El discurso inaugural del presidente Pedro Pablo Kuczynski pone énfasis en la satisfacción de las necesidades de los ciudadanos, particularmente respecto a los servicios básicos. Esto es muy positivo y lleva a una renovada reflexión sobre lo que los ciudadanos esperan del sistema de salud.
Por un lado, los ciudadanos queremos que la falta de dinero no sea una barrera de acceso a la atención de salud cuando nos enfermamos. No queremos que nuestra enfermedad o la de nuestros familiares nos empobrezcan porque tenemos que endeudarnos o vender nuestras propiedades para hacer frente a los costos de la atención. Y en esto hemos avanzado en la última década y media. Con base en las encuestas de hogares que realiza el INEI, se observa que la falta de dinero o de un seguro como causa de no poder atenderse ha disminuido significativamente: en el año 2004, uno de cada cuatro peruanos declaraba estas como razones de no poderse atender cuando lo necesitaba. Hoy es uno de cada diez. La perseverancia en la política de aseguramiento universal a través de los sucesivos gobiernos lo ha hecho posible. Avanzar en la articulación entre los aseguradores públicos, principalmente el Seguro Integral de Salud (SIS) y EsSalud, en los años venideros, podrá generar condiciones para su integración hacia el año del bicentenario de la República.
Por otro lado, los ciudadanos queremos tener acceso a servicios que sean eficaces, oportunos y provistos con calidez. Es decir, queremos tener confianza en que la atención que nos brindan las instituciones de salud nos ayudará a recuperarnos cuando nos hemos enfermado.
También queremos acceder a esta atención sin demoras innecesarias y prolongadas y que nos traten con amabilidad y respeto. Según normativa reciente, esto está reconocido en el país como derechos de las personas usuarias de los servicios de salud, pero todavía no todos los ciudadanos los reconocemos como tales ni todos los prestadores de salud los han internalizado. Así, las encuestas de hogares y a usuarios nos dicen que el principal problema que reportamos es la demora en la atención, seguido por la falta de un trato adecuado.
Es por ello que la presencia de la Superintendencia Nacional de Salud (Susalud) debe continuar ampliándose a todo el territorio nacional; profundizando su labor para que los ciudadanos tengamos la información que nos permita ejercer nuestros derechos y para que los seguros y los establecimientos de salud sean supervisados para asegurar el cumplimiento de estándares de atención. Al finalizar el lustro, todo hogar peruano debe saber y poder acudir a Susalud si siente vulnerados sus derechos en salud y esta institución debe estar preparada para responder con prontitud en todo el país.
Los problemas que enfrentamos como usuarios de los servicios tienen que ver principalmente con las brechas de oferta y de gestión. La primera está asociada a que no contamos con suficientes servicios en el territorio nacional, lo que requiere consolidar la ejecución del plan multianual de inversiones establecido conjuntamente entre el Ministerio de Salud y los gobiernos regionales, así como repotenciar este plan para incluir a EsSalud.
La nueva inversión debe priorizar la atención primaria de salud, haciendo que las familias podamos encontrar el servicio que requerimos más cerca de nuestros hogares y lugares de empleo. Los usuarios de los servicios deberíamos ser atendidos en los establecimientos de nuestra red de atención, conformada por prestadores tanto públicos cuanto privados. Para ello, es necesario insistir en el intercambio y compra de servicios, venciendo las resistencias al cambio del statu quo aún vigente.
Con relación a la brecha de gestión, es posible avanzar en la solución de problemas de calidad de los servicios mediante una mejor gerencia de los mismos. Es necesario reconocer que magníficos profesionales clínicos pueden no ser necesariamente los mejores gestores. Retomar la profesionalización de los gerentes y la meritocracia en la designación de los equipos de dirección de hospitales y redes es indispensable.
Finalmente, lo más importante, queremos estar sanos: nosotros, nuestras familias y nuestras comunidades. Para ello, necesitamos que el sistema de salud se oriente no solo a la recuperación de la salud sino a ayudarnos a prevenir las enfermedades y apoyarnos en el desarrollo de hábitos y estilos saludables, asumiendo nuestros deberes en salud: dejar de fumar, hacer ejercicio, alimentarnos de manera saludable, ser amables y respetuosos de los derechos de los demás, entre los más importantes.
Todo esto requiere recursos. Si bien el financiamiento del sector ha ido aumentando a lo largo de la década pasada, lo alcanzado sigue siendo insuficiente. La voluntad expresada por el presidente Kuczynski de avanzar en forma significativa hacia una cobertura universal efectiva de salud deberá venir acompañada por una priorización de los recursos públicos hacia el sector salud y hacia sectores que tienen impactos sustanciales sobre el bienestar, en particular, la universalización del acceso a servicios de calidad de agua y saneamiento.
¡Le deseo los mayores éxitos a la nueva ministra de Salud, doctora Patricia García, en esta ambiciosa e indispensable agenda de salud que todos compartimos!