Voto electrónico: avances a paso prudente

Cristhian Jaramillo

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No al voto electrónico

Erick Iriarte

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"El voto electrónico es crucial para incluir a quienes no pueden movilizarse".

El , ya sea presencial o a distancia, es la promesa tecnológica para modernizar las elecciones en el mundo. Rapidez, precisión e inclusión son las palabras claves de esta herramienta, diseñada para resolver las trabas logísticas de los comicios tradicionales. Sin embargo, estas expectativas vienen acompañadas de desafíos que no deben ignorarse.

Entre las mayores ventajas del voto electrónico destaca la inmediatez y precisión en el conteo que ofrece frente a métodos tradicionales. Además, este método abre la puerta a una mayor inclusión, facilitando el voto a personas con discapacidades y ciudadanía en el extranjero. Por si fuera poco, el voto electrónico también promete reducir costos significativos al eliminar la necesidad de imprimir papeletas y reducir personal requerido en el proceso.

Pero no todo es brillo y eficiencia. Los riesgos son tangibles. El temor a la manipulación de los resultados –tanto interna como externa– y la falta de transparencia han encendido alarmas. En varios países, como Alemania y Finlandia, se optó por abandonar estos sistemas después de descubrir vulnerabilidades críticas que comprometían la integridad del voto.

En el Perú, la adopción del voto electrónico ha sido lenta y prudente. Desde los primeros experimentos piloto en los 90 hasta la implementación parcial en las elecciones generales del 2011, el avance ha sido gradual. En las elecciones congresales extraordinarias del 2019, solo el 2,1% de los distritos utilizó urnas electrónicas.

A pesar de las dudas, el Perú no puede quedarse atrás. El voto electrónico es crucial para incluir a quienes no pueden movilizarse. La expansión de esta tecnología debe continuar, pero en distritos controlados y de manera limitada para minimizar riesgos, tal y como ha hecho la ONPE. El voto electrónico es el futuro, pero un futuro que debe avanzar con la prudencia y el rigor necesarios para fortalecer la confianza en nuestra democracia.


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