Nathaly Vargas López

La , que fue instalada en 1985 en Los Órganos (), hoy es una de las principales fuentes de vida marina y uno de los mayores atractivos turísticos de la zona. Sin embargo, tras casi 40 años de instalación, deberá ser retirada entre abril y mayo próximos, según disposiciones del Ministerio de Energía y Minas (Minem) y la Dirección General de Asuntos Ambientales de Hidrocarburos (DGAAH), lo que podría afectar las actividades de carácter socioeconómico, como el turismo, la pesca artesanal e impactar negativamente en la abundancia y diversidad de las especies marinas.

Aunque parezca increíble, las estructuras sumergidas y la naturaleza han permitido que esta plataforma se transforme en un arrecife artificial que alberga un ecosistema con alta biodiversidad en el que se puede identificar peces de diversas especies, moluscos y crustáceos, muchos de ellos de interés comercial, vegetación marina, así como lobos marinos y aves, lo que ha generado que también se convierta en una zona clave para realizar investigaciones científicas.

La creación de arrecifes artificiales es una de las formas de conservación y restauración de ecosistemas marinos que se ha convertido en una de las estrategias más eficaces para el mantenimiento de la biodiversidad marina en el mundo, pues no solo se encargan de conservar la flora y fauna en el mar, sino que también presentan una forma de desarrollar la economía en equilibrio con la naturaleza, según el propio Instituto del Mar del Perú.

En esa línea, la próxima desaparición de este arrecife MX-1 no solo afectaría a un gran número de especies marinas, sino también a la oferta turística en torno de los diversos atractivos que provee, como el buceo recreativo, el snorkeling o el avistamiento de la fauna marina; y la pesca recreativa y artesanal. Estas actividades generan beneficios económicos importantes para los pobladores de la costa norte del Perú, muchos de los que se dedicaban con anterioridad a la pesca y hoy brindan servicios relacionados con el turismo, una labor económicamente sostenible que contribuye con el mejoramiento de sus ingresos y su calidad de vida, así como al desarrollo de la comunidad.

Por otro lado, algunos estudios realizados por la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA) encuentran que las plataformas petroleras peruanas son importantes centros de biodiversidad; en muchos casos, cuentan con más grupos de peces por metro cuadrado que los arrecifes naturales. Esto, debido a que tienen una amplia variedad de profundidades y complejidad estructural, en comparación con un arrecife natural que no tiene esta variabilidad, por lo que su pluralidad está limitada a las especies que suelen vivir en ambientes bien iluminados por la poca profundidad.

Aunque la vida útil de la estructura petrolera ha llegado a su fin y debe ser retirada según las normas y la resolución directoral 079-2022-MINEM/DGAAH, vale la pena enumerar posibles alternativas de solución para contribuir a frenar el impacto medioambiental que ocasionaría el retiro de esta plataforma:

1. Acogerse al programa ‘Rigs to reef’. Se trata de una iniciativa creada en Estados Unidos en beneficio del medio ambiente que plantea convertir las plataformas de petróleo en arrecifes artificiales y que hoy en día se practica en países como Japón, Malasia y Australia, entre otros. En el Perú, teniendo en cuenta esta posibilidad, se propone realizar una remoción parcial al cortar 25 metros superiores del arrecife y dejar la estructura restante sumergida. Sin embargo, esto afectaría a los estratos donde se han registrado la mayor riqueza de peces, muchos de ellos de interés comercial. Si bien el costo de este procedimiento puede resultar alto, es menor al valor de su eliminación. No obstante, es necesario que una entidad se haga responsable por el mantenimiento de la estructura.

2. Presentar una solicitud ante la Dirección General de Hidrocarburos del Minem. La petición deberá ser presentada por un gobierno local o regional al titular de la actividad de Hidrocarburos, indicando el uso alternativo y económicamente viable de la estructura. Además, se debe evaluar y señalar que la estructura no representa ningún riesgo y, una vez aceptada, el o los beneficiarios asumirían la responsabilidad ambiental, liberando al encargado de la actividad de la obligación sobre el cuidado de este arrecife artificial.

3. Emitir una acción de amparo. Esta procede contra un hecho u omisión, por parte de cualquier autoridad, funcionario o persona, que vulnera o amenaza los derechos que protege, considerando la búsqueda de la protección de derechos, como el trabajo y la herencia cultural que brinda esta estructura. Es importante resaltar que se han obtenido más de 13 mil firmas por parte de la sociedad civil que respaldarían la solicitud de mantener este arrecife artificial.

Si bien existen iniciativas por parte del Estado para contar con una normativa que considere la importancia de los arrecifes artificiales para el ecosistema marino costero, en la actualidad no hay avances concretos para preservar estas estructuras. Por ello, es prioritario que las autoridades junto con los gobiernos regionales, organizaciones que velan por el cuidado del medio ambiente, universidades, investigadores y comunidad, trabajemos articuladamente para crear nuevas alternativas que permitan proteger esta zona y las especies marinas, pues la biodiversidad y las oportunidades que brindan las plataformas petroleras a través de los servicios ecosistémicos son enormes para el desarrollo del país y de la sociedad.

Es necesario continuar impulsando las investigaciones en esta zona para explorar la posibilidad de convertirla, adicionalmente, en una plataforma de investigación de carácter biológico, pesquero y oceanográfico, que involucre la investigación de energías renovables limpias de cara al impacto del cambio climático sobre la zona marina costera peruana.

Nathaly Vargas López es decana de la Facultad de Biología Marina e Ingeniería Acuícola de la Universidad Científica del Sur