Gobernar no es fácil: ni a una ciudad, ni a uno mismo. Entre nuestras nuevas autoridades, habrá algunos que se preguntan, ¿cómo gobernar bien? Sin duda, ayudaría contar con un breve manual de buen gobierno.
Este manual tiene en su centro a la dorada, pero humilde, regla de oro: “Trata al otro como quieres que te traten a ti”.
La regla puede interpretarse de varias maneras, pero en su versión más austera y evidente es un deber moral de consistencia. Debo ser imparcial: juzgar casos similares de manera similar. Debo ser coherente: hacer lo que predico. Entonces, en la versión de Harry Gensler S.J., debo tratar al otro como consentiría que me traten a mí en la misma situación.
En “Ethics and the Golden Rule”, el mismo Gensler explica que la aplicación sabia de la regla de oro requiere de otras cosas, como conocimiento e imaginación. Quien la use sin informarse o sin imaginarse en el lugar del otro, lo hará mal. El autor ofrece el método CITA: “Conoce-Imagina-Testea-Actúa”. Este método es la base del manual.
Pongamos el ejemplo de las ciclovías. Según un informe de El Comercio (26/9/22), en algunos distritos las ciclovías construidas en pandemia vienen siendo desmanteladas, o por las autoridades, o por terceros sin que las autoridades reaccionen. Si la autoridad decidiese guiarse por la regla de oro, hará lo siguiente:
Primero, se informará: ¿cómo el abandono de las ciclovías afectará a los vecinos? Para el ciclista, una buena ciclovía significa más seguridad, salud y ahorro. Las ciclovías también benefician a otros, pues reducen el tráfico y cuidan el ambiente. En tiempos de pandemia, son vitales, etc. La autoridad se informará, también, sobre sus contras.
Segundo, se imaginará en el lugar del otro. Para comenzar, pensará como una persona humilde que ha invertido en su bicicleta. Con ella, hace deporte mientras se transporta. Su salud ha mejorado. Si las ciclovías desaparecen, tendrá que recurrir al transporte público, con los costos correspondientes. Y así…
Tercero, aplicará el test, preguntándose si consentiría que, de encontrarse en el lugar de los ciclistas, se abandonasen las ciclovías. Como autoridad quizá consentiría, pero ¿también lo haría en los zapatos de los otros?
Cuarto, actuará en función de la regla. No basta con el test, sino con actuar en consecuencia. Es decir, si la autoridad responde que no consentiría, deberá ponerse del lado de los ciclistas y trabajar para que las ciclovías se mantengan. Más aún, deberá ponerse del lado de todos y buscar soluciones integrales.
Gobernar no es fácil. Sin embargo, la regla de oro y el breve manual de buen gobierno que inspira podrían hacer toda la diferencia, tanto en el nivel político como en el profesional y en el personal.
P.D. No soy ciclista.