La evidencia es abrumadora. Cada vez más jóvenes, familias y emprendedores dejan de ver al Perú como el destino de sus sueños y acciones. Un reciente estudio de Ipsos asegura que el 57% de los peruanos quiere irse del país. Los jóvenes lideran esa eventual ola migratoria: de 18 a 25 años, son el 76%, y de 26 a 42 años, el 59%. De hecho, en los últimos tres años, se estima que ya han migrado más de 500.000 jóvenes en busca de un mejor futuro. Talento perdido. Asimismo, el IPE estima que en los últimos años la salida de capitales peruanos ha alcanzado los US$23.000 millones y que el 75% no confía en el Poder Judicial. Otro estudio revela que menos del 5% confía en el Congreso. Desconfianza en las instituciones.
El INEI señala que tres de cada diez peruanos se encuentran por debajo de la línea de pobreza, casi 50% más que hace diez años. La velocidad del crecimiento económico se ha ralentizado por debajo de nuestro potencial. Diferencia muy notoria: entre el 2005 y el 2010, crecimos en promedio 6,8%; entre el 2010 y el 2015, esto se redujo a 5,4%, hasta llegar al 0,6% el 2023; y se prevé que este año no superará el 3%. Sin duda, estamos cuesta abajo.
Cada vez resuena más la pregunta: ¿el Estado es la solución o el problema? Hoy, la agenda pública es menuda, dominada por la farándula. Somos testigos de líos entre instituciones, de la politización de la justicia y del deterioro de los servicios públicos. Todo ello, a pesar de que los presupuestos, en algunos casos, se han duplicado y triplicado. Solo como referencia, el presupuesto público del 2010 era de S/81.857 millones y en el 2024 fue de S/240.806 millones. Tres veces más recursos y menor bienestar.
Tenemos que revertir esta degradación, generar un punto de inflexión, marcar un límite al envilecimiento que observamos todos los días. Pero no lo lograremos si seguimos asumiendo que es solo responsabilidad de los políticos. Así como las batallas no son solo de los militares, reconstruir nuestro futuro es también cuestión de los ciudadanos.
CADE Ejecutivos 2024 es un gran espacio de diálogo para construir juntos, a partir de razonar: ¿qué hemos hecho bien? ¿Qué no hemos hecho? ¿Qué debemos hacer mejor? Se está trabajando una propuesta de visión compartida, que incluye evidencia generada por las principales ‘think tanks’ del país. Tendremos diálogos y propuestas enfocadas en asegurar la estabilidad macroeconómica y lograr un crecimiento sostenido, a través del impulso a la inversión privada y el destrabe de grandes proyectos que hagan más competitivas las regiones y el país; promover la formalización laboral y luchar contra la inseguridad; mejorar la institucionalidad para asegurar la meritocracia en la gestión pública y contar con un Estado que provea servicios públicos de calidad; construir un sistema de justicia oportuno y predecible; lograr un sistema de partidos políticos representativo y transparente; y presentar la relevancia de las empresas emergentes en regiones.
La visión y acción compartida deben ser el combustible que impulse el cambio. Confiemos en un Perú que vuelva a ser el destino de nuestras metas y sueños. Construyamos un nuevo horizonte que nos reúna y convoque, renunciando a las diferencias que nos separan; dialoguemos para volver a confiar. Hagámoslo unidos, superando la polarización y la descalificación mutua, con transparencia, con integridad, con perseverancia y valor. El Perú es nuestro hogar, le debemos todo lo que somos y tenemos; es hora de recuperarlo, es nuestra responsabilidad.