A FAVOR
- Jaime Delgado / Congresista de la República
- Privilegiar al afiliado
Los sistemas pensionarios deben privilegiar al titular del fondo, no a sus herederos. Las tablas de mortalidad deberían ser consideradas como herramientas para el cálculo de las pensiones, pero ajustándose a la realidad de nuestro país y siempre pensando en el derecho que tiene el afiliado de gozar en vida su fondo de pensión.
Esto ha generado un interesante debate sobre la necesidad de mejorar las alternativas del afiliado para gozar de los beneficios de sus fondos de pensiones. He presentado un proyecto de ley para que el afiliado de la administradora de fondos de pensiones (AFP) pueda optar entre dejar el íntegro de su fondo para el cálculo de su pensión o, de lo contrario, retirar parte de este a la edad de jubilación, dejando solo el monto que le permita gozar de una pensión mínima y cobertura de salud.
Por ejemplo, si el monto para garantizar esa pensión fuera de S/.100 mil y este tuviera acumulado S/.200 mil, podría retirar la diferencia y hacer con ella lo que desease; por ejemplo, invertirlo en un negocio, comprar un inmueble o depositarlo a plazo fijo en una cuenta bancaria o caja municipal. Con este mecanismo, se garantiza una cobertura pensionaria, pero al mismo tiempo se le permite al afiliado mejorar su rentabilidad.
Por otro lado, la iniciativa busca hacer justicia a los miles de afiliados del Sistema Nacional de Pensiones mayores de 65 años que no pudieron acreditar 20 años de aportación. La idea es que se les reconozca una pensión proporcional a sus aportes y, si esto no es posible, que se le devuelva el dinero. En los últimos cuatro años la Oficina de Normalización Previsional (ONP) ha denegado la pensión de jubilación a más de 26 mil afiliados por no haber podido acreditar estos 20 años de aportaciones. En algunos casos podemos estar frente a personas que acreditaron 19 años y 11 meses, pero al no cumplir con esa formalidad se le niega la pensión, pese a todos los aportes que realizaron al sistema. Eso no es justo.
El Estado no le puede decir a un afiliado para ti no hay pensión porque te falta un mes de aportaciones, mientras que al mismo tiempo le otorga a miles de personas en extrema pobreza, en un legítimo acto de solidaridad, una pensión 65, a pesar de que no aportaron jamás un centavo al sistema pensionario.
Este proyecto de ley busca hacer un acto de justicia a miles de trabajadores que han trabajado hasta los 65, 70 y hasta 80 años y que aun así no lograron acreditar los 20 años de aportaciones, ya sea porque no conservaron sus boletas de pago o planillas, o porque las empresas en las que laboraron ya cerraron o quebraron o simplemente porque al llegar a esa edad ya nadie los quiere contratar, faltándoles algunos meses o años de aportación, sin tener ninguna opción de jubilación.
Además, recordemos que muchas de estas personas, dado que tienen pocos ingresos, no recibirían siquiera una pensión mínima si se hubieran pasado a las AFP, como es el caso de 276 jubilados de las AFP que actualmente tienen una pensión que no llega ni a S/.20 mensuales.
EN CONTRA
- Felipe Morris / Presidente de la Asociación Peruana de Empresas de Seguros (Apeseg)
- Contra la propuesta de ley
En el Perú, como en la mayoría de países, los trabajadores están obligados a ahorrar en una AFP o en un sistema público como la ONP, para que cuando se jubilen accedan a una pensión que cubra sus necesidades en la vejez. El congresista Jaime Delgado propone en su proyecto de ley que los afiliados que llegan a los 65 años puedan retirar una parte de sus ahorros, siempre que el saldo les permita adquirir una pensión mínima mensual de S/.415. No he encontrado una justificación para esta propuesta, más allá de dar libertad a los afiliados para decidir el uso de dichos fondos, asumiendo equivocadamente que una pensión de poco más de S/.400 les será suficiente para su vejez, sin ser una carga para sus familiares o el Estado (nosotros) y que tendrán la capacidad de hacer buen uso de esos excedentes.
Los afiliados podrían percibir favorablemente la propuesta, porque les otorga más libertad, pero cuando se analiza sus implicancias, se aprecia el sinsentido de permitirles retirar parte de su ahorro para quedarse con una magra pensión mínima luego de haberlos obligado a cotizar durante toda su vida laboral para obtener una buena pensión. El propósito de dicho ahorro es proveer para una vejez digna, no juntar dinero que se puede utilizar libremente a los 65 años para invertirlo con resultados inciertos o gastárselo. Solo se justificaría flexibilizar condiciones para los pocos afiliados que, aun retirando cierta cantidad de fondos, puedan recibir una pensión definida con criterios técnicos, que les permita cubrir sus necesidades cómodamente y cierto porcentaje de su ingreso reciente.
Los jubilados peruanos todavía reciben en promedio pensiones bajas: S/.979 en el sistema privado y S/.669 en el sistema público, pero muy por encima de los S/.415 que el proyecto considera “suficiente”. Las pensiones del sistema privado aumentarán a medida que pase el tiempo y los afiliados se retiren con más años de aportación (el sistema peruano es aún joven). Esto no ocurriría si se aprueba el proyecto, que para efectos prácticos condenaría a muchos pensionados a vivir una vejez en pobreza.
La propuesta tiene otros efectos nocivos, como reducir los ingresos a Essalud, que cobra un 4% de las pensiones de jubilación por proveer un seguro médico a los pensionados, y disminuir los fondos disponibles para inversión, pues, en vez de que el dinero continúe siendo invertido por las AFP o empresas de seguros a largo plazo, este iría principalmente a financiar consumo.
Necesitamos ahorrar más para la vejez, no menos; y debemos asegurarnos de que dicho ahorro se utilice para el propósito original: obtener una buena pensión. Hay espacio para ajustes, pero estos deben concentrarse en aumentar el número de personas con acceso a una pensión, incentivar el ahorro voluntario para fines previsionales y aumentar las alternativas de pensión (incluido flexibilizar las opciones para personas con fondos altos); y no en socavar el sistema privado y la calidad de vida de los futuros jubilados. Es paradójico que Thomas Sargent, premio Nobel de Economía, en su reciente visita al Perú alabara nuestro sistema de pensiones, y nosotros estemos perdiendo el tiempo discutiendo propuestas que lo debilitan, en vez de reformas que lo fortalezcan, basadas en un sólido análisis técnico.