“Los Galácticos”, así ha denominado el Ministerio Público a la organización criminal que investiga hace más de un año y cuyo líder sería nada menos que el presidente de la Federación Peruana de Fútbol (FPF), Agustín Lozano, que ayer fue allanado y detenido preliminarmente por 15 días junto a otras personas, entre dirigentes de clubes de fútbol y administrativos de la federación, por los presuntos delitos de fraude en la administración, corrupción y lavado de activos.
Qué duro preguntar esto, pero ¿realmente nos sorprende?
La respuesta es no, porque a Lozano lo persigue desde hace mucho la sombra de la corrupción. Ya tenía una investigación por enriquecimiento ilícito por su etapa como alcalde de Chongoyape debido a un desbalance patrimonial de más de S/2,8 millones. Pero, como dije en mi columna “Tantas veces Lozano”, la efervescencia futbolística nos hace perder la memoria. Le perdonamos la vida al que “roba, pero hace obras”, porque hemos normalizado vivir en piloto automático cuando de crisis institucionales se trata. Hace años que la consigna en la FPF parece ser “roba, pero clasifica al Mundial”. Si no, hagamos un repaso por sus tres últimos presidentes, todos con problemas judiciales.
Ver una vez más a la policía rompiendo la puerta de la Videna es comprobar que la constante es la poca decencia de sus funcionarios. Estamos siendo testigos del declive de nuestro país en cada uno de sus rincones. Nadie se salva del cabildeo de personajes tristemente célebres cuya angurria se vanagloria de negocios logrados abusando de su poder.
En unas semanas, Lozano y compañía enfrentarán dos escenarios: la formalización de una prisión preventiva o que se les otorgue comparecencia con restricciones. Y, más allá de las estrategias legales, lo que aquí corresponde es ponerse a derecho frente a la gravedad de lo que sostiene la tesis fiscal, que va desde las irregularidades en la inscripción del estatuto y la junta directiva de la FPF hasta la extorsión en el manejo de los derechos televisivos de la Liga 1.
Cómo dirían paradójicamente los exfutbolistas, ahora ‘galácticos del streaming’, la fiscalía le ha dicho a Lozano “dame luz”, y que aclare cada cosa que se le imputa.
El Perú ha vuelto a ser noticia internacional y un precedente vinculante más en lo que respecta a federaciones acéfalas, lamentablemente debido a la corrupción. Veremos qué pasa en los próximos días con los planes de contingencia al 2025, el año en el que acaba el mandato de Lozano.
Veinte años podría recibir como sanción penal Agustín Lozano, el mismo tiempo que seguro nos tardaremos en reformar la FPF (las disculpas por el pesimismo, pero mi sentido de realidad siempre va por delante) y en recobrar la esperanza a través del deporte y de la buena gestión con transparencia y eficiencia.
La situación de Agustín Lozano es la imagen de que el fútbol da revanchas, pero la justicia no.