Las recientes elecciones en Estados Unidos y, antes, el ‘brexit’, interpretados como cuestionamientos al multilateralismo, a la idea del comercio internacional sin barreras o al flujo de inversiones sostenibles, harán del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) Perú 2016 una cumbre aun más interesante.
Mientras el mundo no termina de entender estas aparentes señales contra la globalización, y los resultados electorales calificados de proteccionistas o aislacionistas se suceden a los dos lados del Atlántico, el Perú será sede de la reunión de los 21 líderes de una región, de ambas orillas del Océano Pacífico, que sigue apostando por el libre mercado, la cooperación económica y la colaboración.
APEC ha demostrado ser la región más activa en la apertura comercial y colaboración entre pares para beneficio mutuo. En medio de este contexto mundial, que ha dado lugar a una hemorragia de análisis y vaticinios de expertos y analistas, sobre todo por la posición que esperan de EE.UU. bajo la presidencia de Donald Trump, el ciudadano promedio del Perú se pregunta, con absoluta legitimidad, ¿qué tiene que ver conmigo, con mi bolsillo, con mi día a día, con mi pequeña o mediana empresa esto de la cumbre APEC? Y la verdad, tiene que ver mucho.
El Perú ingresó a este foro de cooperación económica en 1998, cuando éramos un país con una economía insignificante para el mapa global y que no figuraba en las estadísticas del comercio mundial. El crecimiento sostenido de la economía peruana, desde inicios del nuevo milenio, y nuestra participación decidida en APEC hicieron que en el 2008 nos escogieran por primera vez como país anfitrión de la Cumbre de Líderes.
Este año seremos sede por segunda vez en poco tiempo, algo inédito, lo que refuerza la confianza que tienen nuestros socios del Asia-Pacífico en la estabilidad económica y política del Perú. Para nuestros empresarios emprendedores, las economías de APEC son un gran mercado, un inmenso mercado de 3.000 millones de personas, que representa el 60% del PBI mundial y donde se comercia la mitad de los bienes y servicios de todo el planeta. Grandes clientes que nos abren las puertas, pero que también nos retan, nos obligan a ser más eficientes, más competitivos. Es entrar a las ligas mayores del comercio internacional y competir de igual a igual.
Y en ese camino hemos avanzado. En dieciocho años, el comercio del Perú con las otras 20 economías de APEC se ha incrementado 14 veces hasta convertirse en el 57% de nuestras exportaciones. El año pasado les vendimos US$20.000 millones de dólares, 8.000 de ellos en productos agroindustriales. Pero el reto aún es mayor. Esto quiere decir que la cumbre APEC Perú 2016, lejos de las fotos oficiales, las reuniones de trabajo, las cenas y los feriados para viajar, significa oportunidades de conquistar más mercados para nuestros productos, para nuestros servicios, para nuestros emprendimientos, para nuestros inventos.
Por eso, a esta cumbre la hemos titulado “Crecimiento de calidad y desarrollo humano”, porque apostamos por la educación y la formación laboral del siglo XXI de nuestros trabajadores, por abrirle las puertas a nuestros emprendedores para que las pymes se conecten a las cadenas de valor mundiales, los pequeños y medianos agricultores y pescadores superen las barreras sanitarias y fitosanitarias del APEC e ingresen a conquistar este gran mercado con los frutos de su trabajo.
Mientras tanto, los 21 líderes, en sus deliberaciones cerradas, en una suerte de retiro privado de alto nivel, seguirán evaluando y negociando el futuro del libre comercial mundial en el seno del APEC, un eventual TLC para esta región o la viabilidad del Tratado Transpacífico (TPP).
Pero eso es el futuro, el presente es lo que nos toca hacer a los peruanos en nuestra agenda interna para ser más competitivos en el mercado mundial: promover el empleo de calidad, la inversión y el comercio.