Vivimos en una época en la que las opiniones ya no impactan como antes. Que alguien le proponga a otros directamente su pensamiento levanta barreras de desconfianza en un mundo en el que cada quien peregrina con su verdad a cuestas. Por eso las declaraciones con algún interés tienen menos impacto persuasivo que los contenidos imparciales u objetivos. Eso lo saben bien quienes se dedican a influir en la opinión pública. Así, ciertas encuestas suelen usarse para sobredimensionar una opinión minoritaria, como comprobamos al ver encuestas de intención de voto dando cada una como ganador al candidato de su preferencia.
Llama la atención que los resultados de la encuesta de Ipsos Perú sobre la aprobación del protocolo de escala nacional daba una aprobación de 64% a la norma. Mientras Idice y Datum daban una mayoría a quienes se oponen a la norma (73,2% y 55%, respectivamente), pero la población rural y urbana. ¿Cómo se produce una diferencia tan significativa? ¿Podemos atribuirlo exclusivamente a la diferencia entre pobladores rurales y urbanos?
El principal factor de diferencia es que las preguntas que realiza Ipsos Perú inducen a una repuesta favorable. Cuando la pregunta viene aderezada de palabras con contenido emotivo como “que la mujer pueda solicitar un aborto terapéutico cuando su vida está en peligro” la objetividad de la medición suele ser cuestionada por los expertos. También cuando pregunta a sus encuestados acerca de “una guía sobre los casos en que se puede efectuar un aborto para proteger la salud de la madre” adopta una interpretación del aborto terapéutico arbitraria que contamina los resultados. Dicha “interpretación” del protocolo ha sido seriamente cuestionada por los distintos gremios de profesionales médicos en nuestro país. Es decir, mientras los médicos peruanos afirman que no necesitan recurrir al aborto ni a este protocolo para proteger a las madres porque pueden manejar los casos más difíciles, la encuestadora asume que se pueden efectuar abortos para proteger la salud de la madre.
Idice en cambio preguntó simplemente si el gobierno debería aprobar el aborto terapéutico y obtuvo un 73,2% en contra de la norma. Datum empleó un sistema más preciso: preguntó primero si la persona sabía qué era un aborto terapéutico y excluyó a quienes no sabían. En este grupo encontró que el 55% se oponía a la norma. Lo curioso es que Ipsos Perú sí tomó en cuenta, para la medición de aprobación de la Ley Universitaria, solo a los encuestados que declararon conocer el tema. O sea: dos temas diferentes, dos mecánicas distintas. Las sospechas aumentan.
Por supuesto que si alguien aplica una pregunta con “elementos explicativos” a un público no suficientemente informado, responderá que está acuerdo con “algo que busca proteger la salud de la madre”. Este es un error básico en la confección de encuestas de opinión que aumenta aun más las dudas sobre su objetividad.
Arrancarle un sí al amor de tu vida con una buena dosis de habilidad verbal puede ser una aventura agradable. Cuando se trata de encuestas de opinión, el tiempo muestra que solo sirven para debilitar la calidad de nuestra vida democrática.