrecido mayores detalles, y solo dijo en entrevista con The Associated Press que para el 2020 “hay que corregir parte de los errores que tienen que ver con comunicación, que tienen que ver con persecución, tienen que ver con búsqueda de más alianzas, tienen que ver con hablarle más a la fuerza armada”.
La falta de contundencia en las propuestas para este año ha generado dudas entre los analistas de que el líder opositor pueda superar su desgaste político, reanimar a los sectores adversos al gobierno y elevar las presiones internas para lograr una salida a la profunda crisis que enfrenta Venezuela, azotado por hiperinflación y una severa recesión económica, que ha generado en los últimos años la migración de 14% la población.