Javier Álvarez

Hace 43 años, en 1980, el mundo recibía la gran noticia de que la viruela, esa enfermedad que si no mataba marcaba para toda la vida, había sido erradicada. Ese era el resultado de que los estados se unieran para poner en marcha durante más de una década una iniciativa global de .

Ese mismo año, la primera edición del Estado Mundial de la Infancia (EMI), el principal estudio anual que publica Unicef a nivel global, ya advertía que en los países más pobres solo uno de cada diez niños sería inmunizado en su primer año de vida contra la difteria, el tétanos, el sarampión, la tuberculosis, la tos ferina o la poliomielitis, las seis enfermedades prevenibles más comunes de la infancia. La alerta fue atendida por los estados y, al final de esa década, siete de cada diez niños y niñas del mundo estaban protegidos por vacunas. Aunque más lentamente, ese número continuó aumentando en las décadas siguientes.

Pero la edición del , presentada recientemente, trae otra alerta: durante la pandemia del COVID-19, un total de 67 millones de niños y niñas menores de 3 años no accedieron a las vacunas del esquema regular y 48 millones de ellos nunca han recibido una vacuna. Si no revertimos pronto esta situación, millones de chicos y chicas corren el riesgo de quedar afectados para siempre o perder la vida.

El Perú no ha sido ajeno a los progresos de la vacunación, pero tampoco ha podido escapar del impacto del COVID-19 sobre los programas de inmunización. La cobertura de vacunas en niñas y niños menores de 36 meses pasó de un 60,7% en el 2019 a 52,9% en el 2021. Una caída preocupante, pero remediable gracias a que el país posee, además de una gran experiencia en vacunación, uno de los esquemas regulares de inmunización más completos de la región. Mientras que en América Latina y el Caribe el promedio de vacunas que poseen los esquemas nacionales es de 13, el peruano tiene 18.

Para lograr una recuperación rápida y exitosa será clave fortalecer la atención primaria de salud y proporcionar a sus trabajadores, que en su mayoría son mujeres, los recursos y el apoyo que necesitan para su desempeño profesional; asegurar que la población siga reconociendo como fundamentales las vacunas infantiles; mantener la inversión en inmunización, e incorporar la innovación y la tecnología a las estrategias de inmunización.

Las vacunas salvan vidas y el Perú lo ha comprobado. Tras la incorporación de la vacuna contra el neumococo al esquema regular, se redujo la mortalidad infantil por neumonía de 444 casos en el 2010 a 93 en el 2021. Esa apuesta por la inmunización está expresada en la decisión de ampliar la vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH) a la población masculina de 9 a 13 años. Si se logra una cobertura de vacunación del 90% se estará librando a 190 mil niñas de desarrollar cáncer de cuello uterino en la adultez.

El promedio nacional de niños y niñas menores de 3 años sin ninguna vacuna es de 3,2%, muy por debajo del promedio global, cercano al 20%, pero hay casos como el de Loreto, donde 11 de cada 100 bebes del referido grupo etario jamás han sido vacunados, quedando expuestos a las formas graves de todas las enfermedades prevenibles. El Perú tiene condiciones para cumplir la meta de todas las vacunas para todos los niños y niñas. Este objetivo nos convoca a todos: Estado, familias, sector privado, sociedad civil y cooperación internacional. Actuemos hoy. El cuidado de la vida y la salud de niñas y niños no debe dejarse para mañana.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Javier Álvarez es representante de Unicef en el Perú