El crecimiento económico al que estábamos acostumbrados se detuvo en la última década y hoy ya hablamos de recesión. Es evidente la urgencia de generar nueva inversión para reactivar la reducción de la pobreza y desarrollar más y mejores servicios básicos para millones de peruanos. En este contexto, nos reunimos la semana pasada en que abrió con una clara exhortación a tener una mayor y mejor conexión con la realidad de millones de ciudadanos que se sienten invisibles para el Estado y, no pocas veces, también para los . Fue un llamado a que hagamos más, juntos y menos fragmentados.

No solo los líderes que asistimos a CADE Ejecutivos queremos volver a creer; todos los peruanos y peruanas deseamos recuperar la confianza en un país que genera oportunidades. Pero no se trata solo de pedir señales de confianza a quienes ocupan las más altas posiciones del Estado, sino de que los empresarios hagamos cosas importantes para devolver la confianza a los ciudadanos, participando más activamente en la atención de necesidades postergadas como la cobertura de agua y desagüe, salud, educación, infraestructura, y exigiendo una agenda de reformas.

Por ello, propongo estos compromisos fundamentales para todos los empresarios:

1. Integridad y la lucha contra la corrupción: La tolerancia cero a la deshonestidad no puede ser solo un discurso; debe demostrarse con acciones concretas. Los líderes tenemos que ser muy vocales en nuestras organizaciones sobre lo que no es correcto, asegurarnos de implementar procesos que eviten malas prácticas y sancionar a quienes se alejan de ellas. Se requiere que estas acciones no se limiten al interior de nuestras organizaciones, sino que se extiendan a toda nuestra cadena de valor. Es crucial mostrar que existen empresarios, de todo tamaño, que pueden ser exitosos siendo íntegros, que son motor económico y, al mismo tiempo, defensores de valores.

2. Generación de buen empleo e incremento de la productividad: Junto con ofrecer empleo formal y con buenas condiciones, necesitamos seguir capacitando y desarrollando a nuestros colaboradores, porque son el capital humano del país, y con nuestra decidida acción mejorarán su productividad y la del Perú. Somos conscientes de que la defensa de valores y las buenas prácticas en las empresas llegan a toda la familia y al entorno cercano de los trabajadores. A la vez, impulsar el desarrollo de la fuerza laboral genera un círculo virtuoso hacia la formalidad de muchos que hoy, por falta de conocimiento y baja productividad, no pueden apuntar a mejores condiciones laborales.

3. Cadena de valor y un efecto multiplicador: Generamos un gran impacto a través de nuestras compras a proveedores, y ellos a los suyos, en una cadena larga con efecto multiplicador que solo en la minería se ha estimado en ocho veces. Está en nuestras manos que ese efecto se dé en otros aspectos que permitan un desarrollo sostenible en todos los que son parte de nuestro quehacer. Impulsar un efecto multiplicador de buenas prácticas, a su vez, es esencial para que clientes y proveedores experimenten un crecimiento conjunto. Necesitamos generar un efecto ganar-ganar y promover un ecosistema cada vez más saludable. El crecimiento auténtico se materializa cuando todos nos beneficiamos y mejoramos; de lo contrario, la desigualdad seguirá siendo un desafío pendiente.

4. Promoción de mejores reglas de juego, la institucionalidad y la colaboración público-privada: Debemos abogar por reformas que fomenten la inversión, un mercado laboral y tributario simple y con menores sobrecostos para las pequeñas empresas que buscan formalizarse. No podemos dudar en tener una voz en la sociedad; lo público y lo privado no deben separarse; juntos podemos lograr cambios significativos, tanto en lo económico como en lo social. Hay que demostrar al país y a la ciudadanía que el sector privado puede colaborar y contribuir de manera transparente, a través de los gremios, asociaciones de empresarios y ‘think tanks’. Al mismo tiempo, no podemos estar alejados de la política y la defensa de la democracia e implementación de reformas urgentes.

5. Cierre de brechas y el medio ambiente: Son evidentes los altos volúmenes de recursos que las empresas entregan en impuestos, pero su uso no siempre es el más eficiente y transparente. Por ello resalta el mecanismo de obras por impuestos (OxI), que demanda un esfuerzo importante de las empresas, pero aporta un retorno muy alentador, al permitir el desarrollo de proyectos que requiere la población. Desde su creación en el 2009, las OxI han permitido ejecutar más de 500 proyectos por más de S/7.400 millones, pero podemos hacer mucho más. Además de apoyar en un mejor uso de los impuestos para cerrar las brechas sociales, debemos también seguir sumándonos a iniciativas empresariales, escalarlas y no fragmentarlas. A la vez, es crítico reafirmar el compromiso con el respeto al medio ambiente y el bienestar de las comunidades locales. La incorporación de tecnologías limpias, la reducción de residuos y la participación en iniciativas comunitarias son decisivas para garantizar la sostenibilidad de nuestras empresas, el planeta y la sociedad en su conjunto.

Este es nuestro compromiso de un liderazgo transformador. El país necesita mostrar que hay empresarios conectados con la realidad y comprometidos con cambiarla, alzando su voz y actuando día a día. Creer para crecer implica comprometernos y mostrar que el camino hacia el bienestar es posible con acciones concretas y valores sólidos. El desarrollo del país, que es más que el crecimiento económico, es un esfuerzo colectivo y los empresarios tenemos un rol crucial.



*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Mariela García de Fabbri directora gerente general de Ferreycorp

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