Una somera revisión de los artículos publicados en revistas científicas indexadas del 2000 al 2015 por peruanos o personas afiliadas al Perú indica que en el contexto de la investigación latinoamericana nuestros resultados no son tan halagüeños. Con 9.074 artículos publicados en ese período, según la base bibliográfica Scopus, nuestro país se encuentra muy por debajo del líder, Brasil, que supera los 430.000, y de otros gigantes de la investigación científica y humanista, como México (138.000), Argentina (105.000) y Chile (66.000). A continuación aparecen Colombia, con casi 37.000, y Venezuela y Cuba, con alrededor de 21.000. Nosotros alternamos el octavo lugar con Uruguay (8.600 artículos), aunque debemos recordar que este país cuenta solo con un aproximado de tres millones de habitantes, el 10% de la población peruana. Los países por debajo de los 6.000 artículos en este lapso son principalmente centroamericanos y caribeños, además de Ecuador, Bolivia y Paraguay, cuyo nivel de investigación académica no es precisamente un ejemplo en el continente.
Dado que no es apropiado comparar países de poblaciones tan distantes en tamaño como Brasil y Costa Rica, hemos apelado a una comparación estandarizada de la producción de artículos por cada 100.000 habitantes, que muestra que la situación se agrava para el Perú. Concentrándonos solo en el 2014, el índice de nuestro país es de 3,8 artículos por 100.000 habitantes, muy por debajo de Chile, que lidera el ránking con 41,7, seguido por Uruguay con 28,1, Brasil con 22,5 y Argentina con 20,9. Cabe resaltar que, siguiendo este criterio, Costa Rica, Panamá, Ecuador y Venezuela se hallan ahora por delante, al punto que dentro de Sudamérica solo superamos a Bolivia (2 artículos), Paraguay (1,3) y algunos países centroamericanos.
Es cierto que la tendencia de las publicaciones en revistas indexadas desde el 2000 ha mostrado un crecimiento, pues del 2000 al 2003 han pasado de alrededor de 200 al año a un poco más de 1.110 al año del 2013 al 2014. Sin embargo, hay países cuya producción científica ha crecido muy por encima del nuestro, como Colombia (585%) y Ecuador (481%). Es mucho aún lo que se tiene que trabajar en esta cuestión.
Es indiscutible que hoy una tarea prioritaria es mejorar la baja calidad de la educación primaria, secundaria y de gran parte de la educación superior. Nadie lo pone en duda, pero la excelencia en la educación básica y en la investigación de punta no deben ser desafíos secuenciales. La publicación de artículos científicos es un indicador proxy del alto nivel de compromiso con la investigación, y también un indicador de la calidad de las instituciones educativas superiores, cuya ubicación en los ránkings mundiales tiende a elevarse conforme salen a la luz más de estos escritos, con la consecuente ampliación del horizonte académico hacia universidades del extranjero. Ello conlleva, además de un contacto más estrecho entre catedráticos e investigadores a través de seminarios y congresos internacionales, un intercambio estudiantil y una movilidad cosmopolita de talentos más fluida, que gradualmente irá abarcando otros ámbitos, como la ejecución de proyectos tecnológicos y culturales, así como oportunidades de inversión. En fin, los mundos intelectual y económico pueden y deben ir tranquilamente de la mano.