Gonzalo Carranza

Hace poco más de una semana, quienes vivimos en sentimos un miedo visceral al contemplar en nuestras pantallas la violenta toma del canal TC Televisión de Guayaquil por parte de un grupo de delincuentes fuertemente armados. Muchos vimos estos hechos tan solo minutos después de que ocurrieran, en clips viralizados a través de las redes sociales y servicios como WhatsApp, Instagram, TikTok o X (antes Twitter), y nuestra reacción instintiva fue la de refugiarnos en nuestras casas o donde nos sintiéramos a buen recaudo. Y allí, otra vez, tuvimos un nuevo instinto: volver a esas pantallas que nos habían mostrado el terror y empezar a participar de la conversación digital sobre lo que estaba ocurriendo. ¿De qué hablamos en Ecuador cuando nos invadió el miedo?

Un análisis de casi 100.000 menciones realizadas entre el 8 y el 10 de enero sobre la crisis de seguridad en medios online, foros digitales y la red social X nos confirma que, en efecto, el aumento de la conversación social fue vertiginoso: el martes 9, el día central de la crisis, cuando se dio el secuestro de la televisora y la casi inmediata declaración de “conflicto armado interno” por parte del gobierno de, el volumen de menciones sobre el tema en estos espacios digitales aumentó en 1.100%. Más del 99% de ellas fueron críticas o informativas sobre los hechos de violencia. Los criminales podían aparecer gritando desde la estación de televisión, pero en la conversación digital no tuvieron voz alguna.

Por el contrario, una voz resaltó por su alcance en la conversación mucho más que cualquier otra: la del presidente Daniel Noboa. Aunque era esperable que los mensajes del mandatario tuvieran el protagonismo en unas jornadas marcadas no solo por la violencia, sino por sus decisiones para combatirla, lo que sorprende en el análisis es la magnitud de la distancia frente a otros participantes relevantes de la conversación. Por ejemplo, Noboa tuvo 12 veces mayor alcance que el expresidente Rafael Correa. Esto evidencia el peso que tiene la comunicación digital para el actual mandatario de Ecuador, una tendencia que ya se apreció en la campaña electoral que lo llevó al Palacio de Carondelet y que explicaría, por ejemplo, por qué ha privilegiado en los últimos días lanzar mensajes por redes sociales o brindar entrevistas a partir de las que se producen clips viralizables, en lugar de haber recurrido a la solemnidad poco digital de una cadena nacional.

Dentro de las comunidades identificadas en la conversación, una de ellas atiza la dicotomía entre Noboa y Correa, apoyando las medidas del primero y criticando el crecimiento de la delincuencia durante el gobierno del segundo, a quien sindican como cercano al narcotráfico. Este hallazgo parecía ir a contramano del momento de consenso nacional que se vivió en las primeras horas tras la toma de la televisora y la declaración de conflicto armado interno, horas en las que el propio Correa dio mensajes de respaldo a las decisiones de Noboa. Pero esa armonía se comenzó a resquebrajar la noche del jueves 11, cuando el Gobierno Ecuatoriano anunció un proyecto de ley económica urgente para aumentar el impuesto al valor agregado (IVA) del 12% al 15%, para financiar los gastos de la lucha contra el crimen (además del problemático déficit fiscal que hereda su gestión).

Un último hallazgo es que el concepto de “terrorismo” permeó trasversalmente la conversación, lo que se alinea con la designación por parte del gobierno de 22 grupos de delincuencia organizada como “organizaciones terroristas y actores no estatales beligerantes”. En esta línea, emerge otra comunidad en la conversación, una que, durante los días analizados, reclamaba “mano dura y tolerancia cero”.

Así se desarrolló la conversación digital durante las horas y los días en los que vivimos el miedo en Ecuador de una manera inédita. Con el gradual retorno a la tranquilidad, habrá nuevas conversaciones y oportunidades para el análisis.

Gonzalo Carranza es socio y Director General en Ecuador de LLYC