Fernando  Bravo Alarcón

La relevancia de los asuntos ambientales para una sociedad se mide no solamente por su presencia en las políticas públicas o por su abordaje académico; se valora también en función de la cobertura mediática que reciben y de cómo se hallan internalizados en la conciencia ciudadana.

En el primer caso, una revisión preliminar de los diarios y canales de televisión peruanos daría la imagen de que dichos temas son cubiertos profusamente, pues aquellos informan, reportean y editorializan con cierta frecuencia en torno de la contaminación, el , las políticas ambientales, la situación de nuestros ecosistemas, los incendios forestales y muchos otros.

El reciente estudio “Cobertura del cambio climático, biodiversidad y economía circular: retos y soluciones para periodistas y otros actores de América Latina y el Caribe”, elaborado por Libélula y la Fundación Konrad Adenauer, a partir de una encuesta aplicada a más de 130 periodistas de 15 países latinoamericanos (además de Estados Unidos y España), arrojó que de las noticias que se publican en los medios abordan el cambio climático. Al mismo tiempo, advirtió que, dado que en la región hay pocos recursos para cubrir esas temáticas, ello podría llevar a una cobertura mediática superficial o sesgada.

Si bien dicho informe no presenta cifras desagregadas por país, quien siga la coyuntura ambiental nacional advertirá que en las últimas dos décadas se han sucedido momentos marcados por lo ambiental que los medios han levantado, como corresponde, desde sus respectivas líneas editoriales: el proyecto gasífero Camisea (2004), el proyecto minero Conga (2011), los embates del (2017), el de Repsol (2022) o el (2023). Estos fueron algunos de los momentos, pero no los únicos, en los que la prensa se interesó por el devenir de los asuntos ambientales en el Perú. Sin ser necesariamente los que más atención recibieron, existió interés mediático en cubrirlos y tratarlos.

Otra conclusión del mencionado estudio afirma que, según el 87% de los periodistas encuestados, desde los medios de comunicación se pueden impulsar políticas públicas enfocadas en el cambio climático, la biodiversidad y la economía circular. Así como ocurre con otras materias que logran ser posicionadas como temas de interés público, los medios son importantes aliados para masificar y llevar los asuntos ambientales a la agenda pública. Un ejemplo reciente es la preocupante disminución del del lago Titicaca y su impacto en el turismo y la economía local, una anomalía que diarios de distinta línea editorial han visibilizado y cubierto. Es muy posible que, sin esta intervención mediática, las autoridades regionales de Puno y del Gobierno Central no se verían, como ahora, urgidas por atender y dar respuesta a esta ya no tan desconcertante situación.

En cuanto al hecho de que los temas climáticos y ambientales necesitan instalarse en la conciencia ciudadana, esa no es una responsabilidad únicamente de los medios, quienes harán su propia evaluación de cómo han venido tocando los eventos, conflictos y procesos relacionados con el binomio naturaleza-sociedad. ¿Habrá alguna forma de verificar este interés del ciudadano? Dada la ausencia de encuestas sistemáticas y específicas sobre la cultura ambiental del país, un dato muy puntual lo proporciona de Ipsos (abril 2023) que, ante la pregunta por los tres principales problemas del Perú, consigna que la destrucción por lluvias, los huaicos, el cambio climático y los desastres se ubican como el noveno problema en importancia (10% de las respuestas). Al menos desde el 2008, las encuestas de Ipsos vienen detectando dicha inquietud entre nuestros conciudadanos.

Más allá de la estadística, en las conversaciones cotidianas las referencias a nociones como calentamiento global, ecología, medio ambiente, ecosistemas y otros afines ya se han instalado en el sentido común. Sin llegar a ser ecologistas natos, se percibe entre la gente cierto interés y preocupación ante el cambiante clima, los fenómenos naturales o la degradación de los ecosistemas por causa de las actividades humanas. Precisamente, el 77% de los periodistas encuestados por el estudio de Libélula y la Fundación Konrad Adenauer están convencidos de que aportar periodísticamente en torno de materias ambientales es algo necesario para lograr que se conviertan en temas fundamentales en la sociedad.

Otro aspecto de necesaria consideración es el uso periodístico de las redes sociales como estrategia de conexión con las audiencias y para llegar a más y novedosos públicos, como jóvenes, millennials o generación Z, para sumarlos a la acción climática responsable y razonada. Siendo las redes sociales entornos en los que circula mucha desinformación, los medios pueden contribuir a aclarar controversias basándose en evidencia científica.

Que el papel de los medios ante los problemas ambientales puede mejorar en cobertura, tratamiento, frecuencia, enfoque, etc., es algo que siempre resulta posible. Lo que se necesita es dar a dichos asuntos una adecuada y oportuna atención. Ahora mismo, muchos medios están informando acerca de las amenazas climáticas que se vienen por El Niño costero y El Niño global, pero no todos los demás actores involucrados muestran celeridad preventiva ni capacidad ejecutiva. Está claro que hay más de uno que no está haciendo a conciencia su trabajo.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Fernando Bravo Alarcón es sociólogo de la PUCP