El grupo parlamentario Acción Popular-Frente Amplio, a iniciativa del congresista Yonhy Lescano, ha propuesto un proyecto de ley que plantea una cuota de género de 30% de mujeres dentro del Consejo de Ministros. La probabilidad de que este proyecto se discuta en el pleno en menos de seis meses es alta, según los asesores del congresista Lescano. El proyecto se discute en dos comisiones (Constitución y Reglamento y Descentralización, Regionalización, Gobiernos Locales y Modernización de la Gestión del Estado), y si se aprueba en solo una de ellas es suficiente para que pase al pleno.
Después de revisar detenidamente el proyecto, se ha encontrado cinco problemas. Primero, el proyecto se basa en que las listas de candidatos al Congreso, a presidentes regionales y a regidores exigen una cuota de género de 30%, a razón de que la Constitución defiende el derecho a la no discriminación por género. Por ello, este busca remediar la falta de implementación de una norma equivalente por parte del Poder Ejecutivo. El proyecto incurre en lo que en economía se llama una falacia de composición; es decir, afirmar que lo cierto para una parte también lo es para el todo. Que haya una cuota de género en puestos de representación política no significa que también la deban tener los puestos técnicos.
Segundo, el análisis costo-beneficio del proyecto sostiene que este no ocasiona ningún gasto al tesoro público, sino que por el contrario conlleva una gran rentabilidad social, ya que dará como resultado mayor sensibilidad y compromiso con la “problemática femenina”. El objetivo del Consejo de Ministros no es sensibilizarse con esta problemática, sino liderar la toma y ejecución de decisiones en aras del desarrollo del país.
Tercero, el proyecto explica que esta es una medida de discriminación positiva porque favorece al género femenino, ya que, históricamente, la composición de los gabinetes ha sido masculina. Aunque se le llame “discriminación positiva”, sigue siendo discriminación; es decir, desigualdad de condiciones, y no lo contrario.
Cuarto, las cuotas de género no arreglan la “problemática femenina”. Aseguran la participación de las mujeres en los campos impuestos, pero en el fondo perpetúan estereotipos. En este caso: que sin cuota no habría ministras mujeres. Frente a esto resalto que hoy, sin necesidad de cuotas, las mujeres cubren más del 30% del Consejo de Ministros. ¿Acaso los peruanos queremos que la sexta ministra sea nombrada porque es mujer? ¿No sería mejor que lo sea porque es la persona más preparada e idónea (sea hombre o mujer) para el cargo?
Quinto, último y primordial, las cuotas no son soluciones, sino limitaciones. Si se impusiera una cuota de género en el Consejo de Ministros, sí garantizaría diversidad, pero no eficiencia. Hoy tenemos seis ministras mujeres, lo cual equivale al 30%, pero estas no fueron escogidas por ser mujeres, sino por estar preparadas para sus cargos. En el Perú contamos, cada vez, con gabinetes de personas con mayor preparación académica y experiencia profesional, tanto hombres como mujeres. Los ministros tienen en sus manos el crecimiento y desarrollo del país. No debemos imponer cuotas para desarrollar el país. Hay muchas variables que analizar al elegir a un ministro: su género no debería ser una.