Esta semana, los presidentes Sebastián Piñera y Martín Vizcarra, junto a sus respectivos ministros de Estado, se reunirán por primera vez en Chile para celebrar el Segundo Gabinete Binacional chileno-peruano, que busca profundizar la integración y la cooperación entre nuestros países. Este es un mecanismo diplomático creado para armonizar la agenda bilateral en función de nuestros intereses comunes y beneficios mutuos. Constituye la instancia binacional que permite coordinar, al más alto nivel político, la ejecución de programas de colaboración y proyectos de desarrollo, así como la implementación de políticas públicas para ofrecer mejores servicios y mayores ventajas a los ciudadanos de ambos países, que deben ser los beneficiarios directos del proceso de integración.
Este diálogo es la respuesta política a la interdependencia generada por la ya creciente red de vínculos e intereses económicos, sociales y culturales entre chilenos y peruanos.
Las temáticas que trataremos son de diversa naturaleza: la seguridad y defensa, asuntos comerciales, sociales y culturales, mineros, energéticos, medioambientales y de desarrollo e integración fronteriza. El plan de acción que será adoptado conjuntamente establecerá las medidas y acciones específicas para lograr las metas concordadas, a fin de atender las demandas de la ciudadanía.
El fortalecimiento de las confianzas recíprocas, el desarrollo de las acciones para consolidar “una cultura para la integración”, que incluya a la sociedad civil, son elementos fundamentales en el contexto de este encuentro que evidencia el progreso cualitativo de la relación bilateral. Expresa la consolidación de un nivel de concertación política que libera el potencial mutuamente enriquecedor de la cooperación e integración vecinal. Responde a una visión de futuro basada en la convicción de que los desafíos comunes demandan actuar juntos para encararlos con eficacia, con más capacidades y en mejores condiciones.
La fortaleza de la visión de futuro común entre chilenos y peruanos descansa en los valores que compartimos: la defensa de la democracia y los derechos humanos y la promoción del desarrollo sostenible e inclusivo y la apertura económica. Esa comunidad de valores fundamentales nos une ante un escenario multilateral, que plantea riesgos serios para la estabilidad de la gobernabilidad democrática y la expansión del libre comercio. Por ello, coincidimos en la obligación irrenunciable de defender la institucionalidad democrática regional de las amenazas del autoritarismo, la corrupción y el crimen transnacional organizado. Para tal efecto, actuamos juntos en la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Grupo de Lima, así como ante la Corte Penal Internacional a fin de impedir las violaciones de derechos humanos. Asimismo consideramos imperativo impulsar la ética y la transparencia en el manejo de la gestión pública, para así afianzar la confianza de la ciudadanía y la legitimidad de la institucionalidad pública. Ya en la Cumbre de las Américas, celebrada en Lima en abril, planteamos más de medio centenar de acciones concretas en ese sentido.
Estamos convencidos de que es necesario fortalecer la integración regional para impulsar el desarrollo sostenible e inclusivo de nuestros países. Por eso persistiremos en promover la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas entre los miembros de la Alianza del Pacífico. Esa es nuestra apuesta estratégica para insertarnos en mejores condiciones a la economía globalizada y para encarar las tendencias proteccionistas.
Nuestra historia ha tenido grandes convergencias y serios desencuentros. Queremos llegar al bicentenario de la independencia del Perú, el año 2021, con una relación estratégica madura, sólida y mutuamente ventajosa. Aspiramos a que la necesaria reflexión sobre el pasado nos estimule para asumir los desafíos de un futuro compartido. Como dijo el gran poeta César Vallejo: “Hay, hermanos, muchísimo que hacer”.
Nota editorial: Este es un artículo publicado en conjunto con el diario “El Mercurio” de Chile.