El intercambio significativo de ideas y perspectivas verdaderamente diversas se ha marchitado en las últimas décadas. Necesitamos fomentar y promover el pensamiento crítico y el debate constructivo. Nuestra nueva Alianza para una Ciudadanía Responsable (ARC), una coalición internacional de políticos, líderes empresariales, intelectuales y analistas culturales, contribuirá a garantizar que se escuche una gama más amplia de perspectivas en todo el mundo.
Pensemos en la respuesta mundial a la pandemia del COVID-19. Se instauró demasiado pronto una ortodoxia de encierro, presa del pánico, y aquellos cuyas propuestas políticas se desviaron rápidamente fueron tachados de “negacionistas”.
Los inconvenientes obvios de los cierres universales fueron ignorados por aquellos que se esforzaban por obtener crédito por la inmediatez simplista de la respuesta. Así, vimos cómo aumentaba la desigualdad en la distribución de la renta y la riqueza, se generalizaba la pérdida de empleo, disminuía sustancialmente el gasto y se deterioraban las condiciones económicas en general; se producían deterioros graves en la salud mental y el bienestar, se retrasaba y disminuía el acceso a la atención sanitaria y se alcanzaban niveles récord de violencia doméstica. La educación de los niños fue particularmente afectada: el cierre de escuelas privó a los niños, en promedio, de más de siete meses de educación, lo que terminaría costando US$17 billones en ingresos de por vida.
Necesitamos mantener una conversación seria sobre nuestra forma de responder antes de la próxima crisis, para asegurarnos de que el remedio no sea mucho peor que la enfermedad. Pensemos en el tratamiento alarmista del cambio climático. Los activistas y los medios de comunicación exageran el miedo, pero se olvidan de mencionar que la reducción de la pobreza y el aumento de la resiliencia hacen que las catástrofes relacionadas con el clima maten cada vez a menos personas: en el último siglo, las muertes se han reducido un 97%. Las olas de calor acaparan los titulares. Sin embargo, a escala mundial, el frío mata a nueve veces más personas. En la actualidad, el aumento de las temperaturas está provocando 166.000 muertes menos relacionadas con la temperatura anualmente.
El alarmismo y la supresión de verdades realmente incómodas nos están empujando peligrosamente hacia soluciones equivocadas: políticos y expertos abogan por políticas de balance cero que costarán mucho más de US$100 billones, mientras que los beneficios serán una fracción de esa cantidad. Necesitamos un debate honesto sobre costos y beneficios para encontrar las mejores soluciones.
También necesitamos mantener una conversación más madura sobre cómo ayudar mejor a la mitad más pobre del mundo. La ONU promete todo lo imaginable en forma de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Pero prometerlo todo sin establecer prioridades no es un plan en absoluto.
Debemos centrarnos primero en las soluciones más efectivas. Más de 100 economistas y varios premios Nobel que colaboran con el Copenhagen Consensus han identificado las metas más prometedoras y eficaces de los ODS. Podríamos, por ejemplo, eliminar prácticamente la tuberculosis, que sigue matando innecesariamente a más de un millón de personas cada año, por US$6.200 millones más al año. Podríamos invertir US$5.500 millones más en I+D agrícola en los países de bajos ingresos para aumentar el rendimiento de los cultivos, ayudar a los agricultores a producir más y a los consumidores a pagar menos, reduciendo el número de personas hambrientas en más de cien millones al año.
Hay una docena de áreas en las que se podría hacer mucho por relativamente poco dinero. Podríamos impulsar rápida y eficazmente el aprendizaje en las escuelas, salvar la vida de madres y recién nacidos, combatir la malaria, hacer mucho más eficiente la contratación pública, mejorar la nutrición, aumentar la seguridad de la tenencia de la tierra, dinamizar los efectos del comercio, impulsar la migración cualificada y aumentar las tasas de vacunación infantil. Estas 12 políticas sensatas y aplicables podrían salvar más de cuatro millones de vidas al año y generar beneficios económicos por valor de más de un billón de dólares con un desembolso de US$35.000 millones anuales durante los próximos siete años.
El nuevo foro Alianza para una Ciudadanía Responsable (ARC) puede ayudarnos a vislumbrar el futuro de forma positiva. Basta ya de alarmismo. Podemos centrarnos en lo que es verdaderamente importante y alcanzable; iniciar y recompensar un debate global más matizado sobre los problemas que siempre nos acosarán, y mirar con confianza hacia un mundo más abundante, cargado de oportunidades, más sostenible y esperanzador.