Un flagelo que no debemos ignorar

Natalia Ferrero

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Depresión y adicción

Nancy Valdez

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“Tener depresión no es una señal de debilidad o un motivo para avergonzarse”.

La es una de las condiciones de más prevalentes y debilitantes en nuestro país y en el mundo. Según la OMS, representa la principal causa de problemas de salud y discapacidad en el mundo. Suele desencadenarse por situaciones traumáticas, experiencias de pérdida o muerte, fracasos, vivencias de maltrato y abuso, problemas económicos, conflictos interpersonales, entre otros.

La persona que la padece presenta una tristeza persistente y pérdida de interés para involucrarse en actividades placenteras y gratificantes; así como pensamientos de carácter negativo y pesimista, de desvalorización personal, una dificultad para afrontar la adversidad, falta de energía, alteraciones en el sueño, apetito y concentración. Lamentablemente, muchas veces se convierte en un problema serio cuando la persona no recibe la ayuda que necesita, lo que conlleva a un empeoramiento de sus síntomas y de su calidad de vida.

El riesgo más importante que se asocia a la depresión es el suicidio, principalmente motivado por esta. Es importante tomar consciencia de que muchas personas podrían estar experimentando depresión y no estar accediendo al tratamiento necesario. La falta de comprensión sobre la depresión o una subestimación de esta pueden ser factores que alejen a una persona de buscar tratamiento. El estigma con respecto a los problemas de salud mental es un factor no menos importante que conduce a sentimientos de vergüenza que alejan a la persona de buscar ayuda. Es importante concientizar a la población de que experimentar depresión no es una señal de debilidad o un motivo para sentirse avergonzados. Se precisa hablar naturalmente de ello y acercarnos a las personas que podrían estarlo padeciendo para ofrecerles la ayuda que necesitan. Así como la personas no suelen definirse a partir de una enfermedad física, las enfermedades mentales tampoco nos definen o son un indicador de debilidad.

Sabemos que la pandemia del COVID-19 ha agravado los problemas de salud mental a nivel mundial. En nuestro país, hubo un incremento del 12% de casos de personas con relación a la etapa prepandemia. Es importante saber que existen tratamientos basados en evidencia para tratarla y que en algunos casos se sugiere combinar la terapia psicológica con el tratamiento farmacológico. Dentro de los tratamientos con apoyo empírico está la psicoterapia cognitivo-conductual.

Los psicólogos clínicos y psiquiatras con formación cognitivo-conductual son los profesionales idóneos para atender con eficacia esta problemática. Con el tratamiento adecuado la persona es capaz de comprender su depresión, identificar aquellos pensamientos de autocrítica y desvalorización que la mantienen y reemplazarlos por pensamientos más realistas. Asimismo, son objetivos importantes retomar las actividades que permitan a la persona volver a experimentar sentimientos de placer y gratificación en su vida, trabajar en su autocuidado, la resolución de problemas o conflictos y el acercamiento a sus relaciones significativas, muchas veces dejadas de lado por la soledad que suele acompañar a esta misma enfermedad.

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